2009

Las imágenes de un año (III)

Publicado el jueves, 31 de diciembre de 2009

Acaba el año y yo con estos pelos. Un año que, sin grandes buenas noticias, será recordado por las pérdidas que en él hubo, como casi siempre. Y aquí es donde Michael Jackson traspasó la frágil barrera entre el artista y el mito. Y se le valoró más que nunca. Y la red hirvió con montones de homenajes y, como no, teorías conspiratorias. Los grandes son así y, Gabriel Bouys, supo captar y enviar a todo el mundo un instante que ya forma parte de la memoria colectiva de todos nosotros.

Las imágenes de un año (II)

Publicado el miércoles, 30 de diciembre de 2009

Seguimos con la guerra de Afganistán, camino de convertirse en uno de los grandes problemas de Obama, precisamente. Y es que lo que parecía un paseo en comparación con Irak, va camino de convertirse en el nuevo Vietnam de los EE UU. La estrategia bélica de Obama pasa por sacar las tropas y pacificar la zona, algo harto difícil si no se actúa directamente en las raíces del problema: las enormes desigualdades entre los países. David Guttenfelder nos acerca esta imagen que, si no fuera por la desgracia que supone una contienda, hasta tendría cierta gracia. O ironía, dicho sea de paso.

Las imágenes de un año (I)

Publicado el martes, 29 de diciembre de 2009

Aunque de forma efectiva ya lo he hecho, voy a justificarme moralmente: dejo el blog en modo automático unos cuantos días. Esto quiere decir que, durante esta semana (y mientras acabo de planificar unos cuantos asuntos, voy y vuelvo a Valencia, cambio de año y todas estas cosas), el blog publicará unas cuantas reflexiones que se excusan en otras tantas imágenes. Un resumen, pero no de esos rancios que nos ponen en la tele estos días; a la vuelta, más y puede que mejor.


He escogido esta imagen porque simboliza todo lo que deseábamos los que, de una manera u otra, entendimos que el mundo sería un sitio mejor sin Bush, con Obama. Cuando se produjo aquel cambio en enero de 2009, más de uno pensábamos que las cosas iban a cambiar, se cerraría el chiringuito represor de Guantánamo y la política internacional, por fin, cerraría muchas de las heridas abiertas en estos últimos ocho años de gobierno republicano. Pero, desgraciadamente, casi todo sigue igual. Brennan Linsley ha sabido captar la esencia de la esperanza en el cambio.

A guanyar diners...(y 2)

Publicado el lunes, 28 de diciembre de 2009


De vuelta a la rutina me encuentro con que Joan Monleón ha muerto. Si no fuera porque llevaba ya varias semanas leyendo que estaba ingresado en el hospital y en una situación de deterioro bastante avanzado, hubiera pensado que era la típica broma de tal día como hoy. Hubiera tenido algo de mal gusto, pero aún así resultaba tan creíble como la de una que yo me sé que decía que se marchaba a estudiar a Canadá.


Pero no nos desviemos del tema. Monleón era una de las personas que más admiraba del mundo de la televisión y, tiempo atrás, ya le dedicaba una de las primeras entradas de este blog. Aquella vez decía algo así como esto:
Y, sinceramente, si ya lo respetaba por hacer reir a toda la generación de iaies valencianes, ahora mucho más. Mucho más porque él sabía el tipo de programa que hacía en aquel mítico Show de Monleón. Parecía casposo y de fiesta fallera, pero nada más lejos de la realidad: la clotxina, la paella rusa, el conill y el garrafó eran, en cierta manera, como los valencianos. Nos gusta lo chavacano, el humor rancio, sus pajaritas disparatadas, sus "5.000 pessetes" y aquellas mamachico valencianas, con vidrioles a cuestas. Me gusta, y de ahí mi respeto, porque supo captar la esencia de las comarcas valencianas, de las miles de Amparins que hay sueltas y porque mi abuela (que por supuesto se llama Amparín), fue junto a sus amigas a ver a Monleón.
Después de aquella entrada seguí descubriendo el gran apoyo que prestó al mundo de la cultura, especialmente a la cultura popular. Se metió a actor, a showman y a todo aquello que supusiera diversión. Porque él, junto a Els Pavesos, montó un grupo de música entre aficionados de su falla y comenzó a actuar. Con el tiempo, recopiló todas aquellas canciones de tradición oral que tan bien acaban por definirnos. Lo llamó El pardal de Sant Joan i la bolseria [1976], con prólogo de Joan Fuster y, todavía hoy, más de uno le estamos agradecidos (en Youtube se pueden encontrar todas las canciones). Pero las cosas son así y Monle ha dejado este olvido institucional para ser eterno, un referente de la cultural popular valenciana. Aunque siempre nos quedarán sus "a guanyar diners".

Las coincidencias planificadas

Publicado el miércoles, 23 de diciembre de 2009

Mañana emprendo un viaje (el enésimo en lo que va de año) a Valencia. Habré cruzado la meseta en dos cómodos plazos a bordo de sendos Airbus 321. Habré chafado tres territorios internacionales en distintas latitudes y longitudes. Habré pasado de conocido a poco conocido y a muy conocido. Y habré cogido dous voos, dos vuelos y dos vols. Habré, habré, habré...


