2012

As novas opcións

Publicado el viernes, 19 de octubre de 2012

Después del maratón electoral que llevo sobre la espalda en estos últimos días, toca ir cerrando esta trilogía en la que estoy desgranando algunas de las cuestiones más relevantes de las autonómicas gallegas del próximo 21 de octubre. El hecho es que, después de los trasquilones que le he metido a los tres partidos actualmente representados en Santiago, así como a cuatro de las candidaturas más conocidas, he caído en que el concepto "novas opcións" igual es demasiado amplio. O dicho de otra manera, que al margen de las habituales fórmulas de socialistas, populares y nacionalistas gallegos; crecen formaciones íntimamente relacionadas a ellos y/o con un cierto apego a un líder carismático. Y poco más.

Voy a matizar esto último: BNG no es Alternativa Galega de Esquerdas, ni Compromiso. Hacen política de una manera diferente (comunicativamente están a varios años de diferencia), hay caras nuevas y propuestas alternativas. Pero en esencia, y es síntoma de normalidad y muy necesario, estas ideas y algunos candidatos ya se presentaron en 2009 y en 2005 y en 2001 y...

Aclarado esto, se debe reconocer que de las 26 candidaturas que concurren a los comicios del domingo, los sondeos sólo dan posibilidades reales de estar representadas en la cámara gallega a cuatro (PP, PSdG, BNG y AGE), mientras que CxG, UPyD y SCD tendrían que esperar a las próximas elecciones para probar suerte. A derecha e izquierda de estas siete opciones, restan 19 listas más pero, como comprenderéis, no me voy a meter a hablar de partidos como "Piratas de Galicia", "Partido animalista contra el maltrato animal", "Falange española", "Por un mundo más justo" o "Partido humanista". Son ocurrentes muchos de sus nombres, pero en el debate político no sé hasta qué punto podrían superar la aparente focalización con la que fueron creados.

Pero esta entrada se llama "As novas opcións" y, de momento, no he hablado de ninguna. Cuando planifiqué esta idílica trilogía, tenía tres candidatos a entrar en esta entrada en concreto. Tras pasarme por sus programas electorales, dos se han caído clamorosamente y la única opción que resiste es Converxencia XXI.

Aunque obviamente no es la primera vez que un partido de centro se presenta en Galicia, sí es novedad que lo haga aglutinando al galleguismo y al liberalismo social y económico. No es mi intención enjuagar la mala fama de la que goza el liberalismo económico, ni entrar en análisis de programa; pero lejos de desmantelar el estado del bienestar proponen una nueva reorganización más eficiente y profesional en muchos ámbitos de la función pública. CXXI ataca duro a los derroches de estos años atrás y se inspira en políticas de reconocido éxito en educación, industria, fiscalidad o sanidad aplicadas por los liberales de países septentrionales de Europa.

A modo de síntesis, el domingo Galicia escoge a su presidente de la Xunta pero, casi sin quererlo, da la reválida o no a las políticas puestas en marcha por el gobierno de Rajoy en este último año. Hay quien intenta diferenciar ambos escenarios, pero una victoria aplastante de Feijóo daría alas a Moncloa para seguir aplicando la tijera y allanaría el camino del político de Os Peares a Madrid. Disfrutad de la jornada de reflexión (yo todavía tengo que reflexionar sobre a quién daré mi confianza) y votad con sentidiño el domingo. Sea como fuere, mi apuesta queda hecha: 39 PP, 21 PSdG, 11 BNG y 4 AGE.

En imagen, parte del lema de campaña del PSdG, en un cartel de los que se retiraran esta noche. Imágenes como ésta hablan de la realidad que tenemos en nuestras manos este fin de semana.

Nota del autor: "As novas opcións" es la tercera entrega de una trilogía que analiza, simplifica y organiza las principales alternativas electorales para los comicios autonómicos, que se ve completada con "Os de sempre" y "Os vellos coñecidos". No se trata de artículos de fondo, análisis ideológico o comparativa de programas, sino de simples percepciones personales sin ninguna vinculación política.

Os vellos coñecidos

Publicado el jueves, 18 de octubre de 2012

Si tienes un programa electoral pobre, pon un actor. Si tienes problemas de autoestima, funda tu partido. Si adoleces de falta de carisma, únete al mejor postor. En la política, esa forma artificial de unir elementos cuya naturaleza a veces desafía a la química, está todo inventado. Los jugadores saben antes de comenzar cuáles son sus cartas, pero también las del resto de compañeros de timba. Y muchos de esos conocimientos vienen de ese bagaje que expiran y que parece decir "chaval, yo ya jugaba al póquer cuando tú coleccionabas cromos del Madrid de Floro".

Sea como fuere, la política es recurrente y sus rostros, ni te cuento. De hecho, nos sentimos orgullosos de la normalidad de la Transición y de cómo ex ministros franquistas se integraron en la vida democrática. Un baile de máscaras en el que siempre danzan los mismos. Y es que la política parece actuar como un estimulante del sistema nervioso imprescindible para muchos. Precisamente las elecciones gallegas del próximo domingo son una viva muestra de ello. Vaya por delante que todo esta entrada no es una crítica ni una recomendación de voto, sino una simple reflexión de cuán estrechos son los senderos que tenemos bajo nuestros pies.

El primer viejo conocido es Xosé Manuel Beiras, un dinosaurio del nacionalismo gallego que parece gozar de un estado de forma dialéctica envidiable. A los mandos de Alternativa Galega de Esquerdas (frente creado por una escisión del BNG, en coalición con Esquerda Unida y Equo, además de otras formaciones), el político de 76 años parece olvidar las críticas sobre la edad con las que frecuentemente agasajaba a Fraga. Beiras, pacificador de las aguas del revuelto Bloque Nacionalista Galego allá por los ochenta y secretario general del PSG en los setenta, fue uno de los grandes canalizadores del sentimiento galeguista de décadas pasadas. Ahora es consciente de su escaso recorrido político, pero no debemos olvidar que bajo su batuta el BNG cosechó sus mejores resultados electorales.

Otro de los invitados a la fiesta del reencuentro es Compromiso por Galicia, la tercera pieza de lo que dio en llamarse desde la Brunete mediática como la Syriza gallega. Como finalmente no se formó este frente, aunque muchos fueron los acercamientos de posturas a dos y tres bandas, otros pedazos autónomos del BNG, junto a otras formaciones, dieron paso a Compromiso. Ideológicamente ubicada algo menos escorada a la izquierda, mantiene pocas opciones de entrar en la cámara autonómica. Entre sus filas cuenta con uno de esos apellidos históricos de la política autóctona: Rafael Cuiña, hijo del histórico delfín de Fraga e integrante del "sector de la boina", Xosé Cuiña.

Y sin complejos por su lenguaraz líder, el
partido de Rosa Díez (porque llamar utilizar su nombre oficial sería aceptar que tienen un programa político serio más allá del "estos son mis principios, si no te gustan los cambio") concurre a unos comicios complicados. Con pocas posibilidades de utilizar sus cantos de sirena sobre los supuestos excesos lingüísticos del nacionalismo o del "se rompe España por el noroeste", se presentan con su habitual sarta de obviedades y demás paranys. Pero no debemos olvidar que 24.000 votos obtuvo en las anteriores elecciones, aupándose hasta la cuarta posición. Confiemos en que la memoria colectiva nos libre de este tipo de partidos garrapata (por supuesto, en el sentido peyorativo de la palabra).

