Galicia menos hoxe

Publicado el miércoles, 29 de junio de 2011

Cada vez que desaparece un periódico es un drama. Soy periodista y no es agradable ver cómo se trituran ilusiones, puntos de entender la actualidad y puestos de trabajo en un sector tan precario como el nuestro. El último ejemplo de paro de rotativa en este lugar del mundo ha sido Galicia Hoxe, el que hasta ayer era el único diario en gallego. Una apuesta empresarial valiente que, tras casi 3.000, cierra el chiringuito por la inviabilidad económica.

Galicia Hoxe no era sólo un diario escrito en gallego, sino que llegaba a los quioscos con una oferta muy diferenciada. Trataba los mismos temas que el resto de medios, pero se permitía excursiones por producción propia con marcado carácter ecologista, cultural y galleguista. Una gozada para leer con calma, entendiendo su sensibilidad. Y aunque su maqueta empezaba a necesitar un lifting, el uso de las imágenes y los elementos tipográficos era muy valiente, lo más atrevido en Galicia hasta el rediseño de su hermano mayor, El Correo Gallego.

En su cierre subyace un argumento bastante pernicioso: falta de ayudas institucionales, especialmente de la Xunta. El tijeretazo al que estamos asistiendo por parte del gobierno Feijóo es notable, especialmente en todo aquello que la derecha suele considerar superfluo. La cultura es uno de los aspectos sobre los que se recorta tradicionalmente y las lenguas minorizadas, ni te cuento. Está claro que muchas publicaciones no pueden sobrevivir porque directamente no tienen un público masivo; pero no es ni ético ni profesional competir dopados, sumando a la cuenta de resultados varios millones procedentes de las arcas públicas. Pero es nuestra obligación como sociedad velar por nuestros rasgos diferenciales, por nuestra manera de entender el mundo y no anteponer siempre los valores del mercado.

En cualquier caso, Galicia Hoxe sobrevivió con su línea editorial a Fraga (al que, paradógicamente, muchos progresistas echan de menos desde la llegada de Feijóo) y a Touriño, pero cayó en el ecuador de la legislatura de Alberto. Ayer Galicia perdió una forma de mostrarse al mundo y no es una cuestión de ayudas o no ayudas. Se trata del autoodio que llevan impresos los gallegos y que, en cierta manera y como valenciano, compartimos. Así nos va.

En imagen, la última portada de Galicia Hoxe, al más puro estilo Frankfurter Allgemeine, como a mí me gustan. Una captura, por cierto, que tomo prestada de Cuatro Tipos, un blog más que recomendable para amantes del diseño periodístico.

Sin comentarios

LinkWithin

Related Posts with Thumbnails