De lenguas

Publicado el sábado, 6 de junio de 2009


A veces me encuentro con gente por Galicia a la que tengo que intentar explicarle la compleja situación lingüística que se vive por Valencia. Hay quien me pregunta si hablo catalán, valenciano o qué narices. Y, la verdad, dar una respuesta es bastante sencillo, pero transmitir lo que se siente por allí, es bastante más dificil. Tal difícil que empieza por el mismo nombre del lugar geográfico (que todavía no hemos decidido demasiado bien si somos Comunidad, País, Reino o vete tú a saber qué). Un cacao ideológico y político del que nadie nunca sacará a los valencianos por una sencilla razón: la polémica da votos.

Pero, más allá de nombres, el hecho identitario más potente es la lengua. Y aquí seguimos sin aclararnos demasiado. Bueno, la comunidad universitaria y científica, sí. Porque no existe ningún departamento filológico que avale que el catalán y el valenciano son lenguas distintas, mientras que más de treinta universidades en todo el mundo tienen estudios que demuestran la unidad de la lengua. Y, seamos sensatos, en estas cosas debemos dejar opinar a los expertos.

Y quien no se acabe de creer esto, pues hechos. Como que toda mi generación ha crecido viendo Bola de Drac en Canal 9...y Bola de Drac Z en TV3. O que la generación de mi padre empezó a ver el fútbol en la catalana, antes que en la valenciana (basicamente porque no existía). O las nulas confrontaciones del Riu Sec al norte, que es realmente la zona de exposición.

Así pasa que la gente de Polònia (un programa de humor que se emite en TV3) no puede más que parodiar esta absurda situación, y la recrean con una reunión entre Camps y Montilla. Y, los que tenemos sentido del humor y pensamiento crítico no podemos más que reirnos. Porque si empezamos a pensar que existen páginas oficiales en catalán y valenciano sin ninguna diferencia o que la fracasada Constitución Europea tiene una versión en catalán y otra en valenciano idénticas...

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