Peregrinación a Santiago

Publicado el sábado, 1 de noviembre de 2008

Dicen que Vigo es el motor económico de Galicia y A Coruña el centro de negocios y turismo de la comunidad. Por cuestiones históricas A Coruña siempre ha sido la capital y, Vigo, se ha centrado en mirar hacia el norte de Portugal. Con la recuperación de la democracia, pero, ninguna de las dos se convirtió en capital de Galicia: A Coruña se tuvo que conformar con ser capital de provincia y, Vigo, ni eso. En este juego de equilibrios, un pueblo con una moderada tradición religiosa se convirtió en la capital política de 2 millones de gallegos (algunos más ahora). Pero nada más: están en el centro y mucho más asequibles que cualquier otra ciudad gallega al resto de los vecinos. Esto viene a ser algo así como si Sagunt fuera la capital, para evitar disputas entre Valencia y Alicante. ¿Raro? Seguramente.

Todo este rollo lo cuento porque hoy he estado en Santiago de Compostela. Como buen peregrino, he tardado unas 2 semanas en llegar, que me da una poderosa media de 72 kilómetros al día. Por supuesto, yo he sido algo más señorito y he utilizado un avión y un tren, que siempre es menos cansado. Precisamente lo que más me ha gustado ha sido el tren: un bonito trazado en vía doble/vía única sin electrificar y con dos posibilidades. Una, un tren rápido que cuesta 5,25€ y tarda 44 minutos (aunque ha tardado 50) y un tren lento que cuesta 3,90€ y tarda 59 minutos (aunque le ha costado llegar 55 minutos).

Una vez en Santiago, he seguido a rajatabla las indicaciones de mi compañero de piso, perfectamente detalladas en un A4 repleto. He visto la zona vieja, las facultades, el Obradoiro y su catedral y algunas cosas más que seguramente tienen nombre, pero yo no lo recuerdo. He comido tarta de santiago y suspiros de peregrino. He visitado unas cuantas decenas de tiendas de "agasallos" y he chafado unas cuantas calles perfectamente empedradas. Por supuesto, puedo decir que he visto el sol, la lluvia y el diluvio (por lo menos sé que aquello de "si en Santiago no ves llover, tienes que volver" no va conmigo). Incluso me ha dado tiempo a hacer 126 fotos, abrazar el santo y reprometerme que algún día haré el Camino.

También he tenido tiempo para ver que el turismo es importante en la ciudad y eso nos deja unas cuantas escenas típicas de los San Fermines: una pareja de franceses que me ha pedido una foto, un marroquí al que le he hecho un photobook y una extraña amalgama de una china, una japonesa y una vallecana, unidas por el Camino. Sobre éste grupo, lo más curioso es que buscaban desesperadamente un horno donde comprar huesos de santo (la china no acababa de entender la gracia de los "saint bones"). El caso es que la conversación ha sido algo así como:

-Hola.
-Hola.
-Mira, es que buscábamos una panadería para comprar huesos de santos, porque yo siempre los he comido en Todos los Santos y ellas no saben que son. Y como tú eres de aquí, pues para ver si nos indicas.
-Bueno, realmente no soy de aquí, pero sé dónde hay una panadería.
-Es un poco rara la situación, una vallecana hablando en inglés con una china y una japonesa.
-Ah, ¿de Vallecas?
-Sí, ¿cómo lo sabes, por mi acento?
-[Dudas] Sí, porque no me suena tu acento de esta zona.
[La china le pregunta en inglés que qué son los huesos de santo y ella le dice que es un "postre típico" y que le va a gustar tanto como la paella. Llegamos al horno y la japonesa me invita a tomar un café. Por supuesto, rechazo su invitación, porque tanta multiculturalidad sólo da para hacer documentales de Lonely Planet o contar chistes. Y mi tren salía en una hora].
En imágenes, varias capturas de la catedral. Imágenes como éstas me demuestran que nunca se debió inventar el color en la fotografía...

En mi lección de cultura gallega, hoy vamos a por la frase confusa de la semana. Un compañero del máster, justo cuando salía por la puerta, me dice: "¿ya marchas?". "Sí, ¿por qué?", le dije. Y con eso le sobró para saber que no era gallego. Los gallegos son amables hasta en esto...

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