2008

Las imágenes de un año (y VII)

Publicado el miércoles, 31 de diciembre de 2008

Y acabo el año con esta impactante imagen que, casualmente, llevamos arrastrando casi un año. Se trata de la guerra civil, encubierta y étnica que no cesa en Kenia desde principios de año. O desde hace algunas décadas, según lo interpretemos. Walter Astrada (AFP) nos acerca todos aquellos conflictos armados que, por alejarse de los intereses de Occidente, caen en el olvido. Feliz Año 2009.

Las imágenes de un año (VI)

Publicado el martes, 30 de diciembre de 2008

Y es que, como nos demuestra Goran Tomasevic (Reuters), en Afganistán todavía queda guerra. Una guerra que siempre es una guerra, en la que los talibanes disparan a marines (como es el caso) y en la que los marines disparan a talibanes. Y con población civil por enmedio. La batalla al terror de Bush, por desgracia, es su peor legado.

Las imágenes de un año (V)

Publicado el lunes, 29 de diciembre de 2008

Entramos en la recta final y no puedo más que recordar los Juegos Olímpicos de Pekín, el gran acontecimiento deportivo del año. Y, pese a las intempestivas horas de emisión y demás inconvenientes, tuvo su encanto. Me permitiréis que haga un doble homenaje: por un lado en la imagen de China Daily (sin firma, como manda el régimen comunista) y, por otro, en este texto de un viejo conocido, rebotado en el Faro de Vigo.

Las imágenes de un año (III)

Publicado el sábado, 27 de diciembre de 2008

Como tercera etapa de esta semana, Alex Brandon (AP) nos obsequia con una estampa que ya se ha convertido en todo un clásico del siglo XX: la campaña presidencial de Barack Obama. Y es que, posiblemente, estamos ante el presidente más mediático de la historia de EE UU y en el que la población de todo el mundo más expectativas ha depositado.

Las imágenes de un año (II)

Publicado el viernes, 26 de diciembre de 2008

Continuamos esta semana de imágenes con Kevin Coombs (Reuters) y su retrato sobre la bancarrota de Lehman Brothers. Esta escena muestra una reunión de los directivos de la firma tan sólo tres días antes de que el mundo conociera el estado de quiebra de la empresa. Aclaradora, oportuna y sensitiva.

Las imágenes de un año (I)

Publicado el jueves, 25 de diciembre de 2008

Para despedir el año, qué mejor manera de hacerlo que con unas imágenes de cómo se ha portado 2008 con nosotros. Hay muchas, muchísimas. Pero yo me quedo con siete, que iré poniendo en esta última semana del año.

La primera de ellas nos la regala Joerg Mitter (Reuters), y retrata a la perfección el drama de una ciudad como Venecia, en la que el fenómeno del acqua alta sólo nos adelanta qué puede llegar a significar un aumento del nivel del mar. Belleza, dinamismo y simpático relato de algo triste.

Uno de nosotros

Publicado el viernes, 19 de diciembre de 2008

Uno de los chistes por excelencia entre los valencianos dice que Dios se excedió a la hora de concedernos virtudes y eso nos diferencia del resto de los mortales. Esta gracia divina hace que, vayamos por donde vayamos, nos reconozcan. Y más cuando soy el único valenciano de clase y tan sólo una vecina de la finca es mediterránea. Un valenciano en A Coruña, como diría aquella película o canción.

El caso es que me he dado cuenta de que no soy un valenciano típico. Eso ya lo sabía mucho antes de salir de casa, seamos sinceros. Pero aquí se ha acabado de reforzar. Y es que, no respondo a la mayoría de los tópicos de allí. Primer ejemplo: no me paso todo el día diciendo collons o con un acento suecano característico. No; me he asimilado y quienes me han visitado dicen que tengo algo de acento (y yo me noto como mis formas verbales compuestas, a veces, desaparecen).

Segundo punto, el gastronómico. Sencilla pregunta que me han repetido varias veces: ¿dónde se come mejor? Como buen valenciano, debería decir que "el millor del món" es una buena paella, con horchata y fartons y zumo de naranja. Aquellos que habéis compartido mesa conmigo bien sabéis que la paella me gusta socarrà (para que sepa a cualquier cosa menos paella), que el zumo de naranja mejor colado y con azúcar y la horchata...bueno, la horchata sí. Por eso, si me ofrecen un buen plato de raxo, pimientos de Padrón, churrasco...no nos vamos a poner valencianistas.

Tercer punto, la identidad. "Tú no hablas valenciano, hablas catalán", me dijo un chico del máster en cuanto fue cogiendo confianza conmigo. "Ya", le dije. "¿Cómo que ya? -me preguntó sorprendido- todos los valencianos que he conocido se ponían rabiosos cuando les decía eso". Le expliqué con todos mis argumentos el estado de la cuestión y, por supuesto, entendió aquello de la unidad de la lengua, de que los valencianos compartimos habla con los catalanes, baleares, andorranos...Y es que, por desgracia y política, parece que no todo el mundo atiende a criterios científicos.

"Pues ha perdido el Valencia", me dijo un lunes un compañero. "No soy del Valencia -le respondí y proseguí- de hecho, a ver si bajan todos los equipos a Segunda División y así empiezan a sacar otros deportes en los informativos". Y es que, soy raro.

En imagen, un desayuno que une dos cosas que adoro: el dulce y un buen café con leche por la mañana. En este caso, con torta de Santiago y en mi taza de Nescafé. Esta imagen, con la tontería, casi tiene dos meses...¡cómo pasa el tiempo! Aprovecho esta anotación para saludar a los fans de Lost que, seguramente, habrán visto en mi título un pequeño homenaje a un capítulo de la serie...

En mi lección de cultura gallega, hoy os voy a regalar una frase que sólo conoce mi compañera de piso Laura: "está arrollando". Mis otros compañeros, Olalla y Eloy, y yo estamos intentando averiguar de dónde viene. No es galego, no es castellano y nadie sabe dónde se dice, más allá de su casa. En resumen, viene a describir una lluvia muy fuerte. Algo con lo que, por cierto, estoy acostumbrado.

El showman gallego por excelencia: la demostración

Publicado el miércoles, 17 de diciembre de 2008

En una de mis últimas entradas hablaba de Xosé Manuel Gayoso, uno de los presentadores de mayor éxito y más longevo de la televisión pública gallega. Y enseñaba muchos datos. Mejor poner unos cuantos vídeos...









Un comentario breve: en los dos primeros vídeos tenemos dos encontronazos telefónicos. Yo diría que no hace falta traducción, porque se entiende el dramatismo de la escena...En cuanto al tercero, una verdadera joya: Gayoso controlando perfectamente la entrada de Nunca máis (tan sólo recuerdo que en ese momento Fraga estaba al mando de la Xunta y Aznar era presidente del gobierno: ¿algún presentador de Canal 9 hubiera sido tan transigente y respetuoso? Seguramente, no). Y, el cuarto vídeo, cuando Gayoso anunció que el Fary había muerto, aunque en realidad no.

En mi lección de cultura gallega, hoy voy a completar la lección del otro día. Estamos en 2006 y hace unos meses que ha empezado a gobernar el bipartito de PSG y BNG, tras 12 años con Fraga al frente. Los nuevos cargos de TVG creen que hace falta un cambio para captar a las personas menores de 40 años y, cómo no, empiezan por el logo (una bonita G y un punto, que da mucho que hablar). Y continúan con la programación, consiguiendo que A Galega (el nuevo nombre) sea un punto de encuentro entre programas típicos de Punt 2, informativos de calidad y cierta innovación, apostando por la gente joven que sale de la facultad. Los datos demuestran que, poco a poco, A Galega consigue más telespectadores entre la gente joven. Veremos qué pasa con la llegada del segundo canal, que se retrasa desde 2007.