Pero sin duda, el plato fuerte que nos tendremos que desayunar el domingo en las urnas es Mario Conde. Sí, sí, el ex presidente de Banesto encausado y encarcelado por generar un agujero de casi 4.000 millones de euros a principios de los noventa en esta entidad. El caso es que Conde volvió tras sus años en prisión, convertido en un tuitero con cierta relevancia, habitual tertuliano y hasta escritor de sus memorias. Y fundó un partido, como todo hijo de vecino al que le gusta el poder más que a un tonto un lápiz. Pese a que en el precalentamiento de la campaña se habló mucho de una posible alianza con los descontentos del PP en Ourense (los baltaristas), al final nada cuajó. Si las encuestan no mienten, el ex banquero ensayará con Sociedad Civil y Democracia en estas elecciones, pues no opta a nada más

En imagen, -los años no pasan en balde- Mario Conde en un frame sacado de su -ejem, ejem- vídeo electoral. Os recomiendo verlo y os invito a participar en mi porra electoral: ¿qué narices hace el ex banquero con sus manos en 4''? Yo creo que acaricia un gato imaginario.

Nota del autor: "Os vellos coñecidos" es la segunda entrega de una trilogía que analiza, simplifica y organiza las principales alternativas electorales para los comicios autonómicos, que se ve completada con "Os de sempre" y "As novas opcións". No se trata de artículos de fondo, análisis ideológico o comparativa de programas, sino de simples percepciones personales sin ninguna vinculación política.

Os de sempre

Publicado el domingo, 14 de octubre de 2012

"Os de sempre" es la fórmula menos dañina que encuentro para referirme a una forma de hacer política que lleva asentada mucho tiempo en las instituciones gallegas (como fiel reflejo, por otro lado, de lo que se aprecia en otros hemiciclos más pequeños o más grandes). Y es que, desde las autonómicas de 1993, los asientos del Pazo do Hórreo se han trifurcado en caminos muy íntimamente ligados: PP, PSdG o BNG. Las tres formaciones monopolizaron en 2008 el 95% de los votos emitidos (siete de cada diez gallegos no dudaron en confiar el devenir de la Xunta a este frente), mientras que no entra un cuarto grupo desde 1989.

Salpicados de pleno y unidos por la operación Pokemon, los tres estandartes de la política en democracia de Galicia empiezan a parecer unos gigantes de piedra inadaptados a la sociedad. Una casta de escaño y vidas altivas que confunde la realidad con las historias a cinco columnas. Que si tú escondes 400 millones, que si yo tengo un alcalde imputado, que si el otro tampoco puede arrojar la piedra demasiado lejos. Un remember del clásico "tú con tus Audi y yo con mi amigo constructor en el yate".

Y aunque sé que comparar las políticas del PP, PSdG y BNG es, a todas luces, una falta de tacto y un error de bulto considerable, no estoy dispuesto a retractarme. Es innegable que los tres partidos coinciden en que llevan demasiado tiempo urdiendo las conjeturas democráticas y ninguno de ellos ha logrado ese impulso definitivo que permita convertir a Galicia en un punto de prosperidad.

El carisma que ofrecen sus líderes es escaso. Detrás del humo del gobierno de Alberto Núñez Feijóo se esconde una previsible próspera carrera en Madrid. No pasará a la historia la primera legislatura comandada por el PP sin Fraga por nada en especial, aunque sí será recordad por la pátina de -falsa- austeridad que han acompañado a todas sus decisiones. Las alternativas de gobierno de Francisco Jorquera y Pachi Vázquez, por su parte, compiten por ser más desconocidas y grises que las del otro. Un canto a la mediocridad, la falta de ideas y el replay de posiciones políticas enquistadas. Y con esta tarjeta de presentación, no me merece la pena entrar a analizar sus propuestas. O de sempre.

En cualquier caso, el hemiciclo que surja del 21 de octubre promete recoger una mayor pluralidad. Seguramente no dé un vuelco, porque es muy probable que Feijóo siga siendo el presidente de la Xunta el próximo 22 de octubre, con una mayoría absoluta más holgada. El PSdG se dejará algún voto por el camino y BNG se resentiría tras su escisión. Poco a poco se vislumbra algún escollo para "Os de sempre"; buenas nuevas para la democracia.

En imagen, uno de los carteles electorales de Pachi Vázquez, en una cabina de Vigo. Sinceramente, coordinadores de la campaña de Pachi, ¿no hubo una fotografía mejor?

Nota del autor: "Os de sempre" es la primera entrega de una trilogía que analiza, simplifica y organiza las principales alternativas electorales para los comicios autonómicos, que se ve completada con "Os vellos coñecidos" y "As novas opcións". No se trata de artículos de fondo, análisis ideológico o comparativa de programas, sino de simples percepciones personales sin ninguna vinculación política.

La dualidad

Publicado el jueves, 4 de octubre de 2012

La respuesta a todo pasa por una simple cuestión: siempre hay dos respuestas, la que tú tienes y la contraria. La mecánica social ha reducido cualquier tema opinable a un vector que lucha constantemente por estirarse a un lado o a otro del mismo eje. Es la forma más cómoda de contener la explosión de colores que somos y, por qué no, de atar en corto a nuestro particular rebaño de ovejas. Es así, hay que decidir.

Ahora bien, algunas personas nos sentimos a gusto en el oficio del funámbulo, desfilando por el abismo que separa toda respuesta y abrazándonos a la ambigüedad. Somos unos polizones agazapados en el barco del adoctrinamiento A veces nos comportamos así porque vemos matices interesantes a un lado y a otro; a veces, porque dudamos hasta de nuestro nombre. Y precisamente todo esto es compatible con un cabo suelto que parece quedar en esta especie de teoría de la indeterminación, que es el derecho a que algo pueda no gustarte en un momento determinado.

En mayor o menor medida, todos somos duales, tenemos dos partes de nosotros que se contraponen. De cómo seamos capaces de reprimir una de ellas, conseguiremos proyectar una imagen de mayor unidad, de firmeza y de convicciones innegociables. Una especie de Marlon Brando en El rostro impenetrable. Pero aquí ya entran en juego cuestiones de conducta social, de asignación de roles y hasta de cuentos de hadas, porque todos tenemos un Pepito Grillo por ahí.

Y con ello, por fin, creo que doy respuesta a todos aquellos que me preguntan si me gusta más Alaquàs o Galicia, si prefiero A Coruña o Vigo o si mataría por chocolate blanco o por chocolate negro. Todo en su justa dosis, tiempo y forma.

En imagen, una elección como cualquier otra: la tranquilidad del que yace sentado, frente al movimiento del río.

Las elecciones cantadas

Publicado el martes, 18 de septiembre de 2012

La máquina electoral ya está perfectamente engrasada y, no sin algún chirrío, Galicia se dirige hacia sus elecciones autonómicas de 2012. Tres años y medio después de la llegada de Feijóo a San Caetano (aunque viva en unas torres nada discretas en Vigo), la novena cita con las urnas que configuran el parlamento denota una dualidad difícil de igualar: el PP está muy cerca de revalidar su mayoría absoluta, pero han surgido un buen puñado de opciones a ambos lados que amenazan el oligopolio popular-socialista. Una brisa de aire fresco que, sin embargo, destila algún cheiro del pasado.

