abril 2010

Los barcos que entran por los que salen

Publicado el lunes, 26 de abril de 2010

El sábado fue uno de esos días que se recordarán en la historia local, de ésos en los que se dice "yo estuve allí". Un buen número de gallegos se subían a un barco para zarpar del puerto de Vigo, tal y como ya pasaba décadas atrás. Eso sí, con la diferencia de que ahora no cruzan el Atlántico en busca de una mejor vida, sino que se sumergen en un minicrucero de cinco días por Portugal, Marruecos y las Islas Canarias. Y así será cada sábado hasta el próximo mes de septiembre.


La imagen era, cuanto menos, simpática: unas cuantas decenas de personas provistas de banderitas repartidas cuidadosamente por la Autoridad Portuaria, todo el pasaje asomado por la cubierta y un notable retraso de una hora bajo una tenaz lluvia. Ambiente de incomprensible pena y de alegría, mezclado con una extraña nostalgia, teniendo en cuenta que es el primer buque que inicia una ruta y embarca personas en varias décadas en Vigo, con algunas excepciones, lo sé. Muchas cámaras de fotos, casi tantas como curiosos. Una de esas tardes en las que contar que "un día, Vigo tuvo cruceros que comenzaban aquí" o, tal vez, que "el primero de los muchos cruceros que salen de Vigo, zarpó tal día". En mi caso, otra cosa más que contar en mi blog, que no es poco.

Sea como fuere, Vigo se suma a Barcelona y Málaga como ciudad base de cruceros y, de paso, se prepara para acoger hasta un 10% más de visitantes que el año pasado. Estas cifras permiten permiten que la ciudad se consolide como la gran capital crucerista del noroeste peninsular. Y si tenemos en cuenta que esta última semana se han dejado ver por la ciudad el Independence of the seas y el novísimo Queen Victoria, puede que estemos ante un muy buen año de guiris rubios y pecosos, timados en el Mercado de la Piedra, comiendo ostras a dos manos y paseando con chanclas y calcetines blancos por Príncipe. Me gusta...

En imagen, el Gran Voyager de Iberocruceros enfila la boca de la Ría de Vigo posiblemente a toda máquina, unos 28 nudos. En cuestión de minutos virará a babor, dejando un nublado atardecer por las Islas Cíes, mientras pone rumbo a su primera parada, Lisboa.

Los nenos que aprendieron a amarrar (I)

Publicado el sábado, 24 de abril de 2010

Oficialmente ya puedo decir que he vivido más tiempo en Vigo que en A Coruña, al menos de momento. Y este pequeño salto de 150 kilómetros me ha permitido ver cómo coruñeses y vigueses tienen una forma particular de hablar. Algunos de una manera más marcada, otros sólo cuando cruzan el umbral de su casa y, los más, en pequeñas dosis incoloras.


Los coruñeses hablan el llamado koruño (con escrituras varias, por cierto), que no es más que una mezcla del castellano, el gallego y vete tú a saber qué más. Y es así como he ligado a más de un puril burlando en su kel sobre el koruño. Pero claro, no puedes fingir toda la vida, porque acabas dando un rule al chukel sin darte cuenta o te cachas con un atrapao. Normal que luego no puedas decir "nel del panel" y te mares hasta partirte el eje.

A veces sólo necesitar salir a la calle a partir de medianoche para ver como los fulanos, muchos de ellos magutas, van detrás de las pestruchas, la mayoría de las veces fijándose en sus bufas y en su bul, para ver si se las acaban kilando a cachón o, al menos, soltando un chante. Ya se sabe, los litros, las trujas y los grelos tienen sus efectos. Pero si los malossis latan las pasantías, acaba resultando que a cualquier hora hay un abarrote en el parrote del que más te vale achantarte. En ese caso, más vale irse en cero cinco con unas chorvas, coger unas garimbas y buscar jale, que no es cuestión de que nos metan un juma de mil los maderos. ¿Oíste? Es que sí, buah neno.

En imagen, uno de esos monumentos a los que un buen coruñés diría: "buah, neno, buah". Próximamente, Vigo.