Facturaré con destino a las Antípodas todos los enfados de estos días, las ausencias, los ratos de soledad y los momentos de bajón (que haberlos...). Pero embarcaré en equipaje de mano todos mis mejores deseos, mi mejor versión y un par de centímetros más (metafóricamente, por supuesto).

Y, si Santiago Renard quiere, mañana a estas horas me dispondré a comer a dos manos. Y si las alertas multicolores quieren. Y si Iberia quiere. Y si todo ese eje de coincidencias planificadas se alinea. Pero si algo falla y me quedo tirado en Madrid, cojo turrón para compartir en la inmensidad de la T4. Porque una Nochebuena sin turrón...¡es muy dura!

En imagen, algunos de los regalos que tengo que meter, todavía a estas horas, en la maleta. Y, como no podía ser de otra manera, un par de pastillas de turrón, que los enlaces son muy traicioneros...Por cierto, hay bolsas de tiendas en las que no he comprado nada, no voy a dar tantas pistas, ¿no creéis?

Cómprame, he dicho, ¡cómprame!

Publicado el sábado, 19 de diciembre de 2009

Me gusta la Navidad, porque está todo tan revestido de purpurina y serpentinas que te olvidas de algunas miserias. De hecho, a mí me gusta tanto la Navidad que trato de celebrarla todo el año (y he aquí la explicación a por qué nunca me enfado de verdad, porque si me parase a ver las miserias de mi vida, tendría para escribir tres libros y dejarme caer un par de veces por un programa de famosos). "¿Te podrás quejar?", dirán algunos; pues sí, como todos, aunque siempre habrá mucha más gente en peores situaciones. Y de ahí que intente vivir en el lado positivo, que todo es demasiado complicado como para vivir amargado.


El caso es que me encanta la Navidad porque todo el mundo intenta comprarte vilmente: se saldan cuentas morales, se reciben regalos de postureo y se trata de parecer más magnánimo de lo que se es. Tal es así que este año no me correspondía caja en el trabajo, una lástima. Pero afortunadamente cuento con algunos compañeros especialmente sensibles que, de sus propias cajas, ¡han conseguido completar una! Las palabras textuales fueron: "para nosotros eres tan de Caixanova como el que más, aquí tienes tu cesta". De verdad que éste ha sido uno de los mejores gestos que han tenido hacia mí desde que llegué aquí.

Estoy en contacto casi todos los meses con una chica portuguesa que se llama Dayana, encargada de comunicación de Cálem, una bodega portuguesa integrada en un holding de Caixanova. Hemos trabajado en algunos proyectos juntos y siempre me ha facilitado hasta la última coma de la información que le he pedido. Aún así, me ha enviado un estuche con un maravilloso vino de Porto de 1980. Ahora ya sólo estoy esperando una buena excusa para celebrarlo.

Por si fuera poco, la otra mañana se acercó por el departamento un artista local. Tuvo el detalle de regalarnos a todos los compañeros, sin hacer distinción de categoría, un bonito grabado numerado de su última colección. ¿Precio? Suficiente como para pagarme unos cuantos caprichos. ¿Valor? Incalculable que haya personas que te traten tan bien por escribir una nota de prensa, echarle una mano en un momento complicado o brindarle una sonrisa.

Me entero también que han sobornado a Toni con un Ipod Nano, gentileza de la Diputación de Alicante. Y, bien, aunque tiene su gracia el regalito de Ripoll, yo me sigo quedando con mi grabado. Con suerte algún día podré enmarcarlo y colgarlo de las paredes de un piso con un gusto estético más elevado. Y sonreiré pensando que, entre toda la ola de cinismo que envuelve esto de los regalos navideños, siempre hay pequeñas excepciones.

En imagen, un rincón que utilizo bien poco de mi casa, la mesa grande. Sobre ella, dos regalos que también esperan otros tiempos.

Cuestiones de Alicante

Publicado el miércoles, 16 de diciembre de 2009

Cuestión número 1: llega a mis oídos (que también tiene delito que no me entere por mis lectores alicantinos) que Zaplana reaparece mañana. Sí, sí, el Zaplana que trabaja en Telefónica, que fue President de la Generalitat y ministro de turno. O, dicho de otra manera, el hombre con el bronceado eterno, el jefe del Consell con mejor percha de la historia o el representante de los valencianos que nunca consiguió hablar en valenciano. La excusa es la presentación de un libro de Francisco Sánchez, Domingos de un infractor, en el Auditorio de la CAM en Alicante. Y claro, al buen hombre le preguntarán por muchas cosas: que si fusión CAM-Bancaja, que si Gurtel, que si Camps...blablabla. Por favor, ¿hay alguien conocido que lo vaya a cubrir y me pueda pedir un autógrafo? [Aclaro que todo esto es ironía].


Cuestión número 2: paso por El Corte Inglés a franquear unas cartas, porque desde que he descubierto que tienen una estafeta de Correos con un horario compatible con el mío, soy feliz. De paso, me pongo a mirar posibles regalos y...¡pero qué es esto! Me encuentro con el libro que ilustra la entrada: Cocina tradicional alicantina. Creo que jamás había visto una portada tan llena de estereotipos. Creo que sólo falta una foguera al fondo, una Dama d'Elx y el propio Zaplana. Desde luego, ¡cuánto daño ha hecho el regionalismo rancio!