Las encuestas apuntan a un repunte de la abstención en los comicios que celebraremos el próximo octubre. El descontento con la clase política, la ausencia de caras nuevas y el sentimiento de desánimo han calado fuerte y prometen dejar las urnas vacías. Pero no acaban ahí las dificultades para el líder de Os Peares, ya que tendrá que revalidar su mayoría absoluta mientras lidia con el efecto Rajoy (y sus recortes al estado del bienestar), un grave deterioro de sectores clave de Galicia (como el naval), un súbito empeoramiento de la economía autonómica o el futuro de Novagalicia.

La oposición tampoco lo tiene fácil. El PSdG acude a una reválida en la que Pachi Vázquez necesita empezar a rentabilizar el descrédito de Rajoy, así como apuntalar la personalidad e independencia de la formación en Galicia. El BNG llega con la formación escindida (después de la segregación en abril de Máis Galiza, Encontro Irmandiño, Espazo Ecogaleguista y Acción Galega) y con la imperiosa necesidad de consolidarse como la tercera opción. Y, en este río revuelto, aparecen un sinfín de candidaturas con muchas posibilidades de entrar y que pueden ayudar a conformar el parlamento más multicolor de las últimas décadas.

Queda tiempo para el análisis de las cifras que pueden producirse el penúltimo domingo de octubre, así como de las siglas que van a formar parte. Y, si el tiempo me lo permite, queda mucho por hablar de las elecciones autonómicas en Galicia en este blog.

En imagen, y a falta de pegada de carteles y de mitines, bueno es el Miño. Nada como él para simbolizar la unión y el reflejo de muchas de las características del xeito galego. Y me gusta la imagen, es todo.

Una ventana a mi mundo

Publicado el jueves, 16 de agosto de 2012

La verdad es que ya llevaba algún tiempo dándole vueltas al tema de recoger, ordenar y mostrar algunas de las fotos que he ido recopilando en estos casi cuatro años por Galicia (y alrededores). Al principio pensaba que el blog sería un buen sitio, pero luego descubrí que muchas de esas instantáneas quedarían relegadas a meras comparsas de las historias que aquí cuento.

Pues bien, allá por agosto de 2010 me abrí una cuenta de Flickr y empecé a subir fotos. Con paciencia y una irregularidad pasmosa fui creando álbumes, completando las descripciones y situándolas en un mapa. Más de una vez vacié tarjetas de memoria y aparté aquellas capturas que más sensaciones me transmitían. Lo dejé, volví, olvidé la contraseña, la recuperé y decidí fijar una fecha: agosto de 2012.

El caso es que, por miedo a perderlas y porque todos somos un poco vanidosos, dos años después por fin he acabado la primera parte del trabajo: el lanzamiento. De momento hay una amalgama de 100 fotografías que recogen parte de mi vida en A Coruña y en Vigo, algún viaje, algún lugar con encanto y mucha faena. Es sólo el principio, iré incorporando más de una manera silenciosa.

Reconozco que hay un poco de malicia también, porque la gota que colmó el vaso para la puesta en marcha de este proyecto fue la proliferación de Instagram, la red social de fotos. Estoy harto de expertos en retoque fotográfico que utilizan smartphones y filtros automáticos y ultrasaturados. Lo siento, pero no me gusta nada. Yo disfruto tomando una foto, ajustando todos los parámetros, pensando en cómo resaltar los atributos más interesantes y, cómo no, adulterando todo con Photoshop. Pero a mano. Es por eso que no me gusta nada el molde repetitivo que Instagram imprime a todas las imágenes.

Por último, he decidido utilizar una licencia Creative Commons muy amplia. O, dicho de otra manera, se pueden coger mis fotografías siempre y cuando no se pretenda dar un uso comercial y se cite la fuente. La verdad, creo en la colaboración.

Espero disfrutar con esta pequeña aventura que arranca para muchos de vosotros hoy. En la columna de la derecha siempre estará la ventana a mi mundo.

Un verano perezoso (más)

Publicado el sábado, 14 de julio de 2012

Mi última y lejana entrada hablaba de la música bajo el diluvio, un punto de arranque premonitorio de mi reencuentro con este espacio casi abandonado. Y es que hay pocas cosas tan tradicionales en este blog como la recurrente queja cuando el verano no arranca, revolotea perezoso entre las sábanas de la primavera (o el otoño) y deja caer implacable su mano sobre el despertador, aún cuando ya estamos en julio. Pasó en 2009 y en 2011. Y tengo la certeza de que en un futuro enlazaré esta entrada también.

Llámalo "cambio climático", llámalo "la vida es así aquí" o llámalo "verano a la inglesa", no tiene importancia. Pero resígnate a coger chaqueta y paraguas día sí, día también desde abril. Tras el invierno más seco desde que se tienen registros, por aquí la sensación de estío es una remembranza difusa o un espejismo grapado en tu muro de Facebook por amigos muy mediterráneos. Un jarro de agua fría que te cae cada vez que contemplas que aún no has quitado la manta de la cama o que desafías al mundo con unos pantalones cortos.

Predicen que pronto llegará el verano, que pasaremos calor, que las tardes darán para ir a la playa y los fines de semana las terrazas se alargarán hasta que se ponga el sol. Incluso que el paraguas se esconderá unas semanas, que buscaré el bañador entre la ropa de temporada y que disimularé este blanco nuclear que me acompaña. Con un poco de suerte tendremos una estación calurosa tardía que coqueteará abiertamente con septiembre y octubre y, la vida es así, esbozaré una pequeña sonrisa por todos aquellos que alejamos los días de asueto del bullicio de julio y agosto.

En imagen, una ventana salpicada por la lluvia protege de un día de julio gris y con temperaturas más propias de finales de octubre. Tarde de sofá y manta a la espera de tiempos mejores.

Y tras el diluvio llegó Coldplay

Publicado el lunes, 21 de mayo de 2012

Dejando a un lado la otrora boyante puntualidad británica, Coldplay saltó al escenario entre el júbilo de un público que había tenido graves dudas de la compatibilidad de las tormentas y el Mylo Xyloto Tour. Nada de rencor por la media hora larga de expectación, ni por la incautación colectiva de paraguas a las puertas del templo rojiblanco. Con la marea a su favor, Chris Martin y los suyos sumergieron durante una hora y cuarenta a unas 50.000 personas en el delirio colectivo en el que han convertido su gira por campos de fútbol de todo el mundo. El viernes arrancaron en el Estádio do Dragão y llenarán las gradas de medio mundo hasta después del verano.

Si de algo sirvió el concierto de Coldplay de anoche fue para corroborar el definitivo adiós a la introspección de Parachutes y A rush of blood to the head. Sonó lo justo y necesario de cada uno de estos discos, con un Chris Martin cada vez más cómodo en su cliché de líder de masas. Y es que el marido de Gwyneth Paltrow ya no es ese veinteañero con la careta de eterno depresivo y al borde de cometer una locura. Es un personaje influyente, un chico de camisetas de tendencia, un gurú de la felicidad y un enamorado de los escenarios. Y quien siga viendo un ligero parecido con Bono, directamente, no sabe de qué habla.

El show fue un despliegue de fuegos artificiales, luces y pulseras con hashtag iluminadas controladas a distancia, con el único objetivo de excitar a un público ya conducido al borde del éxtasis. Un terremoto multicolor agitado a cada golpe dictado por las guitarras o la batería y magnificado por cinco pantallas que proyectaban tiros de cámara imposibles. Todo ello al servicio de un repertorio selecto de veinte temas sibilinamente hilados.

