Navidades que se acaban

Publicado el domingo, 10 de enero de 2010

Yo soy de los que creen que las cosas se acaban cuando uno decide que se acaben. Ni un momento antes, ni uno después. Supongo que todo esto tiene que ver con todo lo que aprendí el año pasado sobre el pensamiento positivo y el control de las emociones. O puede que no. Pero la realidad es que las oportunidades no llegan hasta que uno está preparado para subirse a ellas. O los trenes no se van si uno, realmente, no quiere que se vayan.


Y hoy es un buen día para cerrar la Navidad, en una fecha y hora especialmente graciosas: 10:01 del 10/01/10 (vamos, el sueño de todo ingeniero amante del binario). Volviendo al tema, yo acabo de guardar un pequeño árbol de Navidad retro que compré y de finiquitar mis provisiones de turrón, aunque algo queda de chocolate. Y, lo más importante, he limpiado los cristales y ventanas, que tenían algún que otro dibujo en nieve de decoración. Podemos decir que las Navidades más cortas, viajeras y sosas de mi vida han terminado y, ahora, hay que prepararse para lo siguiente.

En imagen, limpio una figura de un reno dibujada con espuma de decoración, gracias a una plantilla. La parte más desagradable de todo esto es que el reno se convirtió en unos polvos blancos muy parecidos a los plátanos del Lidl.

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