De ladrones teenagers ferrolanos y otras historias a su manera

Publicado el martes, 20 de abril de 2010

Esta historia arranca con una recomendación de esas que aceptas demasiado pronto, un día cualquiera. "Es una noticia de Ferrol, seguro que te interesa". Está claro, si es de Ferrol, claro que me interesa. En el fondo, también podría aceptar Ferrolterra como otra más de mis múltiples nacionalidades adquiridas desde que llegué.

Una hoja de periódico cruza rauda por las mesas y llega hasta mí. Contiene una noticia de El Correo Gallego. Y leo un titular que me abofetea con más fiereza que una manada de señoras bailando los politonos en un programa de Telecinco: Ladrones 'teenagers': un menor roba con su pandilla en casa de su novia. Frunzo el ceño, levanto la cabeza pidiendo una explicación y, finalmente, le ofrezco una oportunidad. Leo:
Como en el cine de Chabrol, la flor del mal crecía entre estos adolescentes.
Respiro y vuelvo a repasar. ¿Acabo de encontrarme una referencia al cineasta de la Nouvelle Vague y escritor de Cahiers du cinéma, Claude Chabrol? ¿En una noticia de sucesos? Sigo.
Teenagers, Lolitas y Peterpanes de Ferrol se dejaban llevar por pasiones más monetarias que amorosas, rozando apenas la mayoría de edad. En esta historia de obsesiones sentimentales y materiales, todo empezó con una caja fuerte. Un menor de edad la descubrió en casa de su novia y decidió robarla junto a sus compinches. Pero sólo dos salieron trasquilados: los autores materiales del robo, otra pareja de novietes al estilo Bonnie and Clyde. Terminaron detenidos por robo con fuerza.
Cuando me quiero dar cuenta, no puedo parar, algo me ha enganchado a esa dichosa crónica de sucesos como nunca me había pasado. No sé si me gusta o me horroriza, pero me da completamente igual, no quiero averiguarlo. Porque alguien que puede unir en un mismo párrafo Bonnie and Clyde y teenagers, bien merece un aplauso.

Los días se suceden y el ritmo no baja. La periodista se recrea en hechos cotidianos o historias oscuras, no importa, ella consigue que lo acaben siendo. Y tratándose de Ferrol, claro está, no puede faltar el guiño a la estatua de Franco, en otro artículo memorable:
Cual verdoso caballo de Troya, de los hornos de Bazán surgió hace 42 años un hito al gigantismo: siete toneladas de peso y seis metros de altura para representar a un pequeño general. Durante casi medio siglo, la obra de Collaut-Varela ha figurado como fetiche bizarro de los turistas en Ferrol: bienvenida extravagante en la plaza de España, y vestigio nostálgico los últimos siete años en el Arsenal Militar.
Tenéis más, y puede que mejores, aquí o en Google:
Amanece un día lluvioso y gris en Ferrol, con un viento de esos que hielan la sangre. Una historia corriente, como las que pasan en todos los lugares está a punto de convertirse en una crónica que, sin duda, dará que hablar unos 180 kilómetros más al sur.

El niño que chupaba la ceniza del Eyjafjälla y la borrasca-barrera

Publicado el domingo, 18 de abril de 2010

El viernes, armado con mi carrito de la compra y camino de Mercadona, empezó a caer algo del cielo. No era lluvia, sino una especie de polvo de color pálido y bastante pertinaz. En un semáforo una madre le explicaba a su hijo que era ceniza de un volcán muy lejano. El niño, que a esa edad no cuestiona nada y menos cuando se habla de erupciones del Eyjafjälla, abrió la boca y la orientó hacia el cielo. Cuando se cansó de chupar polen (porque no, no era ceniza sino polen) continuó con preguntas de esas que empiezan con buenas respuestas y acaban con "porque sí" o "porque lo digo yo".