Cuestión número 3: el otro día en plena cena de departamento me suelta mi jefe "a ver, que por Alicante no sabéis de marisco, que te tengo que explicar todo". De repente me salió una vena un poquitín arrabalera y no pude más que decir: "sí, yo no distingo una cangrejo de una nécora y, si me tapas los ojos, todo el marisco me sabe a palito de cangrejo; pero de ahí a decirme que soy de Alicante...". Yo he descubierto que mi irrita casi tanto que me digan que soy de Alicante como de Aldaia (vale, aclararé esta broma, bajo riesgo de que sólo la entienda un 10% de lectores: en Valencia vivía en un pueblo llamado Alaquàs, vecino de otro conocido como Aldaia; ambos comparten calles con mobiliario urbano diferente e, históricamente, los niños de uno y otro municipio jugaban a tirarse piedras...muy cívicos). Lo malo es que he mostrado una debilidad recurrente para el futuro.

La nave de Yupi en Vigo

Publicado el lunes, 14 de diciembre de 2009

Antes que llegue la Navidad (no, no es una película de Bardem), voy a ser un poquitín cabroncete. Bueno, o realista. Muy pocas veces se me atraviesa algo pero, cuando eso ocurre, no es fácil que se me olvide.


Hace un par de meses inauguraron la nueva sede del Colegio de Arquitectos de Vigo. Muy bonito el acto, con Feijóo y todo (que no se pierde un sarao ni de broma). Dicen que la plaza en la que se ubica el nuevo edificio antes era un entorno bastante desagradable de Vigo, que hasta daba miedo pasar. Ahora -insisten los defensores- parece que se ha ganado en amplitud, luz y modernidad.

Pero, ¡ja! Me río yo de la amplitud, de la luz y de la modernidad. Me río de los edificios que son feos de narices, que no tienen ningún gusto estético o que le pegan una puñalada traicionera a los entornos sobrios. Porque yo soy partidario de que las cosas pretenciosas, cargadas de supuesto estilo se vayan a ese gran sitio llamado BCN @22. Pero los experimentos pseudo modernillos, mejor lejos de entornos protegidos, especialmente si hay edificios regios alrededor. Y no soy el único, dicho sea de paso.

En imagen, el Colegio de Arquitectos de Vigo. Imágenes como ésta me hacen pensar que Vigo tiene un aeropuerto limitado, pero las lanzaderas de naves espaciales están a la orden del día. Cuestión de gustos, supongo. A estas alturas, hasta Calatrava empieza a caerme simpático...

Historia de una ida y una vuelta (y II)

Publicado el jueves, 10 de diciembre de 2009

Valencia-Castellón-A Coruña; Valencia-Santiago-A Coruña; Valencia-Madrid-Santiago-A Coruña; Valencia-Castellón-Barcelona-A Coruña o Valencia-Barcelona-Santiago-A Coruña. En coche o avión, con pequeños tramos en tren o bus. Todas iguales, pero muy distintas. Así son las líneas que me he dedicado a marcar desde que aquel mes de agosto de 2007 puse una pancarta de meta en Galicia. Pero la vuelta de este último viaje fue un poco diferente: Valencia-Madrid-Vigo en tren, unas trece horas de odisea. Y es que, ¿quién dijo que tengo prisa?

  • Cuando sales y sabes que te esperan 13 horas de viaje, lo primero que tratas es de planificar el viaje: de Valencia a Albacete, leo un rato; de Albacete a Alcázar de San Juan, tomo algo y de Alcázar de San Juan a Madrid, vuelvo a leer. En Chamartín doy una vuelta, me empapo de espíritu ferroviario y me planto en el tren media hora antes de salir. Y vuelta a empezar con las siguientes siete horas. Por alguna razón, a la altura de Algemesí ya no sabes cómo colocarte en el asiento y, antes de llegar a La Encina, te has quitado y puesto tantas veces la sudadera que te preguntas si alguien juega con el termostato. En efecto, en Albacete tomas algo mientras piensas qué narices haces en este tren y maquinas tantas cosas...
  • No conocía las ventajas de la Sala Club de Renfe...gracias a la tarifa web, he podido disfrutarlas y no sé si volveré a acostumbrarme a mi habitual clase turista.
  • Por favor, por favor, por favor...¡que llegue ya la alta velocidad! No quiero volver a hacer este trayecto, excepto que tarde menos de 6 horas de puerta a puerta. Ahora empiezo a ver con más cariño el TAV Valencia-Madrid (un primer paso para el Valencia-Vigo). Por cierto, es una experiencia interesante entrar en un túnel y pasar 9 minutos y 40 segundos (o cerca de 29 kilómetros) sin ver la luz. Desde luego, es como ir del abaixador de La Pobla a Facultats en menos de 10 minutos y sin ver la luz.
  • Un enchufe y un Ipod cargado con una temporada de Friends son muy peligrosos. Así pasa que te acabas liando y te acabas viendo 16 capítulos del tirón. Creo que cierro los ojos y recuerdo todos y cada uno de los I'll be there for you.
  • Cuando viajas un poco avisado de lo que te vas a encontrar, descubres que no hay nada como el tren. Y cuando te encuentras por el camino cosas como el viaducto de Martín Gil, ya ni te cuento. Esta obra espectacular salva el embalse del Ricobayo del río Esla, cerca de Zamora. Empezó a construirse antes de la Guerra Civil y, cuentan los lugareños, que lo inauguró Franco (por aquello de que está cerca de un pantano), motivo por el cual se construyó expresamente un apeadero de perfil alto (no sé si me explico) sin uso comercial. Los vecinos acabaron por reivindicar que el apeadero de Franco fuera una parada (por aquello de bajar al río a darse un chapuzón). Al final, el río bajó demasiado, las gentes emigraron o acabaron por descubrir los beneficios de las piscinas municipales y Renfe eliminó la parada. Unos cascotes guardan una bonita anécdota.
  • Y esto mismo te lleva a actuar de dos maneras: nunca debes confiar en que la cobertura te va a acompañar por lugares en los que la civilización no crece y, cuando estás cerca de Portugal, apaga el móvil, bajo riesgo de que Movistar decida que ahora la cobertura la facilita una compañía lusa.
  • Por cierto, ya puedo decir que he visitado Segovia, Medina del Campo, Zamora, Puebla de Sanabria y Ourense. La verdad, lugares muy bonitos e interesantes para mis 30 segundos de estancia en cada localidad. Así da gusto conocer lugares.
Kilómetros a un lado, no hay nada como llegar a casa, soltar la bolsa y decir: "tengo tanto que contar". Y poder contarlo.