El arranque tuvo mucho de autoreferencia, de homenaje compositivo, pues quitaron los plásticos de los altavoces con el reciente e hipnótico "Hurts like heaven", para remontarse armoniosamente y dibujar los desgarros de un "In mi place" poderosamente alegre. Saltos y éxtasis en el Calderón. Como quien no quiere la cosa, dejaron la cuña de "Major minus", una canción que reconozco que me deja tibio; y "Lovers in Japan", uno de los cortes menos valorados por el común de los amantes del grupo británico. Veinte minutos de euforia y saltitos aderezados; para rápidamente aferrarse a la parte más melancólica: "The scientist", "Yellow", "Violet Hill" y "God put a smile". Piano, luces tenues y muchos flashes dirigidos hacia un instrumento pintarrajeado y andrajoso, pero igualmente carismático.


¿Y luego? Pues hubo mucha guitarra y algo menos de lo previsto de la senda electrónica que parecen investigar desde X&Y. Se sucedieron la inclasificable "Princess of China", "Up in flames", "Warning sign" y "Don't let it break your heart", canciones separadas por una década, pero mucho más cercanas de lo que parece. Y a partir de aquí, locura colectiva insuflada por los grandes himnos de los últimos tres años, con mucho "lo, lo, lo" y acordes contagiosos. Hablo de la polémica y optimista "Viva la vida", seguida de la desacomplejada y reminiscente "Charlie Brown" y una versión hermosa y plagada de licencias de "Paradise".


Y la recta final: acústico al fondo de la pista y entre la muchedumbre para "Us against the world" y "Speed of sound", dos canciones que nada se parecieron a la versión que se marcaron los británicos en ese escenario de diez metros cuadrados. Mágico. Bocanada de aire y recta final a cargo de las tres mejores maneras de entender a la banda. "Clocks", una orgía musical ya convertida en un clásico que aguantará el envite del tiempo; la camaleónica y mil veces reinventada "Fix you" y, cómo no, "Every Teardrop is a waterfall" la multicolor forma de entender el futuro y la conexión con los que están por llegar.

Anoche llovió y mucho. Nos empapamos de agua, de excelente música y del buen hacer de un grupo que se  entrega a sus fans en cada canción. Porque si de algo no se pudo acusar a Coldplay anoche es de no saber mover a su antojo al público o de parecer demasiado encorsetados. Unos fans que, al menos una parte, tiraban mucho de tarareo y de sobrevalorar un buen puñado de himnos que, por otro lado, sobrevivirán a esta década.
Mylo Xyloto Tour es un producto muy medido y listo para consumir, con un contenido cuidadosamente elaborado y envuelto con gran gusto. Estaba claro que nada iba a quedar de la mano de la improvisación pero se pierde algo del encanto de cuando conocí a esta banda hace ya más de una década. Sin duda, anoche fue una de esas noches mágicas que se guardan en el cajón, de esas que unen a quien estuvimos allí sintiendo lo mismo. Cierro a los ojos y siento que he cerrado un ciclo, que ya no soy aquel chaval que estudiaba el selectivo a golpe de Parachutes. Y eso es bueno.

Como la calidad de las imágenes de mi móvil dejan mucho que desear, y especialmente de noche, tiro de las instantáneas de un profesional como Gorka Lejarcegui para El País. Muy recomendables todas.

Tenemos una cita X (y fin)

Publicado el domingo, 13 de mayo de 2012

Todo camino llega a su fin y, éste, no pensaba ser una excepción. Aunque a veces no nos lo propongamos, las sendas se tornan caprichosas y se meten en jardines de bonitas flores o de agrestes y frondosos eucaliptus. Y este camino ha tenido un poco de todo. Con diez entradas publicadas bajo la improvisación del domingo por la mañana, he tratado de dejar caer sendas con pinceladas musicales para abrir el apetito de Coldplay. Un ejercicio de literatura barata y libre con muchas licencias, que ha monopolizado este blog en los últimos dos meses. Repetición hasta la saciedad amparada por unos acordes seleccionados caprichosamente. Ha sido un trayecto preparatorio para lo que nos espera el domingo que viene. Sí, sí, "nos". Y no puedo más que concluir con una canción que resume mucho de lo que todos esperamos al final de cada camino.

A veces es una persona, una sensación, un lugar, una nueva vida o un sueño. Un pequeño paraíso, en ocasiones frívolo, otras sincero. Algo que mil veces soñaste y que, seguramente, llegaste a pensar que no existía. Yo llevo viviendo pequeños paraísos de esos con mucha frecuencia en los últimos años. Acabar la carrera, vivir en Galicia, empezar a trabajar, las escapadas a Valencia, la vida en pareja o conocer nueva gente; todo fue llegando. Los elefantes al final siempre se reúnen en la sabana. Pero también las pequeñas cosas: alargar las mañanas entre sábanas, los cafés endulzados, los viajes imprevistos y los conciertos que siempre anhelaste. Ya lo dice la canción: "when she was just a girl, she expected the world". Y, al final, el mundo nunca defrauda a los que tienen sueños (y a quienes siempre están a tu lado para cumplirlos). Gracias.

Tenemos una cita IX

Publicado el domingo, 6 de mayo de 2012

¿Cuál es tu canción favorita? Lo suelto a bocajarro, evitando analgésicos, sin prebendas; porque si lo sabes, no necesitarás más de tres segundos para contestar. Uno, dos y tres. Pues yo, no lo sé. Tengo muchas y ninguna en especial. O, mejor, cada estado de ánimo se merece una respuesta diferente. Soy indeciso, cambiante o tolerante. Por naturaleza.

Pero con Coldplay dejo las dudas para otro momento: la mejor canción es "Clocks", probablemente el corte más definitorio de A rush of blood to the head y uno de los grandes himnos de la banda. Y es que puede que no tengas ningún tipo de interés por los londinenses, pero es imposible que no los relaciones al escuchar los primeros acordes de la composición. Y es que "Clocks" es una canción que no deja a nadie indiferente, que flirtea abiertamente con la desesperación melódica de Muse, que bebe del otrora repleto vaso compositivo de Radiohead y que se sumerge en el universo temático de la incomprensión. "Clocks" es una canción que se reinventa unas cuantas veces en sus poco más de cinco minutos y en la que la voz de Chris Martin parece levitar en una angustia vital sobre el resto de la banda. Otra vez más. "Clocks" es una canción intimista, casi para susurrar al oído.

A veces me meto en la ducha y tiro de falsete. No cojo el bote de champú, pero casi. Aún sabiéndome ridículo empiezo con el memorable "You are, you are" o el "Home, home, where I wanted to go". Eso por no hablar de cuando acaricio el piano en el aire o cabeceo al aparecer en la escena la batería y el bajo en una intro ya memorable. Ésas son las canciones que merecen ocupar la categoría de "favoritas.

Reflections from Portugal I: recortes

Publicado el martes, 1 de mayo de 2012

Hace tres años no sabía nada de Portugal. Algo intuía: un país pequeño, eterno olvidado de Europa, con una lengua poco interesante y anclado en un pasado colonialista que le había superado. Hoy sonrío y me aferro a la letra de aquella canción que dice que "soy como Portugal, todos me descubren tarde y mal".

