La obsesión de Amancio

Publicado el martes, 24 de marzo de 2009

Si hay dos empresas a las que admiro profundamente (además de Caixanova, por motivos obvios), éstas son Mercadona e Inditex. Es difícil saber con cuál de las dos me quedaría, pero mataría por entrar durante una semana en cualquiera de ellas. Y no es broma. O tal vez un poco sí...

El caso es que desde hace algunos meses sigo con especial interés lo que rodea a Amancio Ortega e Inditex en general. En el fondo supongo que será porque vivo a un cuarto de hora del hombre más rico de España. Algo que, por cierto, supone todo un ejercicio de autocontrol. Y, descubriendo empresarialmente algunos de sus secretos, no puedo más que quitarme el sombrero. Algo así como que el tiempo medio entre que una prenda de ropa es un boceto y se puede comprar en una tienda es de tan sólo 12 días. Imaginaos el poder que tiene para adaptarse a los gustos de los consumidores. Y especialmente si comparamos esto con H&M, cuyo tiempo de respuesta se alarga hasta 6 meses. O, por ejemplo, que en sólo tres años ya tenía abiertas casi un cincuentena de tiendas, cuando la mayor parte de las empresas sólo dan pérdidas en los primeros tres ejercicios.

El caso es que Amancio tiene una obsesión. Y se llama, precisamente, H&M. Tanto es así que obstaculizó durante años la posibilidad de que la marca sueca llegara a A Coruña. Cuestión psicológica o no, el bueno de Ortega fue comprando todos y cada uno de los locales y edificios en los que se interesaban los suecos. En algunos casos abría tiendas (¿otra más? ¡otra más!) y, en otros, directamente dejaba que se acumulara el polvo. Así es él.

La muestra definitiva llegó con el mercado de la Plaza de Lugo, que antiguamente era el mercado del pescado de la ciudad. En 2002 se tiró abajo y, durante cuatro años, se levantó el nuevo. En el que, y por extraño que parezca, se mezclaba el pescado y otros locales comerciales de servicios. Sí, un concepto un poco raro, pero que casi no da asco (cuanto apenas se percibe un ligero tufillo a faneca). Y, ¿a que no sabéis quién quería comprar los locales comerciales? Sí, H&M. ¿Y a que no sabéis quién los acabó comprando? Sí, Amancio Ortega.

En ellos acabó poniendo un Stradivarius, un Berskha y un Pull&Bear. Y, teniendo en cuenta que Zara, Maximo Dutti, Oysho y Zara Home están a menos de 100 metros, no había lugar para ellos. Como os podéis imaginar, al bueno de Amancio le sobraban metros por todos los lados. Y, como quien no quiere la cosa, revendió parte del espacio a Fnac. Se comenta que a la mitad de lo que le costó. Pero daba igual, H&M no consiguió entrar en 2007.

La historia acabó mal, porque H&M consiguió entrar en A Coruña en 2008, gracias a un hipercentro comercial a las afueras de la ciudad. En el fondo entró porque Amancio quiso, que si hubiera sido por él, compra los 62.000 m2 del centro y crea 10 ó 12 nuevas marcas.

En imagen, el mercado de la Plaza de Lugo, justo a las puertas de la FNAC. Imágenes como ésta me demuestran que en A Coruña todo lo que se mueve, se mueve porque Amancio quiere. Incluso este blog...

3 comentarios

Comentarios

Anónimo dijo...

mellor título para este post:"la obsesión de Luis con Amancio"

oysterboy dijo...

Que quieres que te diga, no acabo de ver el concepto de estar merodeando por la fnac con un permanente tufillo a sardina....

Luis Guillot dijo...

Querido "Eu"...en el fondo de obsesión ninguna. Que sólo escribo de Amancio y de Hacendado para llenar entradas, que yo ni compro en Zara, ni en Mercadona...
Estimado Oysterboy, créeme, tiene su encanto. Y más si le sumas una más que interesante sala de conciertos con buena programación.

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