Fantasía a un lado, la habitual borrasca que tenemos anclada en estas tierras nos está librando de los efectos de la erupción del dichoso volcán, según dice MeteoGalicia. Y es que, en este momento, están cerrados todos los aeropuertos del tercio norte peninsular, excepto los de Galicia. Curioso. Sin embargo, si hacemos caso al pronóstico de los científicos daneses de la Universidad de Aarhus (conocida por algunos de los lectores de este blog) sobre la evolución, mañana a estas horas parecerá que tenemos en la boca un Chupa-Chups de ceniza. Tal vez no tanto, pero sí lo justo para que los aeropuertos gallegos se cierren en bloque. Por si se cumplen los pronósticos, yo sé de uno que se va a recoger la ropa del tendal, que luego la ceniza sale muy mal.

En imagen, el esta de situación previsto para esta medianoche, unas 120 horas después de la erupción. Como se puede observar, el grado de concentración de ceniza a 10.000 metros en Galicia es similar al de Barcelona. Teniendo en cuenta que la web de Aena está saturadísima, tal vez el mejor sitio para obtener información es Eurocontrol.

Yo deshago, tú deshaces

Publicado el lunes, 12 de abril de 2010

En Vigo sobreviven dos dinosaurios de la política gallega y española: Abel Caballero y Corina Porro. Son dos amables vendedores de humo que sobrepasan sin complejos el medio siglo de vida y que conocen sus rúas y cuestas casi mejor que los pliegues de su piel. Dos amantes del ruido, del postureo más prosaico, del tejemaneje patrio y, en definitiva, dos candidatos a cualquier trono. Dos rivales políticos, ella popular y él socialista, por los que sus partidos no daban un duro. Y aquí están, dirimiendo el destino de todo lo que se mueve a 8 grados al oeste de Greenwich, los eternos enemigos.


Reconozco que la primera vez que oí hablar de Corina Porro me hizo cierta gracia. No en vano, Eloy más de una vez me contó que fue la conselleira de Asuntos Sociais que impulsó el llamado Plan de Galicia sobre drogas, un premonitorio cometido. Ferrolana de nacimiento, hasta los 42 años no sintió la necesidad de meterse en política, pues total no se vivía mal en el hospital vigués en el que trabajaba. Pero ya se sabe: comienzas de concelleira, continúas de directora xeral, llegas a conselleira y a la que te quieres dar cuenta eres la primera alcaldesa de Vigo y renunciando a tu acta de senadora a favor de Don Manuel. Tras perder la alcaldía en 2007, Porro acabó en la Autoridad Portuaria de Vigo, que tampoco está nada mal. Y allí puede demostrar porque es la Ana Obregón de Vigo o, cómo más de uno ha confesado en secreto, la mujer de mayor edad con la que estaría dispuesto a tener una aventura.

Abel Caballero es de la quinta de Felipe González y, queda claro, fue uno de sus ministros de confianza. En señal de gratitud, González le regaló un retiro dorado en Bruselas, con tiempo suficiente para viajar por Europa, recuperar sus años de docente universitario y diluirse en alguna comisión irrelevante. Pero no. Protagonizó en 1997 la candidatura del PSdeG que peores resultados ha conseguido en la historia de la democracia y se aferró a un sueño: ser alcalde de Vigo. Para ello se catapultó con la Autoridad Portuaria de Vigo (interesante institución, como algún día contaré) y arrebató a Porro el cetro en 2007, con la ayuda del BNG. Los corrillos de café de la ciudad comentan que su sobrino, una de las grandes promesas del socialismo gallego, está harto de permanecer a la sombra de su tío; es cuestión de tiempo que se tensen las comidas navideñas en casa de los Caballero.

En cualquier caso, Caballero y Porro, Porro y Caballero son de esos políticos trasnochados y populistas que adoras o detestas. Y ahora Vigo no se dirime entre quién de los dos fue mejor alcalde, sino quién de los dos tenía las plantas más verdes y las aceras más nuevas. Me gusta.

En imagen, varios contenedores en superficie de papel, envases y vidrio se superponen a otros bajo tierra. Una bonita metáfora para entender la política viguesa: los contenedores soterrados fueron construidos por Porro, mientras que los de superficie corresponden a Caballero. Por supuesto, el bueno de Abel precintó los de Corina nada más llegar a la alcaldía, diciendo que eran peligrosos y poco útiles.