Coincidencias

Publicado el martes, 16 de diciembre de 2008

Hay quien dice que las coincidencias no existen, que está todo escrito en algún lado y que lo único que nos queda es interpretar esa partitura que en algún momento, tiempo ha, surgió de un capricho. Como que hoy he decidido quitarme un rato de estudio y escribir. ¿Coincidencia?

El caso es que me gusta pensar que las coincidencias existen, pese a todo. Son algo así como las cláusulas de un contrato, que pueden estar anexadas con letra pequeña al final del todo y que, las conociéramos o no, no dejan de sorprendernos. Curioso. Pero nos rompen en miles de pedazos lo que nosotros llamamos rutina, normalidad, aquello previsto. Y, lo más importante, nos dejan convalecientes y conocedores de nuestra fragilidad.

Muchas han sido las coincidencias que me han llamado la atención desde que estoy aquí. Como que mi compañero de piso Eloy sea también periodista. Y haya tenido como profesor -y admire profundamente- a Manuel Gago, un simpático profesor gallego de ciberperiodismo al que invitó Guillermo López hace unos años. Casualidad.

También es coincidencia, seguramente, que el viernes olvidara el cargador de mi portátil en Caixanova. Y decidiera ir a por él. Y encontrara una excusa para ir a ver una exposición sobre William Eugene Smith, uno de los más importantes fotoperiodistas en las décadas centrales del siglo XX. Fabuloso encontrar un pequeño trozo de la Agencia Magnum aquí. El caso es que después de haber recorrido la mitad de la exposición, con imágenes de médicos rurales en EE UU, la polución en Japón y la infinidad de problemas de África, llegué a España. Se trataba de un reportaje sobre un pueblo de Extremadura en plena posguerra. Demoledor. Y, entre tantas fotografías sin nombre, ni ubicación exacta, una cercana.

- Perdone señorita.
- Sí, dígame.
- ¿No sabrá por casualidad de dónde es esta foto?
- No se lo podría asegurar, pero un señor me dijo la semana pasada que le recordaba mucho a Valencia, porque había reconocido un puente en la foto.
- Eso es todo lo que necesitaba. Yo también creo que es Valencia.


Y para completar esta entrada, que me está quedando muy filosófica, una última coincidencia, que ya arranca de otra coincidencia. Hace algún tiempo conocí a Benjamin Biolay porque venía a actuar a Valencia. Por supuesto, supe de él leyendo las crónicas de su actuación, así que no hubo ninguna posibilidad de verlo. Pero eso no quita que me enamorara, musicalmente hablando. Empecé a extender su buena música entre la gente que me rodea. Y mis compañeros de piso fueron los últimos a los que les di la brasa. A Laura le gustó más que a Eloy y Olalla. El caso es que algunas semanas atrás apareció el anuncio del nuevo VW Golf, con una música brillante. Tras investigar y, casi, obsesionarme, la encontré: era Chiara Mastroianni (la hija del mítico director italiano Marcelo Mastroianni y de la fabulosa actriz Catherine Deneuve), versionando Eye of Tiger (que formaba parte de la BSO de Rocky). Todo este lío de nombres, que ya se acaban, para llegar a una situación: han sido la partitura de mis últimos dos meses. Y, casualmente, ambos cantantes eran pareja.

Y dejo ya estas reflexiones. A finales de semana vuelvo a Valencia, aprovechando la Navidad. El mismo día que, casualidad, Cristina y yo nos cruzaremos en algún punto cerca de Madrid: una hacia el noroeste del que yo vengo y otro yendo al este del que ella se aleja. ¿O era al revés?



El lado humano de la Navidad

Publicado el lunes, 15 de diciembre de 2008

Resulta que en Navidad, la vida no se para. No se acaban las injusticias, ni las protestas. Afortunadamente, todo sigue. Al menos eso deben pensar estos ex trabajadores de Atento, que se protestan rigurosamente todas las tardes, a unos metros de mi casa. Pero tiene su cierto encanto una protesta, bajo luces de Navidad y con decenas de personas cargadas de bolsas y mirando.

En imagen, la protesta y la Navidad, ambos en Juan Flórez, vistos desde el comedor de mi piso en A Coruña. Imágenes como ésta demuestran que estamos en la Navidad de la crisis.

En mi lección de cultura gallega, hoy vuelvo a hablar de los postres navideños netamente gallegos. Según mi compañero de piso Eloy, tampoco hay. ¿Será que no hay?

Navidad, dulce Navidad

Publicado el domingo, 14 de diciembre de 2008

Cómo se nota que ya estamos en Navidad. Pero ahora, de verdad. El caso es que estas semanas de diciembre le dan a A Coruña un cierto encanto burgués que obliga a celebrar la Navidad por todo lo alto. Y en una ciudad en la que llueve al menos la mitad de los días, no tiene cabida casi ningún espectáculo callejero. O sí. El caso es que estas luces, que desde hace una semana contribuyen a aligerar nuestra factura de la luz (ya que nos iluminan el comedor), dan algo de vidilla a mi última semana por aquí. Y vais a permitirme, por cierto, inaugurar una serie de posts que hablen sobre la Navidad aquí. Así que, Bo Nadal e Próspero Aninovo!

En imagen, la calle Juan Flórez vista desde el comedor de mi piso en A Coruña. Iluminación sencilla -que para algo estamos en crisis-, pero que tiene su gracia vista desde las alturas.

En mi lección de cultura gallega, hablemos de dulces navideños. Según mi compañera de piso Olalla, "no hay nada". Así que damos por cerrado este episodio, a falta de una investigación más precisa.

El showman gallego por excelencia: la figura

Publicado el sábado, 13 de diciembre de 2008

Allá por el año 1984, cuando la Televisión de Galicia (TVG) se preparaba para comenzar sus emisiones, un abogado de 39 años, Xosé Ramón Gayoso, se presentó en los servicios centrales de la emisora, para optar a una plaza de asesor jurídico. "No quedan -le dijeron- pero buscamos presentadores". Hizo una prueba de cámara y se quedó. De hecho, estuvo entre los locutores que se dirigieron por primera vez a los telespectadores. Hasta 1992 anduvo de un programa a otro y, a partir de entonces, empezó un proyecto llamado Luar. Y ahí lleva 16 años, consiguiendo que uno de cada cuatro gallegos que encienden la tele los viernes por la noche sintonicen A Galega.

Luar es un programa de viernes noche que emite en directo desde una discoteca de un pequeño pueblo cerca de Santiago, con una duración de cuatro horas. Hay tiempo para actuaciones, humor y lo que en Valencia se llamaría varietets. Un modelo que parece agotado en muchos sitios, pero que aquí sigue y sigue y sigue... ¿Y dónde está el truco? Por mucho que lo intento, no lo sé. Vale que en Galicia el peso de la zona rural es grande, que es un programa confeccionado para el pueblo y que no requiere nada más que encender y escuchar. Pero aún así, ¿cuál es el secreto para no caer en la caspa, tan habitual de cosas parecidas de José Luis Moreno? Seguramente Gayoso. Es una de esas personas cercanas, que domina el directo y que conecta con su público. Les da lo que quieren. Y si estuviera en Valencia, entendería que debería ser diferente. Y yo le envidio.

Os dejo con una especie de entrevista que publicaron hace unos días en La Voz. Sin desperdicio.

En imagen, Xosé Ramón Gayoso, en una imagen cedida por La Voz de Galicia. Bueno, cedida, tomada prestada, robada...

