Movilizaciones y sanidad

Publicado el lunes, 3 de mayo de 2010

A vueltas con dos asuntos sanitarios estamos en Vigo: el cierre del Hospital de la Cruz Roja y la adopción de un modelo mixto para el futuro centro asistencial de la ciudad. Dos asuntos muy distintos, pero que han coincidido en el tiempo y unen sinergias, que no son tiempos de derroche.


El Hospital de la Cruz Roja, el más veterano de la ciudad con 75 años y propiedad de la ONG, está a punto de cerrar sus puertas. La falta de entendimiento con la actual Xunta y su déficit crónico están a punto de obligarle a bajar la persiana. Se pierden 70 camas para pacientes muy dependientes y 70 puestos de trabajo, que no es cualquier cosa.

En cuanto al segundo tema, la ciudad cuenta ahora mismo con dos grandes hospitales públicos: el Complexo Hospitalario Universitario de Vigo (también conocido como Chuvi, Xeral ó Cíes) inaugurado en 1955 y Meixoeiro, que data de principios de los noventa. El primero es incapaz de crecer más, mientras que el segundo es incapaz de conseguir su anhelada ampliación. Teniendo en cuenta que el modelo de hospitales medianos no acaba de implantarse en Galicia, ambos centros acogen pacientes de Vigo y su entorno, pero también de localidades más alejadas e, incluso, de Portugal.

Por esta razón, desde hace algún tiempo se habla de un nuevo centro sanitario, en unos terrenos definidos en Beade. La polémica arranca en que el nuevo hospital sería de titularidad pública, pero explotación privada, algo que todavía no ha cuajado en la comunidad. Y muchos, posiblemente con bastante razón, defienden que éste es el primer paso para privatizar la prestación de un servicio público. En Valencia este asunto ya nos suena, ya que desde que en 1999 se pusiera en marcha el hospital de la Ribera en Alzira, mucho se ha hablado de este modelo que después han adoptado otros centros como el de Torrevieja y, posiblemente, Torrent.

En imagen, una interesante unión entre difusión ciudadana convencional y 2.0. Había visto carteles de este tipo para vender coches, alquilar habitaciones, quitar el mal de ojo, asistir a conferencias y mil cosas más. En el fondo, supongo que habrá personas que, en su vida real, abre galletitas, da de comer a los gorrinos de su granja y pide frases a todas horas. Por cierto, aquí está el grupo en cuestión.

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