Por el bulevar de los sueños rotos

Publicado el domingo, 12 de junio de 2011

Vigo sumó ayer dos protagonistas más a su ya concurrida Avenida de la decepción: el Celta y Corina Porro. Se trata de una travesía en la que los nuevos inquilinos se empadronan en casas sin número y habitan en la precariedad durante un tiempo. Tal vez con añoranza esperan una carta que les comunique el regreso a sus glorias pasadas, a las plazas engalanadas. La mudanza de la concejala popular y el equipo vigués bien se veía venir y en el ideario colectivo de la ciudad se ha encajado con pundonor.

El escenario dibujado por las elecciones municipales no se movió una coma de lo previsto: el PP fue la fuerza más votada pero se quedó a un edil de la mayoría absoluta, mientras que la reedición del acuerdo PSdeG-BNG sumaba para alargar cuatro años más la gestión de Caballero. Sin embargo, el guión cambió ligeramente, ya que los nacionalistas apoyaron la investidura del socialista, pero no entrarán a formar parte de su gobierno. Una legislatura en minoría con la que el BNG pretende desprenderse de la imagen servicial que se ha ganado a pulso en estos cuatro años y el PSdeG optar a la mayoría absoluta en 2015, frente al previsible relevo en el PP.

La continuidad del PSdeG al frente del consistorio olívico hace que Vigo sea la segunda ciudad en número de habitantes del estado gobernada por socialistas (sólo detrás de Zaragoza) y perpetúa la etiqueta de infranqueable bastión del sur de Galicia para los populares.

El Celta cerró la temporada anoche en Granada, despidiéndose del ascenso a Primera frente a un consistente Granada. La línea descendente del equipo vigués hacía presagiar que el playoff iba a ser un obstáculo casi insalvable. Injusta eliminación no obstante, tras una agónica tanda de penaltis. Aún así, la parte positiva es que vuelve a recuperar algo de pulso tras dos temporadas flirteando descaradamente con el descenso a Segunda B. Y, no olvidemos, recuperamos el morboso derbi gallego por excelencia, amén de la pérdida de categoría del Dépor, al que se puede sumar un Lugo que viene con carrerilla desde la categoría inferior.

En imagen, los carteles que han inundado Vigo esta última semana, cortesía del Concello de Vigo. No sé si me gusta porque se fomenta la imagen de ciudad o me crispan porque se derrocha el dinero, de nuevo, en autobombo. En cualquier caso, a partir de ahora servirán para engalanar el Bulevar de los sueños rotos.

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