En imagen, un campo a la salida de Medina del Campo, localidad en la que el Grupo Siro fabrica galletas y Grefusa snacks a Mercadona y, 50 años atrás, mi abuelo desde el hospital estuvo a punto de punto de evitar esta entrada y este blog. Los más finos podrán ver en la imagen que no todo el campo es orégano, ni todas las tierras dan sus frutos.

Historia de una ida y una vuelta (I)

Publicado el miércoles, 9 de diciembre de 2009

Unos seis meses después he vuelto a Valencia (un corto puente, pero menos da una piedra). Y, como siempre, todo es igual y todo es distinto. Y el viaje de ida no iba a ser una excepción:

  • Renfe está estrenando unos nuevos trenes con megafonía trilingüe. Es una coña escuchar el nombre de aldeas con apeaderos, como Osebe o A Escravitude, en inglés: "Train destination A Coruña, next station A Escravitude". Eso por no contar que, como tiene mucho que decir, empieza a anunciar la parada de Santiago en Vilagarcía casi (chiste autóctono).
  • El dichoso Plan E también llegó a Santiago y, ahora, la parada de bus ya no está donde hace seis meses. Creo que he tenido mi primera discusión en gallego con el conductor. Pero me llevo dos lecciones: si donde antes estaba la marquesina ahora hay un inmenso agujero, algo falla y debo aprender a callarme; y necesito ampliar mi repertorio de expresiones de indignación en gallego.
  • Los de Ryanair están empezando a tener buen corazón: retraso de 20 minutos antes de salir de Santiago y uno de los azafatos se para a traerle un cinturón a una niña, para su osito de peluche; otrora, le obligan a meter el osito en la jaula esa, se lo hacen facturar y le cobran un suplemento de 40€. Por cierto, aquellas azafatas rubias albinas y azafatos pelirrojos y pecosos, con nombres impronunciables, pasaron a la historia. También suplantaron la vieja locución de seguridad de Ryanair en castellano; desgraciadamente la nueva sigue diciendo "en presecución".
  • No sé cuántos vuelos después, por fin despego de Galicia en pleno diluvio universal. Un espectáculo escuchar a la gente cada vez que pasábamos por turbulencias (por llamarlo de alguna manera). Mientras, bien aparcadito cerca de la cabecera de la pista, el nuevo jet privado de Amancio.
  • Ya en Madrid, lo mismo de siempre: mucho más frío y todo más grande. No me gusta nada su skyline, ni eso de ser un punto feo en un páramo. Tal vez por mis reticencias, Madrid se vengó de mí con montones de personas con gafas de sol, mientras yo aguantaba mi paraguas. Y las mías guardadas desde octubre en un cajón, cuán injusta es la vida.
  • Barajas, esa joya de la ingeniería española con cuatro pistas y con una capacidad de 100 operaciones a la hora, parecía el Aeropuerto de Reus. ¿La razón? Muy sencillo, el rádar de superficie de Barajas estaba estropeado (qué casualidad que todo se estropee en fechas señaladas o cuando se está negociando el nuevo convenio colectivo) y todas las operaciones se realizaban manualmente. Resultado, 15 minutitos de regalo a la llegada a Valencia.
Pero pese a todo...llegué. Aunque también volví, pero de eso no me toca hablar todavía.

En imagen, unos afortunados salen en el vuelo directo Santiago-Valencia de Air Nostrum. Otros, por 500€ menos, vamos con Ryanair por Madrid y llegamos tres horas después...

