Ni a Epi, ni a Blas

Publicado el sábado, 12 de noviembre de 2011

Días atrás me encontré con unos cuantos muñecos de gomaespuma por el centro de Vigo. Eran una versión de Epi y Blas a tamaño natural y en movimiento. Repartían cuartillas y recorrían las calles en coches empapelados. Sin mediar palabra, me dieron un folleto impreso en un A5, en blanco y negro y a dos caras, y siguieron a lo suyo. La gente miraba con extrañeza el papel, como quien espera información sobre la llegada del circo a la ciudad o de un mercadillo solidario. Nada más lejos, las pocas líneas escritas venían a decir que no todo se acaba en PP y PSOE, que se puede votar a otros partidos, en blanco o nulo.

Éstas son las primeras elecciones que voto en Galicia de manera presencial. Hasta ahora, al resistirme al empadronamiento en Vigo, no me quedaba otra que acercarme a Correos y cumplir con los trámites para que mis papeletas volaran hasta la calle Lanjarón de Alaquàs. Un bonito viaje de 1.000 kilómetros con escasa relevancia, un derecho que sale carísimo. Pero el próximo 20-N me dejaré caer, cuatro años después, por un colegio electoral.


La verdad que estas elecciones están siendo muy descafeinadas. Todos damos por seguro que el PP va a arrasar (yo creo que va a superar los 200 diputados, sin casi esfuerzo) y el descalabro del PSOE va a ser escandaloso. El esperado cara a cara fue una pantomima de reproches, condimentado con olor a rancio y en que el ganador lo hizo por puntos, casi por desgaste del rival y sin mover una pestaña. Dónde va a parar lo animada que estuvo la velada en las redes sociales, como últimamente viene siendo habitual. El resto de partidos seguirán quedando en un segundo plano, apelando al clásico voto útil de los mayoritarios en sus dos vertientes: "que viene el PP y recorta" o "que viene Rubalcaba, que es Zapatero, y de esta no salimos". Así nos luce el pelo.

Vigo parece que va a ser el centro de la irreal batalla en Galicia. O así lo demuestra que Rubalcaba nos visite el lunes (en su único acto de campaña en Galicia, después de dejar plantada a A Coruña), mientras Rajoy lo hará también en exclusiva el martes. Y digo que la batalla es irreal, porque aunque Vigo es la segunda ciudad por número de habitantes gobernada por socialistas después del 22-M (detrás de Zaragoza), la hegemonía popular es incontestable. Con Feijóo al frente de la Xunta, el PP ha encontrado un saco de votos que parece no tener fondo. Según el CIS, Rajoy sumará 15 (cuatro más que en 2008), mientras que el PSOE se quedará con 6 (cuatro menos que en 2008) y el BNG conservará sus dos diputados.15 de 23, ríete tú de Murcia.

En imagen, un panel con carteles. Aunque me han dicho de que no es generalizado, la contención parece que marca la campaña en esta ciudad: casi sin vallas, sin banderolas, sin reparto de regalos y sin coches pasando a todas horas. Lógico, con la que está cayendo.

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