Creo que he estado unas 15 veces en Portugal. Me vienen a la cabeza Porto, Lisboa, Valença do Minho, Coimbra, Viana do Castelo, Caminha, Braga, Guimarães, Vilanova de Gaia, Vilanova de Cerveira, Fátima, Vila do Conde, Ponte de Lima, Nazaré, Alcobaça, Óbidos, Batalha, Sintra, Leiria, Cascais, Estoril y alguna más que me dejo en el bolsillo. Siempre que puedo vuelo por Sa Carneiro, como pasteis o bolos e intento ir a clase de português básico. He probado el vinho verde, el vinho do Porto, el vinho do Alentejo y recupero el sabor olvidado del Guaraná. Churrasco de frango, bacalhau à bras y francesinha. Me gusta su café Delta y admiro los equilibrios que hacen para llegar a fin de mes. Y por eso he decidido iniciar una serie (de tantas y tantas que empiezo y decido dejar en stand-by) para contar algunas cosas de nuestros vecinos. Porque no, no sólo de Mourinho y de señoras con bigote viven los lusos.

Portugal es un espejo en el que mirar el futuro. Intervenida hace poco más de un año y sacudida por la precipitada salida del líder socialista Sócrates, nuestros vecinos del sur viven gobernados por los mercados y la pérdida de derechos. No en vano, el simbólico 25 de abril de este año fue un claro homenaje a las libertades conseguidas con aquella revolución de los claveles. Un drama macroeconómico que se traduce en un duro programa de recortes desde que el FMI y la Unión Europea tomaron el timonel de las finanzas lusas.

La banda sonora os resultará familiar: todo vale para controlar el déficit, pese a saber que el crecimiento no llegará por esta senda. Y el guión también, que a estas alturas copa portadas a este lado de la frontera. En el último año el gobierno de Portugal subió el IVA y dejó el de la restauración en el 23%. El gobierno de Portugal también empezó a cobrar 20 euros por acudir a urgencias y 5 euros por cada visita al médico de cabecera; de los medicamentos y del cierre de centros, ni hablamos. El gobierno de Portugal flexibilizó el despido dejándolo en 8 días, redujo las vacaciones a 22 días y bajó salarios en la función pública. El gobierno de Portugal sugirió a 200.000 de sus 500.000 funcionarios que tal vez era un buen momento para emigrar antes de meter tijera. El gobierno de Portugal cedió la gestión a manos privadas de las autovías construidas con fondos públicos (incluso europeos), pasando a cobrar peajes en más de 1.000 kilómetros de viales de alta capacidad que vertebran todo el país. El gobierno de Portugal tiene entre manos la privatización de todas sus participaciones en empresas de sectores estratégicos.

¿Y qué ha conseguido el gobierno de Portugal en este año de cinturón apretado? Que se desplome el turismo y el consumo, que se lastre gravemente la libre circulación de personas y mercancías, que aumente el paro hasta el 15%, más recesión, más pobreza, más desequilibrios y que se alargue sine die la recuperación... Algo soñado. Pero claro, aquí no pasará eso, ¿verdad?


En imagen, una mujer pasa junto a una pintada contra el FMI en Coimbra. La llegada de organismos de regulación y supervisión económica a Portugal ha sido silenciosa en comparación con Grecia, pero sus decisiones igual de letales.

Tenemos una cita VIII

Publicado el domingo, 29 de abril de 2012

Hay grupos que aporrean un piano desafinado y sacan una canción e, incluso, la convierten en un éxito. Hay grupos cuya peor canción está a años luz de lo mejor que podríamos hacer el común de los mortales con una guitarra, una batería y una mesa de mezclas. Hay grupos que son capaces de forrarse una habitación con sus discos de platino. Hay grupos que se reinventan con cada acorde, que se merecen la mayor de las alabanzas por cada letra que conciben. Y por encima de todos ellos, a veces está Coldplay; otras, por debajo.

Ya lo he dicho alguna vez y me reafirmo: el disco X&Y es un desastre se mire por donde se mire, con una honrosa excepción siendo generoso. Es un largo sin una dirección clara, y curtido de fórmulas ya utilizadas. Es un CD sumergido en la melancolía y un reto al buen nombre de los ingleses.Tres años después de su gran compacto, había demasiada presión.

La canción que supuso la avanzadilla de su tercer trabajo fue "Speed of sound", un tema arushofbloodtotheadero hiper-hormonado con sintetizadores y un teclado que sólo puede recibir el calificativo de enorme. Es un pastiche autoreferencial tremendamente artificial, pero lleno de corazón pese al derroche lumínico del videoclip. Una de esas pistas que compensan la extrema excelencia de Coldplay.

Tenemos una cita VII

Publicado el martes, 24 de abril de 2012

Qué viva la vida. Qué viva la vida cuando es bonita, cuando uno es dueño de sus pasos, cuando uno manda en su castillo, cuando las campanas suenan a su paso. Pero que viva también cuando no se ve la luz, cuando la tormenta no afloja, cuando los pilares de arena se derrumban. Que viva la vida, porque es lo único que podemos vivir y lo único que no vamos a dejar que nadie disfrute por nosotros.

"Viva la vida" tiene mucho de plagio, de intertextualidad descarada y de ritmos fusilados. Así es la música hoy, es lo que tiene llegar cuando todo está inventado. Pero aún así, yo la escucho y se me pone la piel de gallina y no tengo complejos en decir que es de lo mejor del Coldplay épico, del que llena estadios y se tararea con dos sílabas. "Na, na, na, na, na" y así hasta el final. Es ese Colplay que se filtra en anuncios, en noticias de "Corazón de Primavera" y en reportajes de cultura alternativa de La 2. Es ese Colplay que llega al número uno, que tiene 100 millones de visitas en Youtube y que los amantes de las joyas utilizamos para reafirmarnos en la grandeza de la banda. Es ese Colplay con el que yo voy a saltar en menos de un mes.

Tenemos una cita VI

Publicado el domingo, 15 de abril de 2012

Los que nos consideramos devotos de un grupo tenemos un problema: nos gustan las fotografías, nos llevamos mal con el vídeo. O, dicho de otra manera, creemos que como el primer amor no hay nada y necesitamos volver a él siempre. Y, llegados a un punto, no hay forma de aceptar que los grupos pueden cambiar, pueden reenamorarnos o, sencillamente, tienen derecho a tomar el camino que quieran. Yo, sin ir más lejos, prácticamente hubiera exigido a Coldplay que entregara las guitarras y se disolviera tras A rush of blood to the head.

Me he pasado muchos años de back to the basics, especialmente tras el decepcionante Viva la vida y el prescindible X&Y. Muchos años acompañado de naftalina, de esconder banderas y de rebuscar en otros grupos. Pero Mylo Xyloto es con diferencia lo más parecido a mi forma de entender a los londinenses. Dueto con Rihanna y versión libre de "Ritmo de la noche", incluidos y exculpados.

Y tal vez "Charlie Brown" es la mejor prueba de ello, de un guiño descarado a los buenos tiempos, a cuando cada canción firme candidata a ser el himno de una década. La canción suena fresca, imprevisible y, a su vez, familiar. Te dan ganas de ponerla por la mañana y que el día sea inolvidable. Pero "Charlie Brown" tiene una pequeña trampa: se cocinó en los escenarios antes que en el estudio. Coldplay quería que fuese la canción bandera de un disco que nunca llegó. Y, los que nos divertimos buscando tesoros, agradecemos que haya sonado menos que "Every teardrop is a waterfall" o "Paradise".