Mi nueva vida en el barrio Salamanca

Publicado el miércoles, 2 de diciembre de 2009

No le quería fastidiar la sorpresa al alcalde de Vigo, Abel Caballero, que esta mañana se ha paseado por la ciudad con Manuel Chaves, vicepresidente tercero y ministro de política territorial. Porque si por mí hubiera sido, os hubiera contado ya la semana pasada que mi vida ya no transcurre en Kosovo. Se acabaron las malditas obras del Plan E. Obras que, por cierto, ¡han tardado tres meses en acabar! Por fin puedo limpiar las ventanas y persianas sin miedo a que se llenen de tierra, salir a la calle sin pedirle al operario que apague la radial o jugarme la vida en pasos de cebra imaginarios con firmes irregulares. Esas pequeñas minucias que te transportan de vuelta a la civilización. Y que hacen al alcalde y los vecinos decir que "parece el barrio Salamanca de Madrid".


Os dejo a vosotros mismos que comprobéis, a través de Google Street View, cómo eran las cosas antes y, gracias a las diapositivas, cómo han evolucionado y acabado estas obras de humanización. El resultado de revestir todo con granito de Porriño, eliminar un carril a cambio de más aparcamiento y aceras más anchas y nuevo mobiliario urbano es espectacular. Y, sí, la respuesta a la pregunta latente es "no, no estoy enfermo, sólo soy una persona muy constante, metódica y, a veces, con mucho tiempo libre".

Los viejos clásicos nunca mueren

Publicado el domingo, 29 de noviembre de 2009

Decía Miguel Ríos, en la que será su frase lapidaria, que los viejos rockeros nunca mueren. Toda la razón tiene el buen hombre. Pero podría haber sido mucho más ambicioso en su enunciado, porque los viejos clásicos tampoco mueren nunca.


Y esta nueva lección moral de mi blog no es gratuita, lo prometo. Viene a cuento de un par de asuntos que tengo en mente últimamente. El primero es que llevo algunas semanas viendo la serie cómica entre las series: Friends. Aunque pueda parecer mentira, hasta ahora nunca me había parado a seguirla. Pero gracias al streaming y a una deuda moral, ya voy por la séptima temporada. Estoy en un punto en el que me he conseguido convencer de que nunca va a existir otra serie como ésta (que dure 20 minutos y en un tono de comedia). Y pese a esas conversaciones noventeras y esas vestimentas totalmente ochenteras, ¡los viejos clásicos nunca mueren!

Otro asunto que tengo entre manos desde hace algunas semanas es el de escuchar música. Y me ha dado por recuperar aquellos discos que tenía olvidados: un buen momento para mirar a U2, Travis y Coldplay. Pero me he fijado especialmente en el disco Parachutes, del último grupo. Como imagino que sabréis, fue su album debut y siempre lo tuve como el más flojo. Además, lo recordaba como un disco desordenado, sin un mensaje claro, en la búsqueda de un estilo propio. Y casi lloro al recordar canciones como la sencillamente optimista Don't panic, la declarativa y enamoradiza Yellow, la indescifrable y triste Trouble o la frustrantemente sentimental Shiver. Porque, ¡los viejos clásicos nunca mueren!

No contentos con esta mirada de una década atrás, vuelvo un poco más atrás de la mano de esta noticia. Y es que Spandau Ballet anuncia que vuelve, con una gira y un viejo-nuevo disco. Y con viejos-grandes clásicos como True o Gold, para momentos tan antagónicamente compartidos y solitarios. Youtube, mientras, nos regala esos videoclips sobrecargados de humo, con voces metálicas y hombreras en franca recuperación. Y sólo queda decir que ¡los viejos clásicos nunca mueren!

En imagen, Tentáculo Púrpura o algo parecido gracias al origami. Para aquellos que no lo recuerden, tal vez necesiten echarle un vistazo a uno de los primeros juegos de masas, Maniac Mansion.

A un siglo de cultura

Publicado el jueves, 26 de noviembre de 2009

Ya se me escapó una vez que en Vigo tenemos un cierto aprecio a la cultura. Tampoco es que sea una locura, pero sí una predisposición a recibir a grandes del teatro, la música, el cine y, por supuesto, la pintura.


En esta línea, Caixanova -si los politiqueos quieren- está preparando para 2010 una retrospectiva de uno de los grandes autores de Galicia del último siglo, Luis Seoane. Y bien, aunque ya sé que nació en Argentina de padres gallegos, de pequeño emigró a Galicia y defendió durante muchos años la buena imagen de esta tierra por Sudamérica.

Dicen que es, también, uno de los más polifacéticos del siglo XX. Y que sus cuadros recuerdan al expresionismo de los 30 en Centroeuropa. Incluso el lienzo que ilustra esta entrada guarda una bonita historia: Seoane lo pintó para ser subastado y pagar así la multa que las autoridades franquistas le habían impuesto a un cura por unos comentarios contrarios al régimen. La colecta fue tan bien que se pudo pagar la multa y conservar el cuadro durante muchos como la imagen de la iglesia durante unos años, por petición de sus feligreses (y tan sólo acabó en la Colección Caixanova porque necesitaban acometer unas reformas). También fue un erudito de las letras: anduvo detrás de todos los géneros y estilos. Además, se dedicó a colaborar en cualquier tipo de publicación que cruzara el umbral de la puerta.

Y es por eso que, aprovechando el siglo de su nacimiento, una iniciativa permitirá recordarlo. Y, a mí, empaparme. Tendréis más noticias, desafortunadamente para muchos de vosotros, en cuanto aterrice la muestra en la ciudad. Serán días intensos de trabajo.

En imagen, el Cristo obrero crucificado de Luis Seonae. Imágenes como ésta no hacen justicia a la realidad...

