enero 2012

El fin de Fraga

Publicado el lunes, 16 de enero de 2012

Dos tweets muy correctos a primera hora de la mañana me hacen desayunar con la muerte de Fraga. Mientras tomo las tostadas empiezo a darme cuenta que últimamente me informo más por mi timeline de Twitter que por los medios convencionales. A golpe de dedo llego a la app de El País y confirmo que los diarios de hoy son un ejercicio de periodismo de nevera. Recuerdo que un profesor, allá por el jurásico primer año de carrera, nos dijo que ya tenía redactada la información de la muerte de Fraga, junto a la de Juan Pablo I. Una oda de humor negro que se confirma en el momento que cae en mis manos La Voz y su veintena larga de páginas dedicadas al político de Vilalba. ¿En tan poco tiempo y tantas páginas?

Más tarde me dicen lo de los tres días de luto en Galicia y la misa del sábado en Santiago. Exceso. Hasta entonces, corrección. A media tarde entro en Facebook y ahí encuentro el aluvión de críticas. Que si ministro franquista, que si "la calle es mía", que si "a por ellos", que si Alianza Popular, que si todo menos padre de la Constitución. Yo mismo celebré la caída de Fraga y la llegada del bipartito a Galicia en 2005, desde "La ullada crítica" en Encén l'oïda. Le dimos mucha cera merecida Toni y yo con el beneplácito de Hèctor, lo reconozco. No entendíamos por qué la gente le votaba una y otra vez en este lugar del mundo y yo sigo sin entenderlo.

La figura de Fraga es polémica en Galicia. Lejos de la unanimidad que se encarga de proyectar el espectro mediático al completo, hay muchas sombras. La primera vez que me desmarqué con una rajada a dos manos a su figura no encontré demasiado apoyo entre gente progresista. "Fue ministro franquista, pero renegó de la dictadura, no fue un facha al uso", me dijeron más de una vez. Y todo esto sin la típica pátina de bondad que gana uno cuando muere. Al fin y al cabo, y como hoy recordó el nacionalista Aymerich, fue elegido durante cuatro legislaturas seguidas y con mayoría absoluta como presidente de la Xunta. Con perspectiva, no son pocos los que echan de menos a Fraga desde que Feijóo está al mando de la comunidad. Por lo menos, y siendo generoso con su última etapa política, demostró un amor enorme a Galicia que adolece casi todo su partido.

En imagen, Fraga se baña en Palomares, la que posiblemente será su imagen más recordada. Claro, acostumbrado al frío de las aguas atlánticas, ni radioactivo ni nada.

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