De turcos y portugueses

Publicado el sábado, 14 de abril de 2012

Celta y Dépor se enfrentan este fin de semana en el que promete ser el partido de fútbol más apasionante de la jornada. Casi coincidiendo en el tiempo con el derbi de "los dos de siempre", los dos históricos del balompié autóctono se citan mañana en Balaídos en un duelo en la cumbre. Desde la segunda y primera posición respectivamente, los celestes y los blanquiazules han oteado los dominios de la división de plata esta temporada.

Con trayectorias vitales muy semejantes, el encuentro llega en la recta final de la travesía por el desierto de ambos equipos. O eso parece. Y es que el Celta lleva condenado a la Segunda División cuatro años, mientras que el Deportivo saboreó el caramelo del descenso hace menos de un año. En ambos casos, acabaron en el infierno como resultado de muchos partidos de coqueteo con la mediocridad, una desgastada situación económica y una errática dirección deportiva. El clásico ejemplo de los conjuntos en época de bonanza que acaban con sus huesos hundidos en el olvido.

Una vez saneados sus balances (siempre dentro de los parámetros de los excesos del fútbol), aprendido a vivir sin el dopaje de los derechos deportivos y vuelto a creer en la cantera, estos dos históricos parecen listos para volver a viejos tiempos. Como cuando el Dépor le amargó el centenario al Real Madrid y el Celta jugaba la Champions.

Mañana será un partido de sentimientos encontrados y relativamente decisivo para ambos. De lo que hagan en Balaídos no dependerá su ascenso, pero está claro que simbólicamente el perdedor deberá vigilar con más ahínco al tercer clasificado. Lo único que esperamos es que no se produzcan los encontronazos entre aquellos que falsamente se creen deportivistas y celtiñas y, en realidad, son unos delincuentes que aprovechan la excusa del fútbol. Este año portugueses y turcos nos vemos en Segunda, pero el que viene tenemos una cita en Primera.

En imagen, las taquillas de Balaídos ayer mismo. El buen ritmo en la venta de entradas hizo que se agotara 
todo el papel hace ya unas cuantas semanas y confirma un lleno histórico.

Tras el fuego de As Fragas

Publicado el lunes, 9 de abril de 2012

Ahora que las llamas remiten y las cenizas se enfrían, es un buen momento para darle una vuelta a todo lo sucedido días atrás en las laderas del río Eume. Como bien sabréis, en tres días han ardido unas mil hectáreas de la reserva de bosque atlántico costero más extensa y mejor conservada de Europa y que, paradójicamente, gozaba de una laxa protección como parque natural. Las imágenes de estos días atrás hablan por sí solas de la catástrofe natural y de cómo ha afectado al ánimo de los miles de habitantes de la comarca y de los que visitamos una y otra vez el corazón del bosque.

Ahora es el momento de preguntar a la Xunta por qué ha mentido. Es el momento de saber por qué TVG relegó el incendio al minuto 30 de su primer informativo después de que se iniciara, dedicándole una pastilla de 15 segundos. De preguntarnos por qué se tardó un día en decir "As fragas do Eume" en lugar de "A Capela", restándole importancia. Es el momento de que Feijóo cuente por qué dijo que el incendio estaba "controlado" cuando en realidad no era así. De explicar por qué se mantuvo la cifra de "500 hectáreas" cuando bien se sabía que se habían superado con creces. De conocer las novedades por un #sosfragasdoeume en Twitter y no por los cargos públicos. De por qué se redujo 22 millones la asignación a luchar contra los incendios y se mantenía un retén de invierno, pese a las condiciones casi estivales. Y de otros muchos interrogantes.

Y también es el momento de atizar a los que, al calor del roble quemado, aprovechan para enarbolar la bandera de su partido y quieren sacar rédito electoral. De recordar que quien está hoy en la oposición también estuvo en el gobierno.

La Xunta ha mentido y sigue mintiendo con todo el asunto de As fragas do Eume. Pero empieza a no quedar impune. Ha supuesto el enésimo toque de atención al poder político, que cada vez tiene menos terreno para ocultar y moldear la realidad a su parecer. Es previsible que este mismo año haya elecciones autonómicas y el fantasma del Prestige y su movilización ciudadana sobrevuela unos comicios que prometen ser apasionantes.

En imagen, una de las primeras instantáneas que tomé de la zona, en mi primer viaje a Galicia allá por septiembre de 2007. A saber dónde estará la siempre inquietante niebla que reina en la zona. Inquietante también es todo lo que rodea a la recuperación y protección de la zona.

Tenemos una cita V

Publicado el domingo, 8 de abril de 2012


Todos tenemos una bandera escondida en casa. Las más de las veces se cruzan símbolos en los que ya ni creemos. En ocasiones sonreímos, descubrimos cómo fuimos y sabemos que guardamos esa vena reivindicativa. Otras, sencillamente, dejamos pasar el tiempo y nos congratulamos de lo que dejamos de ser. 

Casi siempre nos da un vuelco al corazón cuando nos topamos con ese trozo de tela que un día enarbolamos. Creíamos que era lo mejor, pero ahora la vida nos ha enseñado que nada permanece absoluto demasiado tiempo. Nos levantamos infieles y todo empieza a ser relativo. ¿Todo? No, simplemente lo que no hemos conseguido preguntarnos lo suficiente. 
Se trata de que no cunda el pánico. Se trata de de escuchar "Don't panic" y recordar que a veces las banderas escondidas pueden salir.

Tenemos una cita IV

Publicado el domingo, 1 de abril de 2012

Escondido en un mundo de oro, el largo Viva la vida or death and all his friends es un pequeño fracaso. Una decepción con cuatro discos de platino en Reino Unido, pero un tropiezo al fin y al cabo. Polémico desde el minuto uno por un supuesto plagio en su canción bandera, los ingleses se dieron de bruces con un público cada vez más exigente. Y, es un hecho, ninguna de las canciones será recordada cuando hayan muerto, musicalmente hablando.
Pero, pese a todo, a mí me gusta "Lovers in Japan" y creo que es una de las mejores canciones que han compuesto. Chris Martin y compañía no pensaron lo mismo, ya que la guardaron para el cuarto puesto de singles. Camuflada en la mitad de la tabla, es otra obra más de amor, de dos amantes que se quieren encontrar en el camino. Y, a mí, las canciones de amor cantadas en falsete y acompañadas por un piano desafinado, me encantan.

Tenemos una cita III

Publicado el domingo, 25 de marzo de 2012

Decir que A rush of blood to the head es el disco con más alegrías por minuto de Coldplay es casi una obviedad. Canción tras canción tienes la sensación de que los ingleses se recrearon para regalarnos uno de los mejores largos de la década. Tu mente ordena con contundencia a tu dedo que se agarrote, que se aleje del botón "pause" y se encandile dibujando ondas en el aire. Un ejercicio de papiroflexia para aficionados con un buen puñado de dobleces que, de manera conjunta, dan un resultado increíble con el que podrías perder toda una tarde haciendo avioncitos de papel. 

"The scientist" arranca en la cuarta posición del disco, una viva muestra del nivel del largo. Muchos grupos a esas alturas ya han exprimido toda la creatividad que les han brindado los estupefacientes o los compositores de la discográfica. Pero no, Chris Martin y los suyos nos seducen con otra canción tejida a base de puntadas mágicas, repleta de silencios y de un piano, ese imprescindible piano. Es un videoclip, que exprime a la perfección el desconcierto, el desorden premeditado. Es una hermosa declaración de amor, como la yema de un dedo deslizándose por una espalda.

