Razonamientos lácteos

Publicado el miércoles, 23 de septiembre de 2009

El tema de la leche no es asunto baladí por estas tierras. Básicamente porque uno de cada tres litros de leche que se producen en el estado tiene como origen una vaca gallega. O porque 13.000 familias viven directamente de este sector en la comunidad. O porque en provincias como Lugo representa el 6% del PIB. Así que cuando uno va a comprar la leche que va a agregar a su descafeinado de sobre, siente una gran responsabilidad.


Además, el verano ha estado movido. El precio de la leche en origen ha pasado de máximos a mínimos históricos en las últimas dos décadas, en tan sólo dos años. Los productores pidiendo un precio mínimo por la leche y sacando los tractores a pasear. Los mayoristas, en silencio y alegando motivos de bajada de consumo. Y con la Xunta sin actuar en el centro del cruce de reproches, vamos.

Y empiezan las decisiones. Si compras marcas que no envasan leche gallega, estás traicionando al bienestar de la comunidad. Así que nada de Central Lechera Asturiana (aunque compra leche gallega) o Pascual (que prefiere dejar de recoger leche aquí, para aumentar la francesa).

Luego tenemos la disyuntiva de la leche autóctona. Aquí al sur no llega leche Celta con demasiada facilidad (y, bien, una cosa es compromiso y otra muy distinta andar 3 kilómetros para buscar un brick). Y si miramos a Leche Río, pues mejor cerrar los ojos. La empresa propiedad del empresario gallego Jesús Lence (que comercializa hasta el 30% de la leche en Galicia a través de Leyma y Río), se dedica a dinamitar los acuerdos y dejar miles de litros de leche sin recoger. Y ante la absorción de empresas míticas como Clesa por holdings alimenticios, ya sólo queda Feiraco. Una pequeña cooperativa que ha comprendido que la I+D+i es la única manera de llegar al éxito. De momento, mientras mejoran sus canales, su marketing y se trabajan una imagen, no son más que una pequeña piedra. Pero es cuestión de poco tiempo, seguro.

Y si no puedo comprar leche de fuera, porque se llama traición, ni leche de aquí porque se llama explotación, ¿qué me queda? Marcas blancas. Pues tampoco. Porque resulta que revientan el mercado. Las grandes cadenas del sector se dedican a exigir menos dinero y a hundir el precio del litro de leche por bajo de los 0,30€ (algo así se pagaba hace 20 años). Aunque tampoco todos (le tengo amor a Mercadona...pero no tanto como para cruzarme media ciudad por 6 cartones de leche).

¿Y cómo cuadro este círculo? Con una sencilla técnica matemática: la alternancia. Esta semana Leyma. La que viene Central Lechera Asturiana. A la otra, Feiraco. Más tarde, Carrefour. Y así hasta que me canse. Porque el día que me canse de tener remordimientos, me compro una vaca y la ordeño todos los días antes de irme a Caixanova. O me paso al te...

En imagen, una inocente merienda típica por mi casa: un café con pastas, junto a mi nuevo azucarero retro. ¿Me debo sentir mal por lo bien que me ha sentado?

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