abril 2011

Fijaciones gallegas I: los centros comerciales

Publicado el domingo, 17 de abril de 2011

Galicia llegó tarde a la moda ochentera y noventera de los grandes centros comerciales. No hablo de las superficies con pequeñas tiendas adosadas; ni siquiera de los espacios con escaleras mecánicas que intercalan cines con restaurantes y boleras. Me refiero a esos recintos con más plazas de aparcamiento que las propias ciudades que los contienen o con tantas actividades culturales como muchos teatros.

Pero más vale tarde que nunca. La evolución de una década a esta parte quita el hipo y sobrecoge el alma, especialmente en estos tiempos de caída incesante del consumo. Un lujo casi asiático que, sin embargo, parece no tener castigo en forma de solapamiento o cierre masivo de tiendas tradicionales. Sin ir más lejos, Vigo incorporó a sus cuentas el C.C. Travesía en 2003 con 25.000 metros cuadrados, Gran Vía en 2006 con más de 41.000 metros cuadrados, A Laxe en 2008 con 13.000 metros cuadrados y Meixueiro en 2009 con 18.000 metros cuadrados. Y ya han prometido que la nueva estación de ferrocarril, que se pondrá en marcha antes de 2015 coincidiendo con la llegada del AVE, contará con 42.000 metros dedicados al comercio. Eso sin olvidar el eterno asunto del desembarco de IKEA en el sur de Galicia.

La gran guinda a esta particular fijación se llama Marineda City, está en A Coruña y es un alegato a la ostentación. Los que se hayan dejado caer por Valencia sabrán de la existencia del C.C. Bonaire, el orgullo patrio del consumismo por aquella zona. Una isla de consumo de 135.000 metros cuadrados que parece una maqueta al lado de los casi 200.000 metros cuadrados por los que se puede pasear desde el 14 de abril en A Coruña. Ikea, El Corte Inglés, Inditex en estado puro, Decathlon, un PC City efímero y así hasta un largo etcétera que supera los dos centenares. Todo ello para aupar al recinto al primero puesto estatal de su categoría y al tercero en términos europeos. Está claro que a la ciudad herculina la fiebre por los centros comerciales llegó algo más tarde que a Vigo, pero aquí está. Tal vez algún día encontraré la respuesta a la gran pregunta: ¿son necesarios tantos centros comerciales y tan grandes?

En imagen, A Laxe, rodeado de las instalaciones del Puerto de Vigo. Imágenes como ésta son irónicas cuando se promocionaba como "la forma de abrir Vigo al mar". Eso sí, maravillosas las vistas de los atardeceres desde su terraza.

Lucha en el barro por Vigo

Publicado el domingo, 3 de abril de 2011

El nivel de los primeros espada de los partidos políticos de esta ciudad es de primaria. Casi me atrevería a decir que de jardín de infancia. Cuando faltan siete semanas para los comicios que decidirán en qué manos acaba el cetro de mando de Vigo, unos y otros ultiman sus estrategias. Éstas son unas elecciones municipales que, por cierto, tendrán un cierto tufo a naftalina, ya que el primer edil será un viejo conocido: o Abel Caballero (alcalde entre 2007 y 2011) o Corina Porro (máxima mandataria entre 2003 y 2007).

Contemos la situación desde el principio. Mientras que la Xunta de Galicia está en manos de Alberto Núñez Feijóo (PP), las siete principales ciudades gallegas (Vigo, A Coruña, Ourense, Lugo, Santiago, Pontevedra y Ferrol) están en manos de PSdG y BNG a través de pactos de gobierno más o menos estables. Una cuestión matemática que salva, en muchos casos, el mayor número de votos de los populares en cada ciudad. Pero tan frágil equilibrio de asientos supone que unos pocos miles de papeletas pueden cambiar el gobierno de turno. Es el caso de Ferrol, Ourense y, como no, Vigo.


Los sondeos dicen que en esta última localidad el PP podría obtener 13-14 concejales (frente a los 13 actuales), mientras PSdG lucharía por 8-9 (por 9 actuales) y BNG se conformaría con 5 (igual resultado). En la cuerda floja viguesa coquetean tres pesos pesados y, por lo menos uno de ellos, va a estamparse contra el suelo (en función de si se reedita el bipartito progresista-nacionalista). A saber: Abel Caballero (PSdG y actual alcalde), Corina Porro, (PP y presidenta de la Autoridad Portuaria de Vigo) o Santi Domínguez (BNGy teniente alcalde).


Conscientes de ello, la maquinaria electoral se puso en marcha hace mucho tiempo. Caballero ha dedicado tantos esfuerzos en enderezar sus decisiones al mando del gobierno local, como en sacudir varazos a Feijóo o dedicarse una campaña de autobombo antológica. Sin ir más lejos, la semana pasada inauguró dos veces un auditorio para que no figurase en la placa el nombre del presidente de la Xunta. O se ha dedicado a despilfarrar millones con carteles en obras. Pero Domínguez no se queda atrás, ya que ha empleado tanto tiempo en rehabilitar el Casco Vello u organizar encuentros culturales, como en narrarlos en su blog o subirse al carro de los carteles reivindicativos. ¿Y qué decir de Porro? Pues más de lo mismo: desde su púlpito en el puerto ha sabido convertir cada buen dato en una victoria frente al alcalde. Incluso entonando el "yo soy así y así seguiré" en cuestiones tan polémicas como la demolición de la nave de cableros o la apertura de nuevos espacios recreativos con una cara vegetación de plástico.


En imagen, revistas propagandísticas que los tres partidos han repartido incesantemente en estos últimos días, encarada ya la semana fantástica de las inauguraciones. Estampas como ésta nos recuerdan que, pase lo que pase el 22 de mayo, no pinta bien el futuro político de la ciudad.

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