Tenemos una cita II

Publicado el domingo, 18 de marzo de 2012

"Fix you" es una de esas canciones que pasan desapercibidas en la enorme discografía de Coldplay. Sumergida en el disco más prescindible, X&Y, es el reposo después del temporal de los dos primeros largos de la banda. Suena a tranquilidad, a armonía casi eclesiástica o a susurro con los labios acariciando la oreja. Se escapa con sutileza a modo de falsete y se alía con un viejo teclado y un bajo de pentagrama sencillo. Se eleva, construye y  acurruca. Y cuando te dan ganas de besar sus ojos cerrados, se crece. Te coge de la mano y te hace sentir que nunca más pasarás desapercibido, que no habrá otro que pueda solucionar todo lo que te pase.

Tenemos una cita I

Publicado el domingo, 11 de marzo de 2012


Hoy es un domingo irrelevante o maravilloso más. Un fin de semana o un precioso nacimiento de otra. Un punto y seguido en la historia que nos empeñamos en escribir a golpe de bolígrafo. Una instantánea más que se coloca en nuestra filmografía vital, aguardando a la última proyección. Una carga de optimismo, una descarga de preocupaciones y quimeras. Un irrelevante e imprescindible píxel. La vocal de toda palabra. El décimo eslabón, muy necesario, en la cuenta atrás para que Coldplay aterrice en el Vicente Calderón y, más cerca o más lejos, nos sumerjamos en su forma de entender la vida un par de horas. Y, como agradecimiento a mi acompañante, he decido resumir sus acordes en una decena de entregas. Una arriesgada propuesta personal.
Todos tenemos un principio y, el de Coldplay y mío, fue "Yellow", una triste canción de desamor enmarcada en el imprescindible Parachutes. Recuerdo que por aquel entonces yo vivía mi particular idilio con Travis y trataba de dejarme seducir por Radiohead, sin éxito. Y Chris Martin apareció caminando por la playa cuando estudiaba en el instituto.
"Yellow" es una oda al rechazo y a todas aquellas estrellas que siempre brillarán, que nunca conseguirás olvidar. Es una apuesta decidida por alguien, es un alegato a luchar contra la cobardía. Es la voz rasgada de un jovencísimo Chris Martin, empapado y viendo como amanece. Es una falsa cantinela alegre. Es una canción que nunca envejece, es una letra con un inicio que puedes recordar con los ojos cerrados. Es la fuerza de quien quiere querer a alguien. Es una contundente tarjeta de presentación para arrancar casi cualquier cosa.


Vocaciones y profesiones

Publicado el domingo, 4 de marzo de 2012

Hay quien trabaja de dependiente en un gran grupo textil, de contable en una pequeña empresa o de gestor en una entidad financiera. Son puestos grises con los que, veinte o treinta años atrás, no se hubiera identificado ningún niño de babero. Cuando se pinta con Plastidecor, la pretenciosa pregunta "qué quieres ser de mayor" casi siempre acaba en una sarta de tópicos que van fluctuando según le antoje a la actualidad: futbolista, cantante, actor, torero o concursante de Mujeres y hombres y viceversa. Los hay que desde pequeños son seres vocacionales, inducidos o no por sus padres: médicos, arquitectos, abogados, científicos o periodistas, la lista tampoco es mucho más extensa.

Yo fui un niño raro, pues quería ser conductor del camión de la basura. Me fascinaba el ritual de la recogida de desechos, el casi hipnótico movimiento de mecanismos o la sencilla solución a un tema tan trascendental. Poesía urbana. La aventura me duró poco, pues luego quise ser paleontólogo, tal vez movido por el boom de Jurassic Park. Y porque soy muy curioso. Más tarde médico. Luego publicista. Y, en el momento crucial, periodista. Seguramente defraudaré a alguien, pero no siempre quise ser periodista, aunque no por ello sienta que no es algo vocacional.

Seamos realistas, el periodismo es una profesión con dos problemas conectados: nosotros nos creemos más importantes de lo que somos y el resto del mundo nos considera menos imprescindibles de lo que debería. Son las dos caras de una misma moneda que acaba conduciendo a la precariedad y que siempre estrella nuestro halo de romanticismo contra el suelo.

Últimamente hemos tenido dos severos varapalos, en un contexto casi decadente de la prensa convencional y al calor de la burbuja de los medios online. La casi bajada de la persiana de Público y el enmudecimiento político impuesto en Aldaia Ràdio me duelen especialmente. En Público, además de un gran amigo, tenía un medio de referencia. Dejando a un lado su marcada ideología, me encantaba su forma de enfocar la realidad, de jugar con el diseño, de tratar la ciencia y de experimentar con los corsés de las columnas impresas.

El cese de las emisiones de Aldaia Ràdio es una muestra más del desprecio que la clase política siente por la libertad informativa. El cambio de color político en la localidad ha dado al traste con diez años de autoconstrucción colectiva, de conocimiento local y de participación ciudadana. La envidia de la comarca y una tabla de salvación en la decadente deriva de los medios valencianos. Yo formé parte de diversos proyectos: un programa con un espíritu crítico innegable, una tertulia nocturna y un magazine ligero de sobremesa; y, aunque se acabaron, siempre tuve la sensación de que la puerta seguía abierta. Debuté en las ondas allí y, cuando me enteré de la noticia, sentí que me habían robado una parte de mi vida. Afortunadamente, lo que no saben los nuevos inquilinos del ayuntamiento de Aldaia es que los que se creen que pueden silenciar a los medios acaban condenados al ostracismo y se revuelven cuando retornan los colores a las ondas. Y así será.

En imagen, el antiguo logo de Aldaia Ràdio. Una pegatina con él acompañó todas mis carpetas universitarias, hace tanto y tan poco.

La vida se mide en cajas

Publicado el domingo, 19 de febrero de 2012

Coge todo lo que tienes, todo lo que has sentido, todo lo que has guardado, olvidado, amado y odiado. Arranca tus recuerdos de esos sitios oscuros o pacíficos en los que estaban y organízalos. Sí, sí, el póster de Wong Kar Wai que cuelgas desde A Coruña también. Empújalos de su orden personal a un completo desorden social. Son las normas. Arma cartones y fíjalos con precinto Tesa. Reparte mientras recuerdas. Reencuentra y sonríe. Acumula y frunce el ceño. Tira y sufre. Ensúciate y come cualquier guarrada. Pero eso sí: detente, observa todo lo que te rodea. Naciste sin casi nada y, ahora, un montón de cajas, maletas y bolsas forman parte de ti. Son una losa demasiado grande para cambios bruscos. Y un problema logístico de primera magnitud y una oportunidad única para reflexionar. Y tú, ¿en cuántas cajas crees que serías capaz de meter tu vida tal y como la conoces hoy? ¿Cuánto ocupa un buen recuerdo? ¿Y una sonrisa? La semana que viene me respondo.

En imagen, unas cajas gentileza de Froiz y sus proveedores se preparan para descubrir mi cuarto domicilio en Galicia en tres años y pico, el tercero en Vigo. Va a ser un buen cambio.

¿Se rompe el BNG?