Coincidencias de papel

Publicado el martes, 24 de noviembre de 2009

Un día, hace ya muchos años, hablando con Toni (Aldaia) surgió una de aquellas coincidencias mágicas. Casi por casualidad, había acabado en mis manos un libro muy finito con un título poco sugerente para mis 16 años: Es mor una vida, es trenca un amor* de Joan Pla. El caso es que recuerdo perfectamente el momento en que, tiempo después, los dos nos dimos cuenta que habíamos leído el mismo libro (algo sorprendente, pero no demasiado extraño, porque en aquella época éramos unos lectores empedernidos). La historia se volvió a repetir años después con mucha más gente de la que hubiera imaginado.

Y es un poco extraño, porque no fue un gran éxito comercial, teniendo en cuenta que sólo se pudo leer en valenciano. Pero atrae porque el libro cuenta la historia de amor de dos jóvenes, con la particularidad de que el narrador alterna entre los personajes según cada capítulo. Lo cierto es que Joan Pla acabó por convertirse en uno de los pocos autores actuales que escribe novela juvenil en esta lengua, aunque esta obra era su primer trabajo. Y parece que tuvo cierto éxito. Incluso un día alguien me dijo que se editó una segunda parte (Només la mar ens parlarà d'amor**).

Todo esto me vuelve a la memoria porque el libro transcurre parcialmente en Galicia. En mi adolescencia, todo esto de Galicia me quedaba lejos y me costaba imaginármela. A duras penas, con el libro, esbozaba un paisaje verte: el truco era visualizar algo que conociera y poner más plantas. Rudimentario pero eficaz.

Caprichos del destino, ahora ya no tengo que imaginarme el paisaje, porque todos los días cuento con la oportunidad. Y no he resistido la curiosidad de buscar el nombre exacto de los lugares por los que transita la historia: ¡A Coruña, Vigo y Canido! Y, más caprichos del destino, he estado en los tres: en A Coruña durante nueve meses, en Vigo continúo y en Canido, por ser una de las playas cercanas a Vigo. Al final uno acaba pensando que tantas casualidades tendrán alguna explicación...o ninguna.

En imagen, la playa de Canido un día de este verano, cogida de esta página web. Imágenes como ésta me recuerdan aquello de la relatividad del tiempo, pero también de los conocimientos.

*Se muere una vida, se rompe un amor.
** Sólo el mar nos hablará de amor.

Malo será

Publicado el domingo, 22 de noviembre de 2009


Gadis, o mejor dicho la agencia de publicidad BAP & Conde, lo ha vuelto a hacer: otro señor anuncio. De ésos en los que la gente se siente identificada. De ésos en los que nadie cambia de canal. De ésos que aparecen en blogs como éste. La fórmula es sencilla, la misma que los dos años anteriores: los gallegos son gente diferente. Y la excusa de este año es el tema de moda: la crisis. ¿Y quién mejor para hablar de crisis que los gallegos?

No voy a entrar a hablar demasiado del anuncio, porque sino pierde su gracia. Pero sólo diré que, tras una primera parte un tanto sentimental, viene la parte realmente jugosa:
malo será. Pues eso, un "malo será" para los que andan estos días con exámenes a la vista o para los que están preocupados por el trabajo.

Fuimos capaces de hacer la maleta cuando sabíamos que nos alejábamos de nuestra casa por muchos años. Fuimos capaces de viajar donde nadie fuera antes. Luchar sin entender; abrirnos paso en una vida dura y combativa. Fuimos capaces de decir adiós, de ser padre a miles de kilómetros y madre y padre a la vez. Somos capaces de conquistar los mares todos los días y desafiar todas las olas del mar. Somos capaces de madrugar y ser tres personas a la vez. Y sacar una familia adelante y sonreír y gozar. Somos capaces de trabajar y estudiar y ayudar en la casa. Somos capaces de salir adelante como pocos en el mundo. ¿Cómo no vamos a ser capaces de salir adelante en momentos difíciles? ¿Cómo no vamos a ser capaces de inventarnos, de apretar los dientes, de trabajar más y mejor? ¿Y sabéis por qué? Porque tenemos una fórmula secreta.
Tranquila, malo será. Malo será oh. No mujer, malo será. Que sí, que malo será. Malo será. Malo será. Una fórmula con la que predecimos el tiempo: ¿y tú crees que abrirá? Malo será. Y gozamos de la playa: ¿estará buena? Malo será. Con la que aprobamos los exámenes: ¿qué tal el examen? Malo será. Y conocemos gente: esta noche, malo será. Una fórmula con la que encontramos siempre sitio: ya verás hombre, malo será. Y encontramos a nuestros amigos donde sea: no lo vemos ni de broma. Malo será. Y seguimos teniendo fe en los pimientos de Padrón: malo será. Y con la que confiamos siempre en nuestro equipo: ¿salvaremos? Malo será niño. Malo será. Una fórmula que cruzó fronteras: ¿tendremos sitio para dormir en el albergue? Malo será. Y seguirá cruzándolas: este año tendríamos que llenar Nueva York de gaiteiras. Malo será.
Así que cuando tengas dudas, ansias o preocupaciones, ¡utiliza la fórmula secreta! Malo será. Démonos cuenta de lo bien que vivimos, valoremos nuestra forma de vida, ¡vivamos como gallegos! Que malo será...

