Un mes: ¿ya o todavía?

Publicado el martes, 18 de noviembre de 2008

Y con la tontería, ya llevo un mes en A Coruña. Un mes desde que aquel avión de Ryanair aterrizó, con 10 minutos de adelanto, en Santiago. Un mes desde que dejé de ver todo lo que conocía y descubrí muchas cosas que nunca había podido imaginar. Un mes, dicho sea de paso, en el que he pasado de tener dos maletas medio vacías y un gran miedo, a un armario ropero lleno de cosas necesarias y bastante ilusión por lo me queda. Mirado así, sólo una frase puede resumir todo esto: ya llevo un mes todavía.

Algunas cosas han cambiado desde entonces. Hace justo un mes, vivía en casa de mi prima gallega (supongo que es lo mínimo que le puedo dedicar a Luisa, la prima de Cristina, que no se cansa de repetir mi primo valenciano), no tenía piso propio, ni sabía cómo iba a ir el máster. Es más, hace un mes, el simpático piloto de Ryanair dijo una frase que me confirmó mis temores: "esperamos volver a verlos en nuestros aviones entre Santiago y Valencia...si la Generalitat nos deja". Por supuesto, la Generalitat no quiso y yo he tenido que buscar alternativas para mi vuelta a casa. Ha cambiado, también y sin querer, mi forma de hablar: copio acentos y estructuras demasiado rápido. Y vivo junto a dos chicos del pueblo en el que más gallego se habla de todo el mundo: Burela (y donde Kate Ryan se inspiró para componer su último hit). El caso es que, sin querer, cada vez me cuesta más utilizar formas verbales compuestas...

El caso es que, con algunas cosas más y unas cuantas menos, aquí estoy. Echando de menos a un puñado de personas. Pero las oportunidades tienen eso, que no puedes renunciar a ellas sin arrepentirte por el resto de tu vida. Y esta oportunidad, a corto plazo, tiene sus ventajas: como que los (dos) lectores de este blog tienen una casa (¿más?) en Galicia. [Nota mental: cuando este blog sea un espacio de referencia en Internet, tal vez debería eliminar esta última línea]. Y, lo más apasionante de todo esto es que, en un mes, seguramente, estaré tratando de comprimir mis recuerdos y dos o tres pantalones de camino a Valencia. Y, en el fondo, todo habrá seguido sin mí.

En imágenes, una de las calles más céntricas de A Coruña vista desde mi piso, concretamente Juan Flórez (Joan Florz o John Flowerz, también). Siempre he deseado hacer fotos de este tipo, desde que las vi en aquellos libros de Conocimiento del Medio en EGB, y desde que Renard puso en mis manos una Nikon D-200. Cosas como éstas demuestran que tengo tanto que hacer...

En mi lección de cultura gallega, hoy voy a hablar de la xeada. Suena bien, suena armónico y hasta dan ganas de comprar dos o tres. Desgraciadamente, ni se puede comprar, ni tampoco evitar. Y sin embargo, ahí está cuando te descuidas, cuando no te cubre un árbol, cuando es tarde. ¿Y su significado? Mejor que lo defina la Real Academia Galega.

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