En mi lección de cultura gallega, hoy vamos a hablar de Telegaita o A Galega. Hasta la llegada del bipartito al poder (en época de Fraga), la televisión autonómica se limitaba a emitir programación folklórica, así como espacios de promoción turística, todo ello salpicado de un poco de producción propia de ficción, informativos y películas americanas (dobladas al gallego, por cierto). Hasta entonces se llamaba TVG (y en los ámbitos más críticos, Telegaita). Era una mezcla de Valencia TeVe y Canal 9. Pero en 2004 todo cambió...otro día, explico por qué.

El embrión Ortega

Publicado el jueves, 11 de diciembre de 2008

Me acuerdo que, con 13 ó 14 años pasaba por la puerta de Zara en el Pryca de Gran Turia, justo cuando iba al cine o a jugar al billar. Me parecía un lugar de viejos, con ropa que nunca me pondría y extremadamente cara, al menos en comparación con los chandals que por aquella época se estilaban y -creía- nunca pasarían de moda. Por supuesto, mucho ha llovido desde entonces. Yo dejé los pantalones de chandal a los 16 años, Pryca dejó de existir y pasó a llamarse Carrefour, dejé -cómo no- de ir al cine y también perdí mi depurada técnica jugando al billar (que tanto daño ha causado a la moqueda de las mesas). Pero Zara ahí siguió.

Y de repende, un día y con unos cuantos años más, me sorprendí comprando en Zara. Y en Pull & Bear. Y giré el ticket. Y había comprado en algo llamado Inditex, que me sonaba extremadamente moderno y yanqui. Pero tirando del hilo descubrí que estaba comprando al grupo Industrias de Diseño Téxtil, que ya no es tan fashion y que, además, es gallego. ¡Toma ya! Y no para ahí la cosa, sino que también es propietario de Bershka (léase "el Bresca", si se tiene más de 40 años), Massimo Dutti, Stradivarius (léase "estrafalarius" si te llamás Lidón, vives en Castellón y estudias Ingeniera Industrial en la UJI), Oysho (éste se puede leer al revés...), Zara Home (mejor no leer en valenciano o gallego, que corres el peligro de quedar como un pueblerino) o Uterqüe.

El caso es que bajo de casa tengo un Zara. Que casualmente está en la avenida pija de A Coruña. Y con unas cosas, como mínimo, diferentes al resto de la cadena: las dependientas son mujeres con más de 45 años, la decoración es recia y, ¡oh sorpresa!, cierra a mediodía. Sí, siempre. Por supuesto, investigué. Y descubrí que Amancio Ortega empezó su imperio de más de 4.200 tiendas en 72 países justo aquí, allá por 1975. Realmente empezó 12 años antes cosiendo batas junto a su ex mujer y unas cuantas trabajadoras a todas horas. Ahora, la fortuna de este hombre se cree superior a 20.200 millones de dólares, es la mayor de España, la 11ª de Europa y la 22ª del mundo. Guau. A veces me gusta pensar que algo mágico tiene esa tienda, porque sentó las bases del primer grupo mundial de confección y ropa. Incluso que Amancio se pasea por aquí...Se comenta por el máster que, después de Reyes, iremos a Arteixo a conocer in situ la empresa. Tengo ganas.

En imagen, el primer Zara del mundo, visto desde el comedor de mi piso en A Coruña. Justo el mismo día que Inditex, pese a la crisis, gana un 11% más que año pasado. Ahí queda eso.

En mi lección de cultura gallega, hoy os voy a presentar una de las palabras que más gracia me han hecho desde que estoy aquí: "orballo". No tiene traducción, pero se podría definir como esa lluvia que parece que no cae, ni moja...pero no para. Y que me acompaña desde hace casi dos meses. Orbayo que caía ayer, cuando a las 6.45 h me despedí de Cristina (pero sólo por 17 días).

¿Inteligencia?

Publicado el jueves, 4 de diciembre de 2008

El otro día iba al nuevo centro comercial de A Coruña (Dolce Vita, se llama) a pata, y me encontré con esta curiosa imagen: una farola oxidada. Y no pude más que tomar una foto. Me hizo gracia que en A Coruña hubiera una farola oxidada. Y no porque no llueva, sino por todo lo contrario. Es natural que las cosas se oxiden aquí, pero no una farola. Se puede oxidar una reja o una barandilla, porque el propietario es algo tacaño y ha decidido ahorrar costes. Pero...¿una farola? Sería tan absurdo como si los postes de las paradas del autobús se derritieran con el calor en Valencia o el paseo de la playa de la Pobla de Farnals no fuera impermeable.

Seguramente sabrá mucho más de todo esto Cristina, que para eso es experta en galvanizados y no sé qué más teorías sobre impermeabilización que un día, atentamente y en la estación de Sant Isidre, me contó. Afortunadamente, mañana mismo me podrás volver a contar todo lo que quieras sobre galvanizados, en persona. Volviendo al tema, con imágenes como ésta me alegro de no tener anillos, collares, esclavas...

En imagen, una zona industrial adosada a A Coruña, condenada a desaparecer como el polígono de Vara de Quart de Valencia. Imágenes como ésta van dedicadas a Toni, porque al fondo se puede apreciar la fábrica de cervezas Estrella Galicia. Por supuesto, desde el cariño y sin llamarlo borracho.

En mi lección de cultura gallega, hoy voy a ahondar en las preguntas sin respuesta, como ya hice en su momento. Me he pasado casi dos años entrando en casa de Cristina cada 15 días y cometiendo un error de principiante. Rigurosamente, cada vez que llegaba, Juan (su padre), me preguntaba "qué, neno". Y yo respondía, por ejemplo, "pues algo cansado, porque el tren se ha parado en Moncofa y esta semana he tenido dos exámenes...". Error, el no quería que le contara mi vida. Más bien acabáis de presenciar un claro ejemplo de la pregunta total: "¿qué?". Esta interrogación, adosada a cualquier nombre, es todo (y tal vez nada). Porque significa "hola", pero también "cuéntame todo". Así que ya sabéis, si algún día tenéis previsto entrevistar, qué se yo, a Touriño, un consejo: "Touriño, ¿qué?".

Chove, chove e chove (noviembre 2008)

Publicado el miércoles, 3 de diciembre de 2008

Menudo mes de lluvia. Y frío. Y granizo. Y es que ya estamos casi en invierno y la meteorología es implacable. Y si a eso le unimos un otoño especialmente lluvioso en Galicia (¿o va unido?), nos da como resultado una recomendación: "paraguas sí, o sí". En estos datos, además, he sido algo generoso con el buen tiempo, porque ha llegado a llover algún día más.


Y lo mejor (porque hay que ser positivo), es que llevamos una semana seguida lloviendo. Suma y sigue...

¿Hace pelete?

Publicado el sábado, 29 de noviembre de 2008

De mitos se vive muy bien. Uno de ellos es que en Galicia llueve mucho más que en Valencia; otro, que en Galicia hace mucho más frío que en Valencia. A la primera mentira o no, no voy a dar una respuesta: tan sólo hace falta que vayáis mirando mis gráficos de lluvia (por cierto, que el próximo está a punto de salir). A la segunda, bueno, contestaré ahora. Y es que ya sé que no se puede generalizar, ni son comparables todas las zonas: en Requena seguramente hace muchísimo más frío del que pueda hacer en A Coruña, pero también es cierto que en Lugo hace más pelete del que puede hacer en Benicàssim. Es cuestión de zonas, de días, de tipo de frío y, quién sabe, hasta del cambio climático. De hecho, bien pensado, no contestaré y voy a preparar una infografía, que será más útil.

En imagen, una captura de mi escritorio de ordenador (gentileza de Caixanova) la otra noche, con dos gadgets que muestran la temperatura en ese momento de A Coruña y Valencia, respectivamente. Cosas como ésta demuestran que, o todo el mundo exagera con el frío que hace por aquí, o me estoy haciendo del norte o, directamente y como dice Eloy, "no te fíes de eso y ves a MeteoGalicia". El caso es que debe hacer más frío (o es que soy de constipado fácil).

