De petroleros que se olvidan fácilmente

Publicado el sábado, 14 de noviembre de 2009

Ayer se cumplían siete años del hundimiento del Prestige, la mayor catástrofe medioambiental que ha afectado a Galicia en la última década (aunque también tendríamos que considerar los incendios de 2006). El caso es que, recurrentemente, el asunto vuelve a la luz pública cada mes de noviembre, a mediados, y se habla de que casi todo sigue igual. O dicho como una verdadera patada en el estómago: una de las movilizaciones populares más importantes posiblemente de la historia contemporánea de Galicia no ha servido de nada. Ni más, ni menos.


Recuerdo que ahora hace siete años siempre me enteraba de las últimas noticias de la catástrofe del Prestige de la última manera: el informativo nocturno de RNE al salir del instituto, en el coche del padre de Julio. No podía evitar pensar en otras cosas, era una época rara la verdad. Y todo aquello de los hilos de fuel, de las galletas de chapapote y de no sé qué más. Me parecía tan lejos como doloroso.

Pero mira si da vueltas la vida que ahora estoy aquí y todo ha dejado de ser raro. O se ha vuelto más, no sé. Y el que se entretiene viendo petroleros pasar frente a la ría soy yo. Dicen los medios que ahora la mayoría son bicasco e incluso tricasco, pero eso tampoco garantiza nada. Dicen que el sistema de coordinación sigue sin funcionar, no me extraña. Incluso dicen que un temporal como el de este fin de semana daría más de un susto a algún que otro petrolero que se pasea por la zona. Dicen tanto, que sólo se volverá a hablar del tema con seriedad el día que vuelva a pasar algo.

En segundo plano de la imagen, frente a las Cíes un mercante espera para entrar en el Puerto de Vigo, mientras un petrolero cruza la boca de la ría. En primer plano, unos valientes bajan del Faro de las Cíes.

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