Cuando se borra A Raia

Publicado el sábado, 10 de abril de 2010

Sorprende esta semana la relevancia que ha cogido en los medios de comunicación el ondear de banderas españolas. En Valença do Minho, la frontera con Galicia, para más señas. Y es que, los sufridos valencianos (fíjate tú, darme cuenta a estas alturas de que la comunidad de valencianos más potente en la zona está a 30 kilómetros) han visto cómo las autoridades lusas han suprimido su servicio sanitario de urgencias 24 horas. ¿Los motivos? Ya se sabe, los portugueses tampoco es que estén para derrochar y están cerrando centros con poca afluencia. ¿La solución? Coger el coche y desplazarse 20 kilómetros al este hasta Monçao...


...O moverse 3 kilómetros, pasando de Valença (Portugal) a Tui (Galicia), cruzando la antigua frontera, conocida como A Raia. Y siendo todos europeos, pues los valencianos lo tienen claro: peregrinación médica a Tui. La mejor manera que han encontrado los lusos para agradecer tanta simpatía sanitaria pasó por comprar tantas banderas españolas como fuera posible y colgarlas de balcones, comercios y coches. Como al gobierno de Lisboa no le ha hecho demasiada gracia este ataque de españolismo a conveniencia, parece que finalmente se estudiará con más detenimiento el cierre del centro sanitario por las noches y se abre la posibilidad de compartir gastos con Galicia, tal y como ya pasa con Extremadura.

Se exhala, por cierto, un sentimiento algo curioso en la margen norte del Miño: hay quien dice que las banderas no tendrían que ser españolas, sino gallegas. Algo de razón tienen, por otra parte, ya que es el Servizo Galego de Saúde (Sergas) el que presta el servicio en última instancia. Pero también cabe recordar que el Serviço Nacional de Saúde de Portugal (SNS) abona rigurosamente al Sistema Nacional de Salud de España (SNS) por cada ciudadano tratado y, éste, compensa al Sergas. O, dicho de otra manera, que los valencianos tendrían que colgar banderas de Portugal. O, mejor, si lo que quieren es mostrar gratitud, que se dejen de tonterías y vengan a Vigo a repartir unas cuantas toneladas de toallas.

En imagen, el Miño desde Valença y viendo la ribera gallega. A veces resulta paradigmático como el hombre se empeña en crear fronteras que ni existen, ni quieren existir. Y cuando hablamos de sentimiento nacional y colaboración, los hay que se dedican a reconstruir las viejas fronteras.

Y tú, ¿qué agua bebes?

Publicado el miércoles, 7 de abril de 2010

Gracias a los problemas con el agua potable de Lugo de hace unos cuantos meses me entero de que en Galicia la gente tiene dos tipos de aguas. Y cuando digo "dos tipos de aguas" no me estoy refiriendo a lo que hacemos los valencianos de pro, que contamos siempre con "nuestro agua" y "el agua que nos robaron Zapatero y los catalanes (también conocida como la del Ebro)". País...


Pero volvamos al tema, ¿dos tipos de aguas? Sí, así es. En Galicia hay tanto líquido elemento discurriendo por la superficie y en capas próximas, que hasta el más ingenuo cava un agujero y encuentra un manantial. Y en años como éste, en el que el plástico de mi tendedero ha recogido más agua que varios embalses de Murcia, ni te cuento. Así que, en el vocabulario de la gente y en la realidad de muchos gallegos ha permanecido esta dualidad: el agua de la traída y el agua. La primera, ya se sabe, la que vienen los señores de Aqualia y te clavan 30€ cada dos meses por un consumo al que ni aspiras acercarte. La segunda, la que cada uno encuentra con un poco de ingenio y algo más de esfuerzo.

El agua de la traída fue la que resultó no ser apta en Lugo durante una semana. Pero me cuentan que, precisamente, los lucenses no estaban especialmente preocupados. Otra historia hubiera sido si llega a fallar el agua.

De pequeño me enseñaron que los ríos gallegos eran cortos, con muchos afluentes y muy caudalosos, casi con tanta intensidad como el Tutuki Splash. Ahora ya voy calibrando mejor de qué hablaban. Y es que en primaveras como ésta queda claro que cualquier ladera hace un río y quien no tiene agua es porque no quiere.

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