En mi lección de cultura gallega, hoy voy a ahondar en la relatividad inherente de los gallegos. Un gallego nunca dice que está diluviando, sino que "pues parece que llueve"; un gallego jamás tendrá una palabra para "está chispeando", porque se pasaría toda la vida diciendo que está chispeando; y, como no, un gallego no podrá asumir ni bajo amenaza que "hace frío", porque a lo sumo dirá que "hace pelete". Pues eso, a 2º y cayendo xeada hasta bajo de los árboles...y hace pelete.

Coñecendo Galiza (I)

Publicado el martes, 25 de noviembre de 2008

Después de este largo fin de semana, que se ha visto "ampliado" con una visita a Vigo, vuelvo. Y retorno al blog, precisamente, para contar algunas cosas que me llamaron la atención sobre mi último viaje a la ciudad más grande de Galicia, pero que ni es capital de provincia, ni de comunidad. Y, claro, quería contar tantas cosas sobre Vigo, que me he dado cuenta de que primero debería hablar sobre Galicia. Una breve aproximación. Así que he pensado en hacer algunas entradas generales, según las vaya necesitando, para explicar otras cosas. Empezaré, como no, con la parte política. Aviso, rollo.

Y es que, Galicia es un sitio particular. En extensión está entre las comunidades medianas, justo entre los catalanes y los valencianos. Esto permite la clásica distribución en cuatro provincias que, a su vez, se dividen en 53 comarcas, 315 municipios y 3.778 parroquias. He aquí la primera diferencia con los valencianos, porque el concepto de parroquia no predomina por allí. Digamos que hay muchos gallegos que no viven en urbes, pero tampoco en municipios de cierta entidad. En total, 2'7 millones de gallegos (que no deja de ser la cuarta comunidad por población, pero muy por detrás de los terceros, los valencianos). Y hasta aquí lo que se puede deducir con Wikipedia.

Y es que, en Galicia, uno de cada dos habitantes vive en un municipio con menos de 25.000 habitantes. De hecho, sólo siete ciudades superan los 40.000 habitantes (las cuatro capitales de provincia, la capital autonómica, la ciudad más poblada y un polo industrial en marcada decadencia-reconversión). Lo más curioso es que estos 1,2 millones de gallegos ocupan sólo el 6% del territorio. Por tanto, os podéis imaginar la dispersión del resto de la población: el 57% de la población se explaya en un 94% del territorio. Lo sé, hay una trampa: no todo el espacio está ocupado o listo para ocupar. Pero aún así, os podéis hacer una idea de la estructura demográfica.

Y esto, como supongo que leeréis a partir de ahora montones de veces en el blog, es lo que yo llamaré la Galicia de las dos velocidades. La que cree en las grandes urbes, en el desarrollo del sector terciario o secundario, con grandes comodidades y un aire cosmopolita; y la que vive del sector primario, de los quehaceres tradicionales y con el encanto rústico. Creo que me va a dar bastante juego.

En imágenes, varios cutre-gráficos que ubican las principales ciudades gallegas (en el que se aprecia el poder del océano y la prosperidad del llamado Eje Atlántico entre Ferrol y Vigo), además de otro en el que se ve más claro cómo se distribuye población y superficie. Cosas como ésta me demuestran que nunca es tarde para aprender.

En mi lección de cultura gallega, hoy voy a por la palabra más repetida en A Coruña: "jová". Realmente no sé cómo se escribe, pero el caso es que todo el mundo lo dice. Viene a ser el taco máximo que se permiten los gallegos y su equivalencia sería "jopeta" o "jolines". Normal que luego me miren raro cuando digo "merda"...

Cambia el diccionario

Publicado el viernes, 21 de noviembre de 2008

Resulta que desde que estoy aquí he descubierto que el Diccionario de la RAE (DRAE) es mucho más absurdo de lo que pensaba. A sus habituales incoherencias y prepotencias, se debe sumar una inmensa injusticia:


gallego, ga.
(Del
lat.
Gallaecus).
1. adj. Natural de Galicia. U. t. c. s.
2. adj. Perteneciente o relativo a esta comunidad autónoma de
España.
3. adj. En Castilla, se dice del viento cauro o
noroeste, que viene de la parte de Galicia. U. t. c. s.
4.
adj. Ant., Arg., Col. y Ur. Dicho de una persona: Nacida en España o de
ascendencia española. U. t. c. s.
5. adj. C. Rica. tonto
(‖ falto de entendimiento o razón).
6. adj. El Salv. tartamudo.
7. m. Lengua de los gallegos.
8. m. C. Rica y
Nic. Especie de lagartija crestada que vive en las orillas de los ríos y nada
con mucha rapidez.
9. m. C. Rica. libélula.
10. m. Cuba y P. Rico. Ave palmípeda de plumaje ceniciento,
rabadilla, vientre y cola blancos, patas, pico y párpados rojizos.
11. m. Cuba. En un ingenio, dispositivo que aplana y nivela la
caña antes de ser molida.


Este mes y poquito que llevo por aquí, sumado a los años que llevo con Cristina, me hacen casi sublevarme. Lo digo con conocimiento de causa, porque los gallegos no son tartamudos o tontos, sino más bien personas emprendedoras y con una excelente visión para buscarse la vida. Son por tanto una vergüenza estas acepciones (y más si tenemos en cuenta que están incluso delante de la definitoria de su lengua).

Es por ello que podéis participar en esta página web para dejar vuestra firma (arriba a la derecha). Tal vez no se consiga nada...o sí: hace dos días, el marcador no superaba los 200 clicks; hoy, ya veis. Os dejo, para variar, con un vídeo que cuenta esto mismo, pero con bastante más gracia.

A guanyar diners...

Publicado el jueves, 20 de noviembre de 2008

Si hay una persona que admiro que haya estado en Canal 9 es, sin ninguna duda, Joan Monleón. Y supongo que vosotros, como suele pasar, también tendréis sentimientos encontrados: algunos no lo conoceréis de nada y, otros, como si fuera vuestro padre; algunos lo odiaréis y, otros, le tendréis tanta consideración como yo. Es cuestión de no caer en las medias tintas.

Antes de nada, la justificación. Hoy, como suelo hacer a veces, estaba leyendo el periódico de por allí y me he encontrado con una entrevista. He aprendido algunas cosas sobre Monleón de las que no tenía ni la más remota idea, como que ha sido cantante, ha participado en retransmisiones deportivas o de su amistad con Vicent Andrés Estellés. Y, sinceramente, si ya lo respetaba por hacer reir a toda la generación de iaies valencianes, ahora mucho más. Mucho más porque él sabía el tipo de programa que hacía en aquel mítico Show de Monleón. Parecía casposo y de fiesta fallera, pero nada más lejos de la realidad: la clotxina, la paella rusa, el conill y el garrafó eran, en cierta manera, como los valencianos. Nos gusta lo chavacano, el humor rancio, sus pajaritas disparatadas, sus "5.000 pessetes" y aquellas mamachico valencianas, con vidrioles a cuestas. Me gusta, y de ahí mi respeto, porque supo captar la esencia de las comarcas valencianas, de las miles de Amparins que hay sueltas y porque mi abuela (que por supuesto se llama Amparín), fue junto a sus amigas a ver a Monleón. Hoy sólo dejaré un vídeo que he encontrado en Youtube, para recordar viejos tiempos.

Y es que, sin tetas, no hay paraíso

Publicado el miércoles, 19 de noviembre de 2008

Hoy voy a empezar a escribir sobre algo que todavía no había aprovechado: la actualidad mediática. Y es que, a 1.000 kilómetros de las noticias, las cosas tienen su cierta gracia.