Perdidos en Vigo

Publicado el viernes, 20 de noviembre de 2009

A él le gustan los accidentes de aviación y, aunque suene cruel, en Vigo precisamente tenemos uno de los más peligrosos de Europa (por encontrarse literalmente entre montañas con un maravilloso microclima). A él le dan cierto repelús los médicos sabelotodo y en Vigo también (por eso, todos parecen en contra del nuevo hospital). A él le tocan bastante la moral los músicos pasados de rosca y en Vigo también (y así se explica que U2 no vaya a tocar el próximo año). A él le gusta creer que tiene una misión divina superior encomendada y a Vigo también (porque es la ciudad, pero no la capital). A él le encanta vivir con un cuchillo entre los dientes, rodeado de peligros y a Vigo también (especialmente si conduces, que tienes que demostrar cierta agresividad).


Pero, sobre todo, a él le gustan las islas teóricamente desiertas y en Vigo tenemos de eso. Y en dos meses, sólo dos meses, empezaremos a descubrir qué más tiene en común John Locke con Vigo.

En imagen, un ejercicio de origami básico que representa al bueno de John Locke, con las Cíes de fondo. Imágenes como ésta nos demuestran que las coincidencias están bastante más cerca que en unos números de la suerte (y también que las tijeras de puntas redondas hicieron demasiado daño a mi generación).

Cuestión de supersticiones

Publicado el miércoles, 18 de noviembre de 2009



Mira que esta entrada me va a costar un disgusto de carácter familiar, pero no tengo más remedio que ponerla. Se trata de la campaña de abono al Celta de Vigo, un histórico equipo que ahora mismo no pasa por su mejor etapa. Supongo que es mi pequeño homenaje a un trabajo bien hecho y a todos aquellos que tenemos supersticiones demasiado absurdas. ¿Las mías? Diremos que de las que salen en el vídeo solamente la de las escaleras. El resto, en próximas entradas. Dejo una pequeña transcripción no completamente literal del texto (digamos que todavía no me he acostumbrado a algunas palabras propias de la ciudad):


Tenemos el extraño tema de querer acercar la suerte a nuestro lado con cada cosa que hacemos. O que ponemos: los calzoncillos de la suerte, los calcetines mágicos. Como si por hacer ciertas cosas una fuerza del más allá se tuviera que poner de nuestro bando. Algunas rozan lo absurdo, como tener que abrir y cerrar la puerta tres veces antes de salir de la casa. O no pisar las rayas al aparcar. Quizá si subo las escaleras de dos en dos, de una en una, de dos en dos y de una en una; o no quito la bufanda en todo el partido, puede que así pase algo bueno. Incluso llego a creer que en mi oreja está la clave del éxito. Estamos tan acostumbrados a sufrir que tan sólo nos hace falta que funcione una sola vez para volver a hacerlo siempre. Puede que sea lo último que nos quede. Pero aunque muchos piensen que lo que hago no sirve de nada, nunca dejaré de ser del Celta.

Mordiendo la manzana correcta

Publicado el lunes, 16 de noviembre de 2009

Allá por el 94 empecé con clases de informática, aunque ya trasteaba con ordenadores desde algunos años antes. Fui un curso, pero recuerdo que llegaba a clase y todas las computadoras eran iguales, excepto una fila que siempre estaba vetada y tenía un par de ordenadores con pantallas verdes y naranjas y otros aparatos con un símbolo bastante colorido. Concretamente una manzana. Macintosh se llamaban. Yo tuve entre mis manos un 286, un 386 y luego un 486. Más tarde llegaron los Pentium y los AMD; con un núcleo, dos o cuatro. Y trasteé en MS-DOS, Windows 3.1, 3.11, NT, 95, 98, 98 SE, Millenium, 2000, XP Home Edition, XP Professional, Server 2003, Vista Home Basic, Vista Home Premium y 7. Y la manzana mordida, siguió ahí.


La manzana siguió dando vueltas por ahí, a veces en ordenadores de la facultad y otras bajo el brazo de un profesor con gafas de pasta. Incluso en el máster apareció un director con un Air y en mi departamento existen dos (por supuesto, lejos de mi alcance). En unas prácticas también estaba y, recuerdo, más de una vez lo vi por el Punt. Y supe que algún día acabaría por tener una manzana. Había gente que, incuso, escuchaba música en una manzana; a veces veía vídeos y fotos.

Hoy, por fin, me toca morder la manzana a mí. No, no tengo un portátil Mac, pero sí un Ipod Touch, que además no me ha costado nada. Y esto promete ser el principio de una bonita amistad... Y también promete hacerme más insoportable todavía. El siguiente eres , no sé cuándo, ni cómo todavía.

En imagen, yo mismo comprobando cómo se ve este blog a través de él. Imágenes como ésta me obligan a escribir entradas más ligeras, que luego es una faena bajar y bajar y bajar...

De petroleros que se olvidan fácilmente

Publicado el sábado, 14 de noviembre de 2009

Ayer se cumplían siete años del hundimiento del Prestige, la mayor catástrofe medioambiental que ha afectado a Galicia en la última década (aunque también tendríamos que considerar los incendios de 2006). El caso es que, recurrentemente, el asunto vuelve a la luz pública cada mes de noviembre, a mediados, y se habla de que casi todo sigue igual. O dicho como una verdadera patada en el estómago: una de las movilizaciones populares más importantes posiblemente de la historia contemporánea de Galicia no ha servido de nada. Ni más, ni menos.


