Y es que, sin tetas, no hay paraíso
Publicado el miércoles, 19 de noviembre de 2008
Hoy voy a empezar a escribir sobre algo que todavía no había aprovechado: la actualidad mediática. Y es que, a 1.000 kilómetros de las noticias, las cosas tienen su cierta gracia.
Como bien sabéis, la discoteca Pachá de Valencia ha decidido sortear una operación de pechos entre sus "clientes". Es la genial idea que ha tenido el equipo de márketing de este sitio, si es que tienen de eso. Desde ayer la noticia corre por los medios de comunicación y, como todo lo que llama la atención de Valencia, hay quien me pregunta. "Oye, ¿te has enterado de lo de las tetas?". Sí, y tanto...
Por supuesto, no voy a entrar a valorar lo que me parece esta idea, ni tampoco la corrección posterior (porque ahora puedes invertir el premio en bótox o en depilación láser). Ni, mucho menos, la "intervención" de la Generalitat y del ministerio. No voy a entrar porque no tengo una única opinión: por una parte me parece denigrante este culto a la imagen pero, por otro, no me extraña nada de lo que esta sociedad saque. Así que, nada sobre el culto a la imagen, el machismo implícito o cualquier otra cosa que se os ocurra. Tan sólo voy a hablar de una cosa: por favor, valencianos, comportaos que desde aquí parece que vivís en un circo. Y luego quedo mal ante mis compañeros de máster. Y, a los que vais a participar, pues mucha suerte, que con lo cara que está la vida, dos lolas gratis tienen su tirón.
En imagen, el cartel promocional. Cosas como ésta me demuestran que está bien visto que una chica saque un préstamo para ponerse tetas, que un novio o unos padres le regalen a su novia o hija la dichosa operación o que se pasen el verano deseando que llegue la operación; pero un sorteo, es "más" denigrante. Triste.
En mi lección de cultura gallega, hoy voy a introducir una palabra sencilla de entender y totalmente definitoria: sentidiño. Pues eso, sentidiño.
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