Como bien sabéis, la discoteca Pachá de Valencia ha decidido sortear una operación de pechos entre sus "clientes". Es la genial idea que ha tenido el equipo de márketing de este sitio, si es que tienen de eso. Desde ayer la noticia corre por los medios de comunicación y, como todo lo que llama la atención de Valencia, hay quien me pregunta. "Oye, ¿te has enterado de lo de las tetas?". Sí, y tanto...

Por supuesto, no voy a entrar a valorar lo que me parece esta idea, ni tampoco la corrección posterior (porque ahora puedes invertir el premio en bótox o en depilación láser). Ni, mucho menos, la "intervención" de la Generalitat y del ministerio. No voy a entrar porque no tengo una única opinión: por una parte me parece denigrante este culto a la imagen pero, por otro, no me extraña nada de lo que esta sociedad saque. Así que, nada sobre el culto a la imagen, el machismo implícito o cualquier otra cosa que se os ocurra. Tan sólo voy a hablar de una cosa: por favor, valencianos, comportaos que desde aquí parece que vivís en un circo. Y luego quedo mal ante mis compañeros de máster. Y, a los que vais a participar, pues mucha suerte, que con lo cara que está la vida, dos lolas gratis tienen su tirón.

En imagen, el cartel promocional. Cosas como ésta me demuestran que está bien visto que una chica saque un préstamo para ponerse tetas, que un novio o unos padres le regalen a su novia o hija la dichosa operación o que se pasen el verano deseando que llegue la operación; pero un sorteo, es "más" denigrante. Triste.

En mi lección de cultura gallega, hoy voy a introducir una palabra sencilla de entender y totalmente definitoria: sentidiño. Pues eso, sentidiño.

Un mes: ¿ya o todavía?

Publicado el martes, 18 de noviembre de 2008

Y con la tontería, ya llevo un mes en A Coruña. Un mes desde que aquel avión de Ryanair aterrizó, con 10 minutos de adelanto, en Santiago. Un mes desde que dejé de ver todo lo que conocía y descubrí muchas cosas que nunca había podido imaginar. Un mes, dicho sea de paso, en el que he pasado de tener dos maletas medio vacías y un gran miedo, a un armario ropero lleno de cosas necesarias y bastante ilusión por lo me queda. Mirado así, sólo una frase puede resumir todo esto: ya llevo un mes todavía.

Algunas cosas han cambiado desde entonces. Hace justo un mes, vivía en casa de mi prima gallega (supongo que es lo mínimo que le puedo dedicar a Luisa, la prima de Cristina, que no se cansa de repetir mi primo valenciano), no tenía piso propio, ni sabía cómo iba a ir el máster. Es más, hace un mes, el simpático piloto de Ryanair dijo una frase que me confirmó mis temores: "esperamos volver a verlos en nuestros aviones entre Santiago y Valencia...si la Generalitat nos deja". Por supuesto, la Generalitat no quiso y yo he tenido que buscar alternativas para mi vuelta a casa. Ha cambiado, también y sin querer, mi forma de hablar: copio acentos y estructuras demasiado rápido. Y vivo junto a dos chicos del pueblo en el que más gallego se habla de todo el mundo: Burela (y donde Kate Ryan se inspiró para componer su último hit). El caso es que, sin querer, cada vez me cuesta más utilizar formas verbales compuestas...

El caso es que, con algunas cosas más y unas cuantas menos, aquí estoy. Echando de menos a un puñado de personas. Pero las oportunidades tienen eso, que no puedes renunciar a ellas sin arrepentirte por el resto de tu vida. Y esta oportunidad, a corto plazo, tiene sus ventajas: como que los (dos) lectores de este blog tienen una casa (¿más?) en Galicia. [Nota mental: cuando este blog sea un espacio de referencia en Internet, tal vez debería eliminar esta última línea]. Y, lo más apasionante de todo esto es que, en un mes, seguramente, estaré tratando de comprimir mis recuerdos y dos o tres pantalones de camino a Valencia. Y, en el fondo, todo habrá seguido sin mí.

En imágenes, una de las calles más céntricas de A Coruña vista desde mi piso, concretamente Juan Flórez (Joan Florz o John Flowerz, también). Siempre he deseado hacer fotos de este tipo, desde que las vi en aquellos libros de Conocimiento del Medio en EGB, y desde que Renard puso en mis manos una Nikon D-200. Cosas como éstas demuestran que tengo tanto que hacer...

En mi lección de cultura gallega, hoy voy a hablar de la xeada. Suena bien, suena armónico y hasta dan ganas de comprar dos o tres. Desgraciadamente, ni se puede comprar, ni tampoco evitar. Y sin embargo, ahí está cuando te descuidas, cuando no te cubre un árbol, cuando es tarde. ¿Y su significado? Mejor que lo defina la Real Academia Galega.

Gripe y tecnología

Publicado el sábado, 15 de noviembre de 2008

"Esto de Facebook hace que los blogs parezcan antiguos...como de 2004". Esta frase, que he pescado en un blog que no recuerdo, me permite empezar una nueva entrada. Un post que, por cierto, escribo acompañado de un rollo de papel de cocina y algo llamado Fricold. Esta frase, como decía, me permite reflexionar sobre la tecnología, las cosas que avanzan y qué utilizo para confeccionar este pequeño espacio.

Bueno, lo primero es Windows Vista. Como bien sabéis, tengo un ordenador gentileza de Caixanova que viene acompañado -indisolublemente- de Windows Vista. No hay forma posible de pasarme a XP, ni mucho menos de reconvertirme a Mac (otra vez será). El caso es que poco a poco empiezo a adaptar este monstruo de sistema operativo a mis pequeñas costumbres. O manías, directamente. Que empiezan por cosas tan sencillas como establecer a Google como página principal o saber que tengo Wifi propio y acaban con Photoshop, Freehand y Quarkxpress instalados. Y esta tarde, de pijama y manta, ha sido un buen momento. Esto me permitirá mejorar, un poco, el aspecto de este sitio.

¿Cómo? El primer paso será el uso de gráficos confeccionados con Freehand (y de momento, los primeros días de cada mes tenéis una cita con mi apunte meteorológico). Pronto, y con la ayuda de Google Maps, empezaré a explicar la morfología de A Coruña. En el momento que empiece a escribir sobre Galicia, me apoyaré en estas herramientas. Cuando empiece a hacer más salidas, me acompañaréis con mapas. Bienvenidos, ahora sí, a mi blog.

En imágenes, el nuevo gráfico que utilizaré para hablar de la meteorología. Prometo que lo mejoraré, exploraré nuevos colores y lo haré algo más dinámico. Pero de momento, necesitaba cambiar el primigenio de Excel. Cosas como éstas demuestran que todo se puede hacer con un ordenador...si se tiene el programa adecuado.

En mi lección de cultura gallega, hoy no puedo más que recoger una parte de una conversación que he tenido esta noche. Mi compañera de piso Olalla se topó con unas magdalenas que había comprado esta tarde. Y su reflexión fue demoledora: "pues vaya invento: cogéis unas magdalenas, las hacéis alargadas y las llamáis valencianas; es como si yo las hago en forma de estrella y las llamo coruñesas". Amén.

Tensiones lingüísticas (I)

Publicado el viernes, 14 de noviembre de 2008

Pretendo empezar una nueva sección llamada "Tensiones lingüísticas" o, dicho de otra manera, "esas simpáticas frases que sólo hacen gracia a los valencianos que vivimos en A Coruña". Porque sí, somos más: la entrañable portera me presentó ayer a una mujer valenciana que vive en la misma finca que yo.