Recuerdo que ahora hace siete años siempre me enteraba de las últimas noticias de la catástrofe del Prestige de la última manera: el informativo nocturno de RNE al salir del instituto, en el coche del padre de Julio. No podía evitar pensar en otras cosas, era una época rara la verdad. Y todo aquello de los hilos de fuel, de las galletas de chapapote y de no sé qué más. Me parecía tan lejos como doloroso.

Pero mira si da vueltas la vida que ahora estoy aquí y todo ha dejado de ser raro. O se ha vuelto más, no sé. Y el que se entretiene viendo petroleros pasar frente a la ría soy yo. Dicen los medios que ahora la mayoría son bicasco e incluso tricasco, pero eso tampoco garantiza nada. Dicen que el sistema de coordinación sigue sin funcionar, no me extraña. Incluso dicen que un temporal como el de este fin de semana daría más de un susto a algún que otro petrolero que se pasea por la zona. Dicen tanto, que sólo se volverá a hablar del tema con seriedad el día que vuelva a pasar algo.

En segundo plano de la imagen, frente a las Cíes un mercante espera para entrar en el Puerto de Vigo, mientras un petrolero cruza la boca de la ría. En primer plano, unos valientes bajan del Faro de las Cíes.

De la globalización y sus pequeñas miserias

Publicado el jueves, 12 de noviembre de 2009

Leo en prensa: El 80% de España ya se puede ver en Google Street View. Y me hace gracia, porque hace cierto tiempo que pillé a la vecina de mis padres descargando la compra del coche. Además, ya había recorrido Londres y alguna que otra gran ciudad a ritmo de flechas.


Pero recuerdo que en A Coruña me crucé un par de veces con el conocido coche. Una de ellas la recuerdo perfectamente; la otra, la tengo en el olvido (creo que no iba sólo, seas quien seas, si te acuerdas, ¡avísame!). Y me da por buscar en Google Street View la calle, selecciono y...¡toma! Desde ahora ya no sólo tengo cuenta en todos los servicios inimaginables de Internet, sino que también estoy en Google Street View. Con la cara difuminada, pero ahí estoy, junto al marido de la prima de mi novia, Diego. Y con mi nórdico de Zara Home recién comprado. Éstas son las cosas que te ponen de buen humor un jueves después de 9 horas y media trabajando...

Este asunto me deja una reflexión: ¿soy el único que está en Google Street View? Y, otra más relevante para mi blog, ¿vais a permitirme que abuse de este servicio a partir de ahora? Sí, por supuesto.

En imagen, Diego y yo con mi nórdico, camino de no sé bien qué menester. Recuerdo que el frío no había llegado e, incluso, hasta el día (por una noticia que hablaba de Castelló). Imágenes como ésta me hacen sonreir al saber que nunca hice nada malo en A Coruña (y mucho menos que atravesara la privacidad de Juan Flórez nº 11.

Estilos musicales desconocidos

Publicado el lunes, 9 de noviembre de 2009

El otro día de vuelta del trabajo pasaba por la puerta de este pub, repleto los sábados por la tarde de preadolescentes que acuden a las sesiones light. Se llama Embassi y recientemente un camión-hormigonera se empotró literalmente en su puerta, media hora después de que yo pasara por ahí.


Un sitio como otro cualquiera, pero con un cartel bastante atractivo en el que mostrar la programación de los próximos días. Y leo: Embassi House, Fluor Party, Embassi House y Fly Party. Vale, las sesiones "Embassi House", está claro que son "lo de siempre". Pero, ¿qué narices es una "Fluor Party"? Porque a mí me recuerda a aquellos enjuagues de flúor de la escuela...Y, lo que es peor, ¿de dónde sale una "Fly Party"? ¿Estoy demasiado desconectado del mundo? Al menos, ¿sonará algo conocido? Y una última duda: ¿por qué todo en inglés? ¿Debería pensar en llamar a este espacio algo así como From Poniente To Levante?

En imagen, el cartel del pub Embassi, patrocinado por Coca-Cola, que para algo es año santo. Imágenes como ésta me sumergen en el maravilloso mundo de la invención de nombres en el mundo de la noche.

Si Amancio lo dice... (II)

Publicado el sábado, 7 de noviembre de 2009

Puntual a su cita de noviembre, ¡bendita sea la Navidad! Y no es que me haya comprado un calendario con varias hojas menos o me haya dejado llevar por los deseos consumistas, sino que hay tradiciones que no se deben mover. Como por ejemplo que, desde que estoy en Galicia, mi Navidad empieza cuando él lo dice. Y desde esta semana, él lo dice. Puede que ya no esté en A Coruña y en cierta manera se diluya el embrujo...pero cuando en conversaciones de café descubres que los abrigos de tus compañeros tienen detrás al gran genio, sientes que todo sigue igual.


En imagen, uno de los escaparates de Zara del centro comercial Gran Vía, en Vigo, el más grande de galicia. Imágenes como ésta me hacen pensar que ya casi estoy comiendo turrones.

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