Publicado el martes, 14 de febrero de 2012

Me preguntan con inquietud desde Valencia si el BNG se rompe, después de la escisión de "os irmandiños" de este fin de semana. Los partidos de izquierdas son así, una amalgama de sensibilidades -a veces de personalismos- que dirime las diferencias de sus corrientes en un cara a cara. Una lucha sobre la arena que, según se vea, es un ejercicio despótico por el poder o el más sano ejercicio de la democracia. Es lo que tiene apostar por dar voz y voto, que a veces pareces un barco hundido; otras veces, lo eres.

El BNG ha sido durante muchos años el espejo en el que se han mirado muchos otros nacionalismos de izquierda. Un espejo que, no hace demasiado, era brillante, lustroso y un maravilloso ejemplo para ciertos sectores progresistas. Encandilaba la forma en la que atraía a un público que en otros sitios es granero de votos de la derecha, sin renunciar a los más jóvenes. Porque, si hablamos claro, los valencianos suspirábamos por el Bloque, al menos desde la distancia. Ahora que tenemos a Compromís, cómo han cambiado las cosas.

El Bloque murió de éxito con el bipartito progresista de 2005-2009. Tantos años haciéndole la oposición a Fraga y trabajando en concellos de toda Galicia no sirvieron más que para proyectar una imagen rancia, continuista y colaboracionista. Puede que no hubiera muchas más opciones, no lo sé. Pero la gente de izquierdas, que muchas veces vota con el corazón o no vota, decidió castigar tantas promesas talla XL y realidades talla M. El batacazo electoral del Anxo Quintana lastró al PSdG y aupó a Feijóo a una Xunta que casi ni él mismo se esperaba. Pero ése es otro tema.

El caso es que el BNG ha empezado su enésima guerra interna para digerir la derrota de hace tres años (en la Xunta) y la reafirmación de hace uno (en los concellos). Uno de los cargos más representativos del Bloque, el otrora aglutinador e histórico Beiras y su corriente Encontro Irmandiño, abandonaron este fin de semana la disciplina del partido. Una marcha más que simbólica que amenaza con desmembrar la izquierda galeguista. Un proceso que vamos a ver con toda su crudeza en los próximos días, en los que se va a hablar mucho sobre cómo se reparten los concejales actuales. A un año vista de los comicios autonómicos, hay vida más allá para el galeguismo y la izquierda.

En imagen, Encontro Irmandiño ratifica un secreto que ya se escuchaba desde hace tiempo por estos lares. Imagen sacada de El Correo Gallego.

Un país de vinos

Publicado el domingo, 5 de febrero de 2012

Uno, según pasa los años, descubre cosas de sí mismo que no esperaba en la crisis de los "Ze" (lo que en valenciano utilizamos para hablar de los años que incluyen esta sílaba, esto es, del 11 al 16 [onze, dotze, tretze, catorze, quinze i setze]). El inexorable avance del calendario hace que cambiemos de parecer mucho más rápido de lo que estamos dispuestos a asumir. Son pequeñas cinceladas que acaban por transformar una tosca roca en una bella escultura. O al revés, no importa. Y aunque en la vida nos aferramos a tratar de vender que somos fieles a unos valores, si no le gustan tengo otros.

Pese a que es una exageración esto que digo, como toda hipérbole, tiene bastante de cierto. Somos animales de cambios. La evolución nos ha hecho sobrevivir y nuestra aversión a la conformidad nos separa de la extinción. Vamos, que nos gusta la salsa y desdecirnos con sibilina habilidad.

Mi penúltimo Ctrl+Z ha sido el vino. La fermentación alcohólica de las uvas me parecía una cosa de señores mayores, de sommeliers vendedores de humo o de carteras acolchadas por billetes. Un lujo asiático con egocentrismos esparcidos por toda la península, en una frívola pugna de matices casi inexistentes. Poesía barata en la que "afrutado", "cuerpo" o "esencia de barrica" adquirían una pomposidad excelsa. Y más para alguien cuyo padre tiene la extraña afición de coleccionar botellas de vino, en lugar de abrirlas; y le apoya.

Pero como todo proceso, siempre hay tiempo para la rehabilitación. Y mi llegada a las Rías Baixas fue el punto de inflexión. Con frecuencia se descorchaba un Albariño, el vino blanco más exitoso de Galicia. A veces era un Ribeiro, con tonalidades afrutadas. Esporádicamente un Godello, un vino con cuerpo. Y, cuando tocaba cambiar de tercio, el tinto de Mencía ponía sobre la mesa su esencia de barrica. Poesía barata para honrar la ardua tarea de la fermentación de la uva y, como no, exaltar la grata compañía que suele preceder al descorche de una botella. Un lujo low cost. Porque con botellas de cinco euros o de la casa, el ritual carece de pomposidad excelsa y se centra en que Galicia es un país de vinos.

En imagen, un tinto remolonea en el fondo, escurriéndose por las paredes de la copa. En el fondo se entrevé un paisaje cualquiera, con compañeros de tropelías harto conocidos.

El fin de Fraga

Publicado el lunes, 16 de enero de 2012

Dos tweets muy correctos a primera hora de la mañana me hacen desayunar con la muerte de Fraga. Mientras tomo las tostadas empiezo a darme cuenta que últimamente me informo más por mi timeline de Twitter que por los medios convencionales. A golpe de dedo llego a la app de El País y confirmo que los diarios de hoy son un ejercicio de periodismo de nevera. Recuerdo que un profesor, allá por el jurásico primer año de carrera, nos dijo que ya tenía redactada la información de la muerte de Fraga, junto a la de Juan Pablo I. Una oda de humor negro que se confirma en el momento que cae en mis manos La Voz y su veintena larga de páginas dedicadas al político de Vilalba. ¿En tan poco tiempo y tantas páginas?

Más tarde me dicen lo de los tres días de luto en Galicia y la misa del sábado en Santiago. Exceso. Hasta entonces, corrección. A media tarde entro en Facebook y ahí encuentro el aluvión de críticas. Que si ministro franquista, que si "la calle es mía", que si "a por ellos", que si Alianza Popular, que si todo menos padre de la Constitución. Yo mismo celebré la caída de Fraga y la llegada del bipartito a Galicia en 2005, desde "La ullada crítica" en Encén l'oïda. Le dimos mucha cera merecida Toni y yo con el beneplácito de Hèctor, lo reconozco. No entendíamos por qué la gente le votaba una y otra vez en este lugar del mundo y yo sigo sin entenderlo.

La figura de Fraga es polémica en Galicia. Lejos de la unanimidad que se encarga de proyectar el espectro mediático al completo, hay muchas sombras. La primera vez que me desmarqué con una rajada a dos manos a su figura no encontré demasiado apoyo entre gente progresista. "Fue ministro franquista, pero renegó de la dictadura, no fue un facha al uso", me dijeron más de una vez. Y todo esto sin la típica pátina de bondad que gana uno cuando muere. Al fin y al cabo, y como hoy recordó el nacionalista Aymerich, fue elegido durante cuatro legislaturas seguidas y con mayoría absoluta como presidente de la Xunta. Con perspectiva, no son pocos los que echan de menos a Fraga desde que Feijóo está al mando de la comunidad. Por lo menos, y siendo generoso con su última etapa política, demostró un amor enorme a Galicia que adolece casi todo su partido.

En imagen, Fraga se baña en Palomares, la que posiblemente será su imagen más recordada. Claro, acostumbrado al frío de las aguas atlánticas, ni radioactivo ni nada.

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