Pero no nos desviemos y hablemos de la -exigua- colonia de valencianos en Galicia. El caso es que iba camino a casa, paseando como un buen coruñés por sus cantones, y me he encontrado con este cartel. Y me ha hecho gracia. ¿Puede que no tenga la más mínima gracia? Seguramente. Se trata de una desafortunada síntesis de Servicios Financieros Gallegos (Serfiga). Y es que, sólo se me ocurren juegos de palabras, aunque prometo que no voy a decir ni uno. Pero más os vale no entrar aquí, porque seguramente os la meten doblada. Bueno, eso o tienen la sangre con tanta horchata como la mismísima Palau. ¡Basta, ya! ¿Continuará? Seguramente, sí.

En imágenes, la placa de Serfiga, que bien podría haberse quedado en SFG, que queda más cool. Cosas como ésta me demuestran que mejor poner en Google un nombre antes de imprimir los carteles de la empresa...

En mi lección de cultura gallega, hoy no puedo más que ser igual de soez que mi entrada. Tan sólo diré que el simpático "figa" valenciano no deja de ser el explícito "cona" gallego. Ya os podéis acostar con un taco más...

Si Amancio lo dice...

Publicado el miércoles, 12 de noviembre de 2008

Ayer mismo paseaba por A Coruña, junto a mi compañero de piso Eloy y su amiga Andrea, disfrutando de este extraño mes de noviembre. Íbamos a comprar una de aquellas cosas que no puede faltar en un piso setentero, pero con habitantes tecnologizados: una regleta que permita multiplicar por cuatro los enchufes, para conectar los tropecientos portátiles, móviles, consolas, router, bla bla bla...A este paso, los simpáticos señores de Unión Fenosa van a subirnos el mínimo.

El caso es que todo tiene un cierto regusto navideño. No es por la decoración (que aunque ya están las luces, todavía no las han encendido), ni por el frío (que acaba y no acaba de llegar). Es esa mezcla de días grises, gente con trencas y algunos detalles más que se escapan de lo racional. Y es que, desde hace algunos años, no es Navidad en mi vida hasta que no llegan las luces de El Corte Inglés de Colón. Y, bien, posiblemente ya estén encendidas desde hace algunas semanas...pero cae tan lejos El Corte Inglés de aquí, que me he tenido que buscar otros referentes. Y, en la ciudad que vio nacer el emporio Inditex, la Navidad la decide Amancio Ortega, su archimillonario propietario. Por cierto, Feliz Navidad.

En imágenes, una fotografía de un escaparate de Zara en A Coruña, junto al Cantón Pequeño. Cosas como éstas me demuestran que, cuando el mayor grupo mundial de confección y ropa dice "es Navidad", pues Merry Christmas.

En mi lección de cultura gallega, hoy vamos a por la palabra más repetida entre esta gente tan simpática: "riquiño". Lo dicen mis compañeros de piso, mis profesores y hasta en la televisión. Todo es riquiño y todo está riquiño. Cuando voy a ver a la prima de Cristina, Luisa, soy el primo tan riquiño de Valencia; cuando sale algo agradable en la TV, mi compañera de piso Laura dice que es riquiño y, en clase, cuando hablamos de las hipotecas ninja, los banqueros nos han dejado con un problema riquiño. Gracias por leerme, riquiños.

Vivamos como galegos (II)

Publicado el martes, 4 de noviembre de 2008

Segunda entrega del "Vivamos como galegos!". Tiene algo menos de gracia que el anterior, pero lo pongo como paso previo a poner uno mejor, que es el siguiente. No lo he encontrado con subtítulos en castellano, así que os tendréis que apañar con mis "anotaciones libres".

¿Qué tendrá la Navidad gallega que todos vuelven para celebrarla?
Comidas de cinco horas.
Y cenas de siete.
Garajes-discoteca.
Instrumentos coustomizados.
Y perros a los que sólo les falta hablar.
Cuando los chicos llegan puntuales es como si ganáramos la liga.
Las fiestas duran el doble.
Y la resaca la mitad.
La gente no desafina, aturulla.
Cuanto te pregunten cuál es el mejor sitio para pasar estas fiestas responde: ¡en casiña!
Seamos felices.
Disfrutemos de nuestras fiestas.
¡Vivamos como gallegos!

Chove, chove e chove...

Publicado el lunes, 3 de noviembre de 2008

La lluvia es uno de los temas más recurrentes en un ascensor, cuando estás lejos de casa o en los descansos del máster. Es un buen tema con el que iniciar una conversación, romper el hielo o, sencillamente, decir sin decir nada. Y, el caso, es que es un tema genial para darle un cierto seguimiento y ver si, en realidad, llueve tanto. Así que, desde ahora, a principios de cada mes os contaré cómo ha ido la lluvia en A Coruña. En este primer mes que he estado aquí (no completo, sólo 14 días), puedo decir que ha llovido casi la mitad de días. En el fondo, va a tener razón la gente que dice que en Galicia llueve más a menudo que en Valencia... Por cierto, que he tenido que utilizar Excel+Paint, porque de momento en el ordenador no tengo permitido instalarme Freehand+Photoshop.

Vivamos como galegos!

Publicado el domingo, 2 de noviembre de 2008

Sin duda, el mejor anuncio que he visto en mucho, mucho, mucho tiempo. Cosas como éstas diferencian a los gallegos del resto de la especie humana. Vivamos, pues, como gallegos.

Este vídeo pertenece a un anuncio de una popular cadena de alimentación de Galicia, Gadis. Lo rodaron el año pasado para Navidad y, este año, ya han hecho dos secuelas igual de buenas. En cuanto las encuentre con subtítulos en castellano, las subo. Y, si no, pues será un buen momento para demostrar mis mejoras con el gallego. Hoy no hay lección de gallego, porque están todas en este vídeo.

Peregrinación a Santiago

Publicado el sábado, 1 de noviembre de 2008

Dicen que Vigo es el motor económico de Galicia y A Coruña el centro de negocios y turismo de la comunidad. Por cuestiones históricas A Coruña siempre ha sido la capital y, Vigo, se ha centrado en mirar hacia el norte de Portugal. Con la recuperación de la democracia, pero, ninguna de las dos se convirtió en capital de Galicia: A Coruña se tuvo que conformar con ser capital de provincia y, Vigo, ni eso. En este juego de equilibrios, un pueblo con una moderada tradición religiosa se convirtió en la capital política de 2 millones de gallegos (algunos más ahora). Pero nada más: están en el centro y mucho más asequibles que cualquier otra ciudad gallega al resto de los vecinos. Esto viene a ser algo así como si Sagunt fuera la capital, para evitar disputas entre Valencia y Alicante. ¿Raro? Seguramente.

Todo este rollo lo cuento porque hoy he estado en Santiago de Compostela. Como buen peregrino, he tardado unas 2 semanas en llegar, que me da una poderosa media de 72 kilómetros al día. Por supuesto, yo he sido algo más señorito y he utilizado un avión y un tren, que siempre es menos cansado. Precisamente lo que más me ha gustado ha sido el tren: un bonito trazado en vía doble/vía única sin electrificar y con dos posibilidades. Una, un tren rápido que cuesta 5,25€ y tarda 44 minutos (aunque ha tardado 50) y un tren lento que cuesta 3,90€ y tarda 59 minutos (aunque le ha costado llegar 55 minutos).

Una vez en Santiago, he seguido a rajatabla las indicaciones de mi compañero de piso, perfectamente detalladas en un A4 repleto. He visto la zona vieja, las facultades, el Obradoiro y su catedral y algunas cosas más que seguramente tienen nombre, pero yo no lo recuerdo. He comido tarta de santiago y suspiros de peregrino. He visitado unas cuantas decenas de tiendas de "agasallos" y he chafado unas cuantas calles perfectamente empedradas. Por supuesto, puedo decir que he visto el sol, la lluvia y el diluvio (por lo menos sé que aquello de "si en Santiago no ves llover, tienes que volver" no va conmigo). Incluso me ha dado tiempo a hacer 126 fotos, abrazar el santo y reprometerme que algún día haré el Camino.

