Las Fallas en Vigo: los churros

Publicado el miércoles, 17 de marzo de 2010

Los más románticos dicen que Valencia, en Fallas, huele a flores. Los más patrióticos, que a flor azahar. Los más falleros, a pólvora y humo. Los más festers, dicen que a cassalla. El resto opinamos que huele a fritanga.


Porque sí, queramos o no, las Fallas son un negocio y los churreros trabajan tres semanas y sobreviven el resto del año. En cada esquina aparece una churrería más o menos aparatosa, más o menos móvil y se dedica a freir lo que caiga, desde las 8 de la mañana hasta las 8 de la mañana del día siguiente. Churros, porras, bunyols. Solos, con crema o con chocolate. Y chocolate, claro. Aunque también gofres, patatas y, como te descuides, también te fríen a esa señora que se las arregla para colarse. Y así durante mucho más de lo que desearíamos los que tenemos un olfato excesivamente delicado.

En imagen, un par de churros sobreviven fuera de su hábitat y sin chocolate. Qué triste es la vida y cuánto se puede echar de menos un aceite tan refrito. Eso sí que es reciclaje y, lo demás, tonterías.

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