Las coincidencias planificadas

Publicado el miércoles, 23 de diciembre de 2009

Mañana emprendo un viaje (el enésimo en lo que va de año) a Valencia. Habré cruzado la meseta en dos cómodos plazos a bordo de sendos Airbus 321. Habré chafado tres territorios internacionales en distintas latitudes y longitudes. Habré pasado de conocido a poco conocido y a muy conocido. Y habré cogido dous voos, dos vuelos y dos vols. Habré, habré, habré...


Facturaré con destino a las Antípodas todos los enfados de estos días, las ausencias, los ratos de soledad y los momentos de bajón (que haberlos...). Pero embarcaré en equipaje de mano todos mis mejores deseos, mi mejor versión y un par de centímetros más (metafóricamente, por supuesto).

Y, si Santiago Renard quiere, mañana a estas horas me dispondré a comer a dos manos. Y si las alertas multicolores quieren. Y si Iberia quiere. Y si todo ese eje de coincidencias planificadas se alinea. Pero si algo falla y me quedo tirado en Madrid, cojo turrón para compartir en la inmensidad de la T4. Porque una Nochebuena sin turrón...¡es muy dura!

En imagen, algunos de los regalos que tengo que meter, todavía a estas horas, en la maleta. Y, como no podía ser de otra manera, un par de pastillas de turrón, que los enlaces son muy traicioneros...Por cierto, hay bolsas de tiendas en las que no he comprado nada, no voy a dar tantas pistas, ¿no creéis?

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