También he tenido tiempo para ver que el turismo es importante en la ciudad y eso nos deja unas cuantas escenas típicas de los San Fermines: una pareja de franceses que me ha pedido una foto, un marroquí al que le he hecho un photobook y una extraña amalgama de una china, una japonesa y una vallecana, unidas por el Camino. Sobre éste grupo, lo más curioso es que buscaban desesperadamente un horno donde comprar huesos de santo (la china no acababa de entender la gracia de los "saint bones"). El caso es que la conversación ha sido algo así como:

-Hola.
-Hola.
-Mira, es que buscábamos una panadería para comprar huesos de santos, porque yo siempre los he comido en Todos los Santos y ellas no saben que son. Y como tú eres de aquí, pues para ver si nos indicas.
-Bueno, realmente no soy de aquí, pero sé dónde hay una panadería.
-Es un poco rara la situación, una vallecana hablando en inglés con una china y una japonesa.
-Ah, ¿de Vallecas?
-Sí, ¿cómo lo sabes, por mi acento?
-[Dudas] Sí, porque no me suena tu acento de esta zona.
[La china le pregunta en inglés que qué son los huesos de santo y ella le dice que es un "postre típico" y que le va a gustar tanto como la paella. Llegamos al horno y la japonesa me invita a tomar un café. Por supuesto, rechazo su invitación, porque tanta multiculturalidad sólo da para hacer documentales de Lonely Planet o contar chistes. Y mi tren salía en una hora].
En imágenes, varias capturas de la catedral. Imágenes como éstas me demuestran que nunca se debió inventar el color en la fotografía...

En mi lección de cultura gallega, hoy vamos a por la frase confusa de la semana. Un compañero del máster, justo cuando salía por la puerta, me dice: "¿ya marchas?". "Sí, ¿por qué?", le dije. Y con eso le sobró para saber que no era gallego. Los gallegos son amables hasta en esto...

Santiago polo que vale

Publicado el viernes, 31 de octubre de 2008

Allá por el año 1985, un gerontócrata Gorbachov llega al poder de una URSS decrépita, se organiza el primer encuentro internacional de la WWE, los primeros movimientos ecologistas comienzan a surgir en Barcelona y España entra en la CEE. A la vez, moría el gran Orson Welles y nacía Michael Phels y unos cuantos seguidores de este blog, entre ellos yo. Y, curiosamente, la Unesco declara como Patrimonio de la Humanidad el casco antiguo de Santiago de Compostela. Mañana podré dar buena cuenta de esta coincidencia.

Y es que, después de una semana de máster (y de abandono de blog, por cierto), llega el sábado. Como bien prometí antes de salir, mi primer viaje de placer dentro de mi plan "Galicia en la mochila", iba a ser a Santiago. Será por aquello del encanto de la torta de Santiago, la calle de las tascas o el Obradoiro. Mañana, siempre y cuando el vecino siga con su Wifi desprotegido, contaré qué tal Santiago y haré un breve resumen de mis dos semanas en A Coruña. ¿Muy ambicioso? Seguramente.

En imagen, unos céntimos de euro con el Obradoiro y, de fondo, un mapa de Santiago prestado por mi compañero de piso Eloy. Cosas como ésta me animan a seguir conociendo este sitio, con gente tan riquiña.

En mi lección de cultura gallega, hoy vamos a por una construcción que he escuchado a tres personas diferentes esta semana y que ya he incorporado. Cuando un gallego dice "a vaquiña polo que vale" en realidad te esta intentando decir que podemos ser muy amigos, pero que los negocios son los negocios. En el fondo, la pela es la pela.

¿María Abradelo está en A Coruña?

Publicado el domingo, 26 de octubre de 2008

La verdad es que te vas al fin del mundo, metes 1.000 km entre Valencia y tú, desintonizas TVVi y te prohibes entrar en Levante-EMV. De hecho, vas a tirar la basura y, en un aparcamiento perdido de A Coruña te encuentras con un bonito autobús de Els Jocs Esportius de la Comunitat Valenciana. Pero no lo ves claro: te das tres vueltas, cierras y abres los ojos y allí sigue. Y te preguntas: ¿qué narices hace un autobús como este en Galicia?

Yo no tengo la respuesta, porque estuve mirando de dónde era el autobús (Valencia, por supuesto), si el conductor tenía algo que hiciera pensar que fuera gallego (negativo, aunque supongo que él pensó que yo era un espia de Os Xogos Deportivos Galegos) o si, directamente, había alguna competición. Pero nada, era entresemana. ¿Habrá más entregas?

En imagen, un autobús con propósitos desconocidos. Cosas como ésta me dan miedo, porque en cualquier momento puede venir otro autobús con María Abradelo dentro y una corte de falleras.

En mi lección de cultura gallega, hoy toca hablar de una frase que puede llegar a desesperar. Los gallegos nunca dicen "para el año que viene voy a veranear a Pontedeume", sino "para el año voy a veranear a Pontedeume". Es una forma bastante interesante de ahorrar palabras, a costa de quitar parte de la localización temporal. Ex. Para la semana haré más entradas.

Faneca way of life

Publicado el viernes, 24 de octubre de 2008

El otro día paseando por la calle Real de A Coruña redescubrí una tienda de camisetas muy interesante. Venden esas típicas prendas que hacen mucha gracia, pero que nunca te pondrías. El caso es que encontré algo bastante gracioso y que, lejos de comprármela, me recordó a aquella vez que comí faneca. Para aquellos que no le acaben de encontrar la gracia, sólo diré que la faneca es un pescado bastante típico de estos mares, cuya composición viene a ser 98% espinas y 2% todo lo demás. Como me gusta decir, la faneca es "un saco de espinas" que provoca más muertes al año que el tiburón blanco. Así que, si veis una faneca en vuestro plato, por favor, ¡huid! Por supuesto, esta entrada va dedicada a Juana...

En imagen, una camiseta que, seguramente, no baja de los 20€. Cosas como ésta me demuestran que la faneca es un depredador incansable y que me persigue por el mundo.

En mi lección de cultura gallega, un chiste de nivel medio-avanzado que pude escuchar ayer en TVG. El programa rosa de la gallega llama Carallete a Falete (aclaro que yo no lo estaba viendo, sólo que entre la CNN y Bloomberg TV tengo TVG). La explicación de este mote es tan sencilla como buscar en un diccionario de galego el término carallo.

Coses de casa

Publicado el miércoles, 22 de octubre de 2008

Cuando estás lejos, lo que echas de menos es lo que no tienes. Echas de menos las lluvias torrenciales (aquí se llaman "llueve todos los días a todas horas pero no te mojas casi"), la familia (aunque el teléfono es una buena excusa para preguntar los deberes desde la distancia), la novia (después dirás que no te cito, ¿eh?), los amigos y unas cuantas cosas más de esas que llamaríamos "pequeñas que te hacen sentir como en casa".

Una de ellas es Mercadona. Aquí hay supermercados de todos los colores y texturas, pero también hay un Mercadona. Uno sólo y lejos de cualquier sitio en el que yo pueda estar, pero existe. Y el caso es que ir de compras a Mercadona es como estar en casa. Como se dice por aquí, tengo pasadas muchas historias en estas tiendas. Y poder comprar algo de Hacendado, reconozco, no deja de tener su cierta gracia. Una de ellas es que, por ejemplo, todos los recipientes de plástico vienen desde Aldaia y, la carne, desde Cheste. Anoche, sin ir más lejos, cenamos carne y empanada, una perfecta mezcla de culturas, sabores y sensaciones.

A otras cosas te acostumbras, como el suelo de madera y el nórdico de casa de Lui y Diego. O como empezar a vivir cerca, por fin, de donde vas a ir todos los días. Pero eso...otro día.

En imagen, dos bolsas repletas de mis cosas básicas, por supuesto compradas en Mercadona y en A Coruña. Cosas como ésta me hacen pensar que, los cambios, poco a poco.

En mi lección de cultura gallega, una palabra que existe en castellano, pero que sólo la he escuchado aquí. En Galicia tenemos tahonas y panaderías. En la primera el pan y las empanadas se cuecen en horno propio; en la segunda, no hay horno que valga... Ejemplo: el domingo me comí una empanada realmente rica (y la compré en una tahona).

Y sin embargo...llegué

Publicado el martes, 21 de octubre de 2008

Hace ya algunos días que puse pie en Galicia (o como se diría por allí, "he puesto"). Esto es lo que tiene viajar, que no siempre dispones de todo el tiempo que quieres para mantener el blog activo...pero si no vives, no hay blog. Porque para lamentarse hay que tener algo por lo que lamentarse.

Volvamos al tema...el caso es que llegué. Desde el sábado por la tarde ya estoy en A Coruña y, ahora mismo, a puntito de volar de casa de la prima y el marido de Cristina, Lui y Diego. No es que me echen, pero todos tenemos derecho a la independencia, especialmente ellos. Puede ser que desde este fin de semana empiece una nueva aventura en A Coruña, con dos chicas y un chico gallegos algo más cerca del mar. El piso, con algunas comodidades menos que el de Lui y Diego, está en la zona burguesa de la ciudad y casi huele a billetes de 10.000 pesetas. Por suerte, los colchones son nuevos y algunos de los muebles también (otros tienen más años que yo y estoy seguro que sacaría una pasta si los vendiera en el rastro).

Y como os he tenido un poco abandonados, intentaré hacer unas cuantas entradas estos días, antes de marchar de casa de Lui y Diego, porque luego estaré unos días sin Internet (justo cuando comienzo el máster y mientras nos dan de alta el ADSL). Y la de hoy, lejos de ser pretenciosa, sólo enseñará unas imágenes del vuelo del sábado. Procuré que estuvieran hechas a la misma altura, pero seguramente haya una diferencia de algunos centímetros (todos somos humanos).

En imagen, dos instantáneas del vuelo entre Valencia y Santiago (la primera a la altura de Riba-Roja y junto a la A-3 y la segunda sobre Santiago de Compostela, en un día bastante soleado). Cosas como ésta demuestran que en Galicia todos los días hace sol...volando a 1.000 metros de altura.

Como extra, voy a añadir una píldora de cultura gallega, para demostrar que me estoy integrando. Voy a bajar a echar el polvo (es decir, voy a bajar a echar la basura).

Piso, ¿dónde estás?

Publicado el miércoles, 15 de octubre de 2008

Cuando se vive en casa, no tienes que pensar en que mañana puedes dormir bajo un puente (excepto que tus padres hayan visto alguna vez el extinto De patitas en la calle). Ésa ha sido mi situación en los últimos 23 años, aunque no parece que vaya a durar mucho. En tres días un avión de Ryanair se posará grácilmente sobre Santiago de Compostela y habrá acabado la primera parte de la aventura: algo así como "me he atrevido, ya estoy aquí". Y empezará la siguiente fase: "muy bien, ¿ahora dónde duermo?".

Porque ahora mismo, no tengo piso. De hecho, hasta un simpático grupo de italianos ha encontrado una persona (italiana, imagino) para compartir su piso-morada del ocio. Triste... El caso es que no dormiré en la calle, por supuesto y gracias a Lui y Diego (sin duda tan tiernos como un Donut del día), y puedo ocupar su casa unos días. Mejor será para ellos que me echen rápido, no vaya a ser que pierda mi halo de misticismo a las primeras de cambio...

Retomando el tema de los pisos, la verdad que es un caos. Porque el que no está lejos, no tiene Internet, y el que no es un 20º sin ascensor ni escaleras o no cuenta con persiana en la habitación. Al principio pensaba ser un poco exquisito, pero ahora estoy empezando a renunciar a caprichos (léase ascensor, calefacción, "cercanía" o qué sé yo)... Y eso que no estoy hablando de convivencia, porque me he rebajado y he declinado descartar pisos repletos de chicas (sigo baneando apartamentos a compartir con sólo una chica), Erasmus o psicópatas encubiertos.

No sé cómo acabará todo esto, pero cada día me acuerdo más y más de los dolores de cabeza que Toni ha tenido durante 6 años de carrera para encontrar/mantener/buscar gente para su piso (por cierto, el chico ofrece habitación en Benimaclet y seguro que es un chollo, propuestas a mi correo). Y me acuerdo de la entrañable habitación que tenía Cristina en Brest, muy recogida, ultraalergénica y cara a más no poder. Pero la tenía y por ella la envidio. ¿Correré la misma suerte?

En imagen, una instantánea que hice el pasado año en el Campus de Burjassot, seguramente para Universitar. Cosas como ésta demuestran que la vida es caprichosa y que nunca se debe cantar victoria.

Un nombre, un proyecto, muchos deseos

Publicado el martes, 14 de octubre de 2008

Como buen ex estudiante de periodismo que se precie, por fin me he decidido a empezar esto que, por decirlo así, llamaré blog. Un lugar donde dejar un poso de lo que me rodea, de lo que espero que me pase y que servirá para demostrar que sigo vivo y para darle una vuelta de tuerca a todo aquello que he decidido que voy a vivir. Reconozco que este proyecto nació en cuanto leí mi nombre en la web de Caixanova (ahora es cuando todo el mundo clica y piensa "menudo autobombo se da" y el webmaster de Caixanova detecta un inusual tráfico de visitas desde Valencia), porque en ese mismo momento decidí que iba a tener un blog e iba a tener este nombre. Y lo mejor: estaba libre.

Tiene su explicación: la primera parte, eso de "Levante", viene de lo que me precede y de mi verano en el periódico más leído por los valencianos, en la delegació de La Costera-La Canal de Navarrés-La Vall d'Albaida. Tres meses llenos de gratas experiencias, inmensos momentos junto a personas que se han portado muy bien: la condescendencia de Ricard, la amabilidad de Ruth, la atención de PI, la sencillez de Isabel, la tensa armonía de Javier y Lolín, el misterio de David, la magia ilustrada de Tino y el descubrimiento personal (porque profesional ya lo daba por asumido) de Paco. Por supuesto, esto de "Levante" no viene de "levante feliz", que esa disputa está más que superada. Es por ello que, Levante-EMV, es el escalón que tengo justo detrás.

¿Y delante? Poniente. Aquí sí voy a jugar con la cartografía, porque me voy al final de la cartografía, al final de la tierra. O eso es lo que hubiera pensado 500 años atrás, cuando no había nada más allá de Fisterra. Y allí me voy.

En el camino quedan muchas preguntas, muchas ilusiones, muchos deseos y, sobre todo, muchos retos. Pero mejor será avanzar post a post. De momento, la sensación que me rodea a tres días y pico del viaje se resume con una frase de la que no desvelaré autor: "Todo lo que tenemos que decidir es qué hacer con el tiempo que se nos ha dado". Así sea.

En imagen, pantalla de información del coche el primer día de trabajo, justo a la entrada de Xàtiva (en efecto, 39º y sin estar al sol, ni ser un día demasiado caluroso). Cosas como ésta demuestran por qué Xàtiva